Cuando la sociedad cae, surge The Division. Desde luego, podemos decir que este es el año de Tom Clancy, ya que es el segundo juego que Ubisoft saca tomando como base la licencia de este autor. En esta ocasión, abandonamos la acción directa en entornos cerrados que nos ofrecía Rainbow Six: Siege para disfrutar de una Nueva York que luce espectacular.
La historia nos sitúa en un futuro cercano, donde “alguien” ha decidido comenzar su ataque contra la humanidad mediante la impregnación en billetes de un virus similar a la viruela durante el Black Friday. La ciudad cae víctima de la pandemia y el caos se hace con ella, expandiéndose por todo el mundo, algo que vemos al inicio del juego en un vídeo que muestra imágenes reales mezcladas con CGI. Pero gracias a que EE. UU. ideó años atrás mediante la operación Black Winter una simulación de ataque bioterrorista, se previó esta situación creando The Division, un grupo de contingencia compuesto por agentes que han sido entrenados en tácticas militares y que se han mantenido latentes hasta que se les pide entrar en acción. Y ahí tomamos parte nosotros.
Después de un menú que permite modificar los rasgos de nuestro agente, aunque con pocas opciones, aparecemos en Brooklyn, donde mediante un tutorial conocemos las acciones básicas del personaje y nos damos de alta en la JTF (Joint Task Force), que nos enviará a Manhattan.
Una vez llegados a este punto entramos ya en la dinámica final del juego. ‘Tom Clancy’s The Division’ divide su propuesta en varias opciones. La primera son las misiones principales, que se centran en ayudar a poner fin a las diferentes facciones que se han hecho con el control del juego. La segunda son los eventos, pequeñas tareas que nos ayudan a conseguir recursos para subir de nivel las diferentes zonas de nuestra base, hecho que nos permitirá desbloquear nuevas habilidades. En tercer lugar tenemos las misiones secundarias, cuyo fin es obtener experiencia, objetos y diseños para crear nuevos artículos mediante el uso de recursos. La cuarta opción podríamos decir que engloba la búsqueda de mensajes, la ayuda de supervivientes o la limpieza de zonas contaminadas. Finalmente, en última instancia tenemos la Zona Oscura, aunque de esa hablaremos con mayor detenimiento a continuación.
Pero antes, hay que recalcar que este juego necesita sí o sí conexión a Internet, aunque una vez dentro decidamos jugar de forma individual. Todas las misiones antes citadas se pueden jugar de forma cooperativa formando grupos, tanto de amigos como de compañeros en línea que encontramos en los pisos franco o al iniciar cada misión. El uso del cooperativo no solo mejora la experiencia de juego, sino que las misiones adecuan su dificultad en función del número de jugadores.
La jugabilidad nos recuerda en gran parte a la utilizada en la saga ‘Gears of War’, con una visión en tercera persona que permite al jugador ir agachado de cobertura en cobertura mientras se enfrenta a numerosos enemigos. La IA y dureza de estos ha mejorado notablemente con lo visto en la beta, convirtiendo el juego en algo más táctico que requiere de la habilidad del jugador.
Los enemigos van variando según las zonas, encontrando así diferentes facciones según los distritos en los que estemos jugando. Las bandas de delincuentes encapuchados del inicio se tornan en duros asesinos con lanzallamas (Cleeners) o en peligrosos expresidiarios (Rikers) según avanzamos en el juego.
Por otro lado, la dosis de RPG la añaden los cientos de objetos que encontramos o fabricamos, así como las múltiples habilidades que vamos desbloqueando en nuestra base principal. Estas harán que las estadísticas de nuestro personaje fluctúen y le hagan más poderoso, aunque por el contrario, los enemigos también irán siendo cada vez más difíciles. El juego ofrece numerosas posibilidades de personalización, desde las armas, a las que se les pueden poner cargadores, miras, bocas, empuñaduras o colores, hasta la ropa de nuestro personaje, pasando por una gran cantidad de accesorios, como mochilas, máscaras de protección o rodilleras entre otros muchos objetos. En este sentido podríamos decir que estamos ante un juego que rivaliza claramente con ‘Destiny’, es más, parte de su estructura es bastante similar.
Pero los personajes generados por el juego no son nuestro único enemigo. La zona central del mapa, llamada Zona Oscura, es la propuesta de Ubisoft para que los jugadores luchen, si quieren, entre sí. En este emplazamiento, que abarca un gran número de calles, los jugadores pueden ir enfrentándose con enemigos más poderosos, quienes protegen o sueltan al morir objetos de gran valor. Una vez obtenidos, podemos ir a una zona de extracción y solicitar un helicóptero que venga a por ellos para efectuar posteriormente su descontaminación y utilizarlos en el juego normal. El problema surge cuando otros jugadores quieren nuestro botín, momento en el que comenzarán a atacarnos, convirtiéndose en renegados.
Quien elimine a un renegado se puede hacer con su botín, además de obtener una mayor experiencia. Esto hace que se creen grupos de jugadores que luchan entre sí por la protección de zonas. Pero claro, la desconfianza siempre estará presente.
Por otro lado, la ambientación de una Nueva York asolada por una pandemia es impresionante. Todo está cuidado con el más mínimo detalle, hasta el punto de que si nos fijamos en las ventanas de los edificios veremos a gente hablando o discutiendo entre sí. Pero no solo las calles están bien desarrolladas, sino que hay multitud de entornos interiores, ya sean edificios, cloacas o vías de metro, a los que podemos acceder de forma constante.
La propuesta de ‘Tom Clancy’s The Division’ es prometedora. Digo esto porque aunque de inicio hay un gran número de misiones, una vez concluidas, aunque se puedan repetir, se echa en falta algún aliciente o modo de juego más, cosa que Ubisoft ya ha anunciado que incluirá en próximas actualizaciones, tanto gratuitas como de pago.
Estamos así ante un gran producto que ofrece numerosas horas de juego cooperativo y que creará, al igual que lo han hecho otros juegos similares, su propio universo de jugadores constantes online.