Cuando sientes predilección por un género es crucial que vayas recorriendo lecturas por cada una de las obras que marcaron su historia. Estos viajes pueden ser los primeros, o una nueva vivencia entre las letras que dan vida a sus aventuras. En cualquier caso, hay una parada obligada en Poul Anderson, uno de los autores más prolíferos de la ciencia ficción. Ediciones B está rescatando los clásicos, ya en febrero completó el relanzamiento de ‘Los cantos de Hyperion’, de Dan Simmons. En marzo, lanzó a la venta ‘La Patrulla del Tiempo’, con una espectacular y cuidada ilustración de James Gurney en la portada. En su interior, nueve son los relatos cortos que conforman las más de 700 páginas de una de las referencias de la serie de televisión ‘El Ministerio del Tiempo’.
Desde el primer hasta el último relato, siempre te acompañará Manse Everard, o más bien serás tú el que sigas sus pasos entre los persas de Cambises, Astiages y Ciro, o entre los conquistadores españoles y el imperio inca. Estos son algunos de los momentos históricos del pasado que recorrerás con ‘La Patrulla del Tiempo”, pues estamos ante una de las temáticas más características de la ciencia ficción: los viajes a través del tiempo. Estas travesías son imprescindibles para mantener el curso de la historia, el futuro de la humanidad dependerá en numerosas circunstancias de los patrulleros del tiempo, un tipo de agentes o policías que están al cuidado de las diferentes épocas pasadas, presentes y futuras. Esta compañía, de la que Manse Everard forma parte, fue constituida por los dalenianos, la especie que creó la máquina del tiempo y que una vez que fue descubierta por los humanos vio la necesidad de conformar la patrulla para salvaguardar el orden de la historia.
Es difícil crear una realidad ficticia que sea coherente, lógica y que incluso a través de la magia de la lectura llegue a parecerte verdadera mientras estás entre sus páginas. Las piezas de Anderson tienen esa congruencia. En cada una de ellas descubres cómo funciona la patrulla, desde su forma de reclutar a aquellos que la forman, a los diferentes perfiles profesionales que pueden ocupar, o las normas que delimitan las misiones a las que son enviados a través del tiempo. Incluso, las odiseas temporales pueden dejar marcado a quien las viva y podrás entender esas huellas a través de algunos personajes de los relatos de Anderson. El autor no solo relata el viaje en sí, sino también los problemas, las soluciones y las consecuencias de desplazarse en el tiempo.
Por tanto, el paseo debía haberme calmado hasta cierto punto, devolviéndome la perspectiva que deben tener los agentes de la Patrulla para evitar que las cosas que se ven los vuelvan locos. Debemos comprender que lo que Pascal dijo es cierto de todos los seres humanos en todo el espacio-tiempo, nosotros incluidos– «El último acto es trágico, sin que importe lo agradable que fuese la comedia de los actos anteriores. Un poco de tierra sobre la cabeza y se ha acabado para siempre»–; comprenderlo en profundidad para vivir con calma aunque quizá con serenidad.
Esta cita es del relato ‘El pesar de Odín el Godo’, uno de los más destacados bajo mi punto de vista. La evolución de la vida del patrullero te mantiene en vilo durante su lectura. Las emociones son una auténtica montaña rusa en la vida real, poco a poco vas conformando quién eres y tu papel en la vida. Ahora imagina ser al mismo tiempo alguien distinto, en una época totalmente diferente a la que no estás acostumbrado, pero que sin embargo conoces a fondo. Junto a este relato, hay otros en ‘La Patrulla del Tiempo’ en los que el trabajo del patrullero cambia el curso de su esencia y lo envuelve en el período histórico al que estaba destinado para una misión. Es el proceso de implicación del personaje con la cultura, la gente y el porvenir que les depara. Un giro de 390º que no esperaban vivir. A este respecto, me decanto también por el relato ‘El valor de ser un rey’, en el que aprendes también que algunas veces, las reglas establecidas están para no acatarlas, incluso aunque parezca que las sigues al pie de la letra. Pero bien es sabido que en la variedad está el gusto y cada uno personalmente sabrá elegir sus relatos favoritos.
La calidad de las historias no es lo único que pone en valor a ‘La Patrulla del Tiempo’, su narración también es sublime. No es de extrañar que sea una de las referencias de ‘El Ministerio del Tiempo’, la narración tiene fuerza audiovisual, para ser llevada a la pantalla. Precisamente, el primer relato es como el episodio piloto de una serie de televisión, una buena introducción a los periplos que te aguardan.
Anderson escribió una novela de ciencia ficción con pulso firme y con un buen conocimiento histórico. La historia se representa de una manera entretenida y sin perder atención a ni un solo detalle. Eso sí, es recomendable que no tengas prisa por llegar a la última página, el disfrute de ‘La Patrulla del Tiempo’ será mayor si te tomas el tiempo que necesites y devores cada relato a su debido momento. Un consejo que ya dio Shakespeare: “Tan a destiempo llega el que va demasiado deprisa como el que se retrasa demasiado”.
Poul Anderson
Nació en 1926 en Bristol, Pennsylvania (EEUU). Comenzó a escribir ciencia ficción en 1937 y publicó su primer relato ficticio en 1944, bajo el título de ‘A matter of relativity’. En 1960 publicó ‘Guardianes del Tiempo’, una obra compuesta por cuatro relatos protagonizados por el patrullero del tiempo Manse Everard. 20 años más tarde, en 1980 esta serie se amplió con varios títulos adicionales. Así, Poul Anderson fue cultivándose en el género, hasta llegar a el escritor que más premios Hugo ha obtenido en la historia de este género.