Hace años, antes de Internet, de los medios digitales, la democratización de la información y la blogosfera, la gente hacía cosas tan raras como leer periódicos en papel. Lo que hoy es una especie en vías de extinción, era la forma más respetada de acceder a las noticias de un mundo totalmente distinto, ahora que tenemos al alcance de un click información actualizada en segundos. ‘Paper Girls’ nos traslada a ese instante en el tiempo, gracias a la siempre turbadora mirada de Brian K. Vaughan acerca de unos personajes que forman parte de la mitología cotidiana de la América de suburbios de clase media: los repartidores de periódicos.
Esta figura tan icónica de la cultura estadounidense ha llegado a nosotros como una exótica extravagancia a partir de los productos culturales llegados desde el otro lado del charco. Los que ya peinan alguna cana se acordarán de sus ratos frente a una recreativa o una consola de 8 bits jugando a ‘Paper Boy’, videojuego mítico creado por la no menos mítica Atari. También me viene a la memoria ‘Búscate la vida’, fenomenal serie de principios de los 90. Con dosis ingentes de humor absurdo, contaba la vida de un lamentable treintañero que se ganaba la vida, a sus años, repartiendo el periódico por su barrio.
Vaughan toma esta simpática figura del acerbo cultural americano y, cómo no, lo lleva a una de sus oscuras intrigas de ciencia ficción especulativa, que tan bien le han funcionado a lo largo de su carrera como escritor.
La historia de ‘Paper Girls’ comienza en la madrugada de Halloween. Erin, la jovencita protagonista de esta intriga empieza su jornada laboral muy temprano, para que los suscriptores del Cleveland Preserver encuentren el ejemplar diario de su periódico en la puerta cuando se despierten. Durante el reparto, conoce a otras tres chicas de su gremio, y con la intención de protegerse de tanto loco disfrazado, deciden hacer el reparto por parejas. Pero esa noche no sólo hay adolescentes disfrazados con ganas de hacer el gamberro. Unas extrañas figuras encapuchadas se cuelan en la vida de las jóvenes protagonistas, y, por accidente, las cuatro acaban en el sótano de una casa abandonada. No os cuento más, porque es el momento de que descubras las consecuencias de la aparición de lo extraño en la vida de nuestras Paper Girls.
Puede que nos precipitemos a la hora de hablar de esta serie, puesto que se ha publicado tan sólo un número de la edición española, y quizá no tengamos material suficiente para hablar con autoridad de las bondades de ‘Paper Girls’. En mi defensa, diré que no sé que nos espera en el futuro de la serie, pero hacía mucho tiempo que un número uno no me dejaba con tantos deseos de más, totalmente enganchado a la propuesta ofrecida en sus páginas. El comienzo de ‘Paper Girls’ es una fabulosa combinación de elementos, perfectamente mezclados para que nosotros, los lectores, quedemos atrapados por los misterios que promete en los próximos números.
Brian K.Vaughan es un viejo conocido de los lectores, que nos impresionó con obras tan reconocidas como Y, el último hombre o Ex Machina, y que en la actualidad nos ha encandilado con su brillante aproximación a la space opera en la maravillosa Saga. Pero, en este caso, creo que también hay que recordar su paso como guionista por la serie Perdidos. Tranquilos, que nada tuvo que ver con el polémico final, pero su firma sí que está presente en las temporadas más recordadas por los fans de la serie, antes de que todo se fuese por el sumidero de las prisas y las soluciones rocambolescas. Lo que está claro es que esas historias de misterio, de especulación, de jugosa manipulación a base de sorpresas y suspensión de la credibilidad, son el punto fuerte de este guionista. Hay mucho de eso en ‘Paper Girls’, pero son estos abracadabras que tanto nos gustan (por lo menos a mí, a pesar del berenjenal narrativos al que muchas veces nos empujan) la razón por la que seguimos, episodio a episodio, esta clase de series, a la búsqueda de una explicación.
Pero con trucos de trilero no se sostiene una historia. Hace falta presencia, personalidad, la sensación de que los implicados se toman en serio su trabajo. En ese sentido, Vaughan y Cliff Chiang, dibujante de la serie, sustentan su propuesta con un diseño de colección espectacular, armada con unos personajes que nos resultan creíbles y entrañables desde su primera aparición. El ambiente cotidiano, pero rodeado de cierta aura malsana en la que nada es lo que parece, es magistral, y nos llevan de la mano a mediados de los 80 a base de pequeños detalles y guiños visuales que son una auténtica delicia. Es ese gusto por las pequeñas cosas el principio que construye la impresionante fuerza de este arranque de colección.
Cliff Chiang hace un trabajo espectacular a los lápices. Lleva el texto de Vaughan a otro nivel, y la combinación del trabajo literario con su plasmación en viñetas es sobresaliente. De algo tan prosaico como la vida en un suburbio de casas unifamiliares, en principio sinónimo de rutina y aburrimiento, Chiang se saca de la manga un mundo extraño, fascinante, un erial sin apenas presencia humana, parecido a un ambiente post apocaliptico. El artista juega con la viñeta, con el montaje de la sucesión de escenas que imprime ritmo televisivo a la narración y construye el entorno perfecto para el misterio. Reconozco que Chiang ya era un dibujante que me gustaba mucho, pero en estas páginas encuentra una libertad creativa desconocida; explota un estilo que, me da la impresión, todavía no había alcanzado todo su potencial en ocasiones anteriores.
También hay que aplaudir la aportación de Matt Wilson, el colorista de la serie, que redondea el trabajo de construcción de ambientes del que hemos hablado. El uso de la luz crepuscular del amanecer es básico para entender las intenciones de Vaughan y Chiang en estos compases iniciales de la serie, y si no fuese por el inteligente uso de la iluminación perpetrado por Wilson, el efecto de ciertas escenas no tendría, ni de lejos, la misma fuerza visual. Un acierto en todos los sentidos para esa identidad tan marcada de ‘Paper Girls’ en el apartado artístico.
Otro punto a favor de ‘Paper Girls’, el propio diseño del cuadernillo en el que se presenta. Acierto de edición y aprovechamiento de las posibilidades estéticas de un formato tan explotado y, en ocasiones, menospreciado. La portada es un ejemplo de minimalismo, uso del color, de la fuerza de un diseño de cabecera tan sencillo como eficaz. Me dan ganas de tener un póster con esta imagen en mi pared desde que puse mis ojos por primera vez en ella. Bravo por Planeta Cómic, en este caso, que han sabido ver las bondades del material original, diseñado por Jared K.Fletcher.
Como hemos dicho, no podemos predecir el futuro de la serie. De hecho, puede que nos meta de lleno en un callejón sin salida lleno de trampas, humo y espejos, sin más contenido que los viajes de ida y vuelta a la especulación fantasiosa. De primeras, ‘Paper Girls’ me ha ganado como lector, colmado de expectativas en las posibilidades de la colección. Tengo muchas ganas de otro número. Y del siguiente. Y así.
Espero que te sumes a mi entusiasmo, querido lector o lectora.
Paper Girls llega a España de la mano de Planeta Cómic en formato grapa, presentado con un excelente diseño, muy atractivo. El precio con el que encontrará este tebeo en tu librería favorita es de 2,95 euros.
Brian K. Vaughan es un reconocido y premiado escritor de cómics y televisión. Ha trabajado para Marvel, creando el grupo adolescente Runnaways, y DC, con historias de personajes tan punteros como Green Lantern o Batman. A pesar de esas colaboraciones con ls gigantes de la industria, siempre ha preferido centrar su carrera en trabajos independientes, esfuerzo traducido en series tan exitosas como Y, el último hombre, Ex Machina o Saga. En el mundo de la televisión ha trabajado como guionista de Perdidos y se ha encargado de la adaptación del libro de Stephen King, La Cúpula, al formato serie.
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¡Una misteriosa aventura ochentera y adolescente del creador de Saga!
La nueva serie de Brian K. Vaughan (SAGA). El relato comienza durante la mañana de Halloween de 1988, cuando un grupo de cuatro chicas de 12 años, repartidoras de periódicos, descubren la historia más importante de todos los tiempos.[/note]