domingo, noviembre 24, 2024

Reseña de ‘Promethea: Libro uno’

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Panini
Tomo de Promethea
El tomo presentado por ECC

Cuando uno se enfrenta a una obra de Alan Moore, le viene a la cabeza la imagen de abuelete cascarrabias y algo cantamañanas que asoma su cara más beligerante en cuanto le ponen un micro delante. En los últimos tiempos, el nombre de Moore está más asociado a sus airados enfrentamientos con el fandom que a la calidad de su obra. Lo cierto es que, en muchas ocasiones, sus críticas tienen más fundamente del que nos gusta admitir, pero son las formas las que pierden a un tipo que, en ocasiones, muestra una preocupante falta de respeto por el medio que el mismo se ocupó de dignificar. Claro, luego lees cosas como Promethea, y recuerdas quién es este tipo y porqué está donde está, que la etiqueta de leyenda no se la gana cualquiera.

Hablar de la aportación de Alan Moore al mundo del cómic es un trabajo reiterativo a estas alturas. Está claro que aportó un modelo narrativo adulto, elegante, sofisticado, lleno de referencias a una cultura que traspasaba las fronteras del cómic hasta ese momento. Abrió la puerta a una nueva generación de escritores que acabaron por redefinir el medio, al dotar al arte secuencial de unas aspiraciones en conexión a un público muy lejano a los chavales que devoraban tebeos en los kioscos. Eran esos mismos chicos, pero habían crecido, y pedían a gritos que su pasatiempo favorito lo hiciese al fin.

Los años pasan. Moore ya es algo más que un escritor de cómics. Es parte de la cultutra popular, un icono tan grande como su propia obra. Sus polémicas, sus opiniones, sus movimientos dentro de la industria, son tan definitorios como su trabajo. El complejo carácter del autor le ha llevado a sonoros enfrentamientos con la industria, hasta el punto de que ha roto de manera bastante gráfica cualquier relación con los gigantes de la industria. En la búsqueda de la independencia total, Moore dio un salto importante con la creación de America´s Best Comics a finales de los años 90, una editorial auspiciada a su imagen y semejanza, en la que poder explorar sin limitaciones sus ideas acerca de la función y forma de cómic como medio de expresión literaria y artística. En principio, este sello nace auspiciado por Wildstorm, una de las marcas que resultó de la descomposición de Image. Moore pasó una larga etapa como guionista de W.I.L.D Cats, serie estandarte de la editorial, y propuso a Jim Lee, el jefe del cotarro, la creación de todo un nuevo universo de personajes. De esta colaboración nacen obras tan reconocidas como ‘La Liga de los Extraordinarios Caballeros’, ‘Tom Strong’ o la colección que hoy os comentamos, ‘Promethea’.

Como dato, la colaboración con Jim Lee y Wildstorm acabó en otro tormentoso enfado del señor Moore, quizá con más razón que nunca. Lee decidió la venta de su sello a la todopoderosa DC, generando una situación bastante incómoda para el escritor de Northampton, ya que se veía bajo la sombra de la editorial a la que juró no regresar jamás.

Página de Promethea
El arte de Promethea

Una vez descrito el contexto en el que Promethea fue creada, entremos en el contenido de este libro uno, que inicia la saga de esta semidiosa guerrera (o por lo menos, esa es una de sus múltiples facetas).

La serie creada por Moore nos traslada al mundo mismo de las ideas, a la imaginación pura, a partir de la búsqueda por parte de una joven universitaria de un oscuro personaje. Promethea es un nombre que se repite a lo largo de la historia, en forma de leyenda, de poesía, de novela pulp, de cómic… tantas diferentes encarnaciones ficticias no pueden ser casualidad, y la protagonista de esta historia, Sophie Bangs, está dispuesta a encontrar los puntos en común que unen este mito. Como en los mejores relatos clásicos, Sophie parte en busca de su santo grial, en este caso en forma de etérea heroína con muchas caras. Sophie desconoce el destino que la aguarda tras su aventura intelectual: es la elegida para ser la nueva encarnación de Promethea, una deliciosa mezcla de la inocencia y sorpresa de la joven universitaria con el poder y la leyenda de un ser que roza la divinidad. Por supuesto, los años han dejado un buen listado de enemigos que harán lo que esté en su mano para impedir la llegada de este espíritu renacido, imagen de todo lo que ellos odian: la libertad, la imaginación, la justicia y la pasión.

Sophie se embarca en estos primeros números, en la búsqueda de la identidad del avatar que representa, muy a su pesar. Apoyada por las anteriores encarnaciones de Promethea, Las dos caras de su nueva imagen se adentran en los secretos de Inmateria, el reino de la imaginación pura, mientras intentan mantener el orden en el mundo material, donde se ha desatado un auténtico infierno para acabar con el poder renovado de la semidiosa.

Moore saca todos sus trucos de la chistera, y construye un relato tan moderno como anclado en la tradición. De la ciencia ficción, pasando por los cómics de superhéroes y la literatura victoriana, entrando en pleno derrape en el reino del folclore, repleto de hadas y criaturas escapadas de las fantasías del ser humano desde tiempo inmemorial. Por supuesto, con todos esos ingredientes Moore construye un mundo a su gusto, repleto de las obsesiones habituales del genio inglés. Su gusto por el esoterismo y la simbología arcana esconde cierto posicionamiento ideológico pocas veces escondido por Moore, que no pierde la ocasión de referirse a sí mismo como anarquista. Hay mucho de ruptura con las normas establecidas, de búsqueda de la libertad como ideal casi utópico, y, como no podía ser de otra forma, tenemos toneladas de experimentación narrativa marca de la casa. La independencia que se ganó con America´s Best Comics alcanza grados de complejidad imposibles para un cómic mainstream al uso. La crítica social se da la mano con la sátira, y al mismo tiempo nos presenta a un Alan Moore irónico, divertido, dueño de un humor muy particular, pero más amable y entrañable que nunca. La oscuridad latente en toda su obra queda en bambalinas ante el despliegue de optimismo y fe en el ser humano del que hace gala el escritor.

Promethea no se anda con chiquitas
Promethea no se anda con chiquitas

La construcción de personajes da la vuelta a los clichés, aspecto en lo que Moore es un auténtico maestro. Promethea es un rompecabezas conceptual, que aúna en el mismo personaje todas las influencias del maestro. Encajada en el extraño mundo propuesto, el fondo y la forma producen una alquimia extravagante y excitante, todo un reto para J.H. Williams III, encargado de traducir en imágenes el universo de Alan Moore.

La aventura visual que ofrece Promethea es un desafío continuo a los supuestos de la narración secuencial. El aspecto simbólico es un elemento más de la página, que se rompe en mil pedazos de espejo con la intención de arrastrar al lector a la pureza del mundo mágico en el que se mueve la protagonista. Contrasta con el sórdido y contradictorio aspecto urbano del mundo real, supuestamente situado a finales de los 90, pero resulta en otro ejercicio de imaginación de Moore. La tecnología, el modelo de ciudad, los excéntricos habitantes que conforman la sociedad de esta reinvención de Nueva York, sorprenden de la misma manera que el correspondiente mundo mágico.

Las portadas son un espectáculo
Las portadas son un espectáculo

Este otro lado es la representación de un sueño, de todas las descripciones elegiacas de poetas románticos o viajeros de LSD contraculturales de los 60 (de los que Moore ha recogido tantas cosas). Inmateria es la mezcla entre las alucinaciones de Salvador Dalí con el País de las Maravillas de Lewis Carroll. Williams III es un artista que normalmente consigue impresionarme, pero el trabajo en Promethea es tan hipnótico que te costará pasar la página. La dificultad de llevar a cabo las divagaciones de Moore es mayor si además se aporta tal grado de belleza plástica. Además, el reconocido artista cuenta con un extra añadido. La obra de este escritor se caracteriza por la enorme cantidad de texto por página, auténtica pesadilla para cualquier dibujante. Williams III adopta el texto integrado en la narración, donde cada plano tiene sentido en las palabras de Moore. Las continuas referencias, los medios de comunicación (que funcionan como una especie de megared de información bastante petarda, por cierto), la palabrería esotérica con la que el escritor reviste su aventura, son piezas de la narración de Williams III, capaz de convertir el espeso estilo de Alan Moore en una auténtica delicia visual.

Promethea es Alan Moore en estado puro, con todas sus cosas buenas (toneladas) y malas (no tantas, pero conocidas por todos). El juego con sus propias influencias y el amor que el escritor siente por la historia que está contando se respira en cada viñeta. Aunque parezca una obra menor dentro la extensa carrera de esta leyenda del cómic, creo que es brillante, compleja, respetuosa con el lector, diferente, libre y muy respetuosa con el lector, una muestra de la calidad de Alan Moore cuando no está enfadado con el mundo y disfruta con su trabajo, tan ligero como lleno de matices.

Alan Moore, en esta época, quería traer algo de magia al mundo, así que es muy buena idea caer bajo el hechizo de Promethea, ahora que vuelve a las librerías.

Promethea: Libro 1 es el primer volumen recopilatorio (de tres) publicado por ECC que recogerá la obra de Alan Moore. El volumen, con una presentación de auténtico lujo, está encuadernado en cartoné, con 336 páginas a todo color en su interior. El precio de venta recomendado es de 31,50 euros.

Alan Moore necesita pocas presentaciones. El de Northampton ha escrito con letras de oro su nombre en la historia del cómic. Fue punta de lanza de la invasión de escritores británicos que invadieron el mercado USA a principios de la década de los 80, y obras como La cosa del Pantano descubrieron al mundo las posibilidades narrativas del cómic, más allá de los supuestos inamovibles de los grandes sellos editoriales. Watchmen, La Broma Asesina o From Hell son muestras del poder de la narrativa de este genio, tan fascinante como polémico.

J.H. Williams III es uno de los artistas más personales del cómic actual. Ha trabajado con autores de la talla de Warren Ellis o Grant Morrison, aunque en los últimos tiempos ha ganado notoriedad por la celebrada etapa al frente de Batwoman junto a Greg Rucka o la impresionante colaboración con Neil Gaiman en The Sandman: Overtura.

[note]Alan Moore y J. H. Williams III nos invita a acompañar a Sophie Bangs en su descubrimiento del reino de la imaginación, y en su proceso de conversión en la heroína mística que da título a esta obra. Originalmente serializada en 32 entregas, esta nueva edición estará integrada por tres tomos.  [/note]

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CRÍTICA

Guión
Dibujo
Edición

RESUMEN

Formato de lujo para la genial odisea mágica perpetrada por Alan Moore y J.H. Williams III

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