Regresa a las librerías Bermudillo, el simpático clásico de la historieta holandesa, dispuesto a encandilarnos con nuevas aventuras. No sabéis lo que me alegré cuando leía en los comunicados de Dolmen (encargados de su publicación en España) la confirmación del éxito del primer volumen. Me temo que ni siquiera en la editorial esperaban tan buena aceptación, así que este segundo tomo espero que se reafirme el feliz encuentro entre Bermudillo y los lectores españoles.
En su momento, yo mismo escribí una entusiasmada reseña de la anterior entrega de las aventuras de este entrañable trotamundos (la puedes leer en este enlace), y mantengo todas las alabanzas escritas entonces. Bermudillo continúa en este volumen dando ejemplo de libertad, imaginación y gusto estético. Es algo más que un cómic infantil; Bermudillo sirve como encuentro de tradiciones y mitos, expresado de manera brillante gracias a un narrador y dibujante superlativo en la figura de Piet Wijn.
En las tres aventuras que componen esta entrega, Bermudillo continúa enmarcado en la tradición del vagabundo amable, del incansable viajero que no se deja aprisionar por cuatro paredes. Vive bajo sus propias reglas, pero siempre dispuesto a ayudar a los demás en sus increíbles peripecias. No puede ser de otra forma, el indómito trotamundos tiene un imán para los problemas, cosa que no es de extrañar si se tiene en cuenta el mágico mundo donde se desarrollan sus aventuras.
Thom Roep despliega todo su talento como escritor para transportar al lector a un universo de ensueño, donde historias que parece que han sido contadas mil veces parecen absolutamente nuevas. Los ingredientes de la receta de Roep beben de los clásicos infantiles: dragones, brujas, reyes, princesas, castillos, bosques llenos de vida y de magia… el universo de los cuentos de nuestra infancia pasan por el particular prisma de este fantástico guionista para la creación de un universo propio, lleno de ricos contrastes y libertad absoluta a la hora de plantear sus historias.
A lo largo de los tres títulos del tomo, Roep enriquece el mundo de Bermudillo, a base de nuevos reinos y parajes y, sobre todo, la creación de fabulosos secundarios que dan contenido al universo creado junto a Wijn. La ruptura con las normas propias del tiempo y el espacio son constantes, sin que resulten incoherentes. Cada peripecia de Bermudillo es única, precisamente por este empeño de Roep y Wijn de establecer sus propias reglas, su propia idea de cómo funciona el universo extraño y desconcertante del astuto hombrecillo. Unido esto al hermoso despliegue de Wijn como artista, Bermudillo se descubre como una fantástica experiencia visual.
El estilo de Wijn es la fusión perfecta entre las intenciones realistas y los contenidos fantásticos, a base de increíbles oposiciones entre el trabajo con los diseños y la figura humana en los personajes. De la imagen puramente caricaturesca de Bermudillo al impresionante despliegue de detalles en la recreación de ambientes y espacios, pasando por el trazo preciosista y cuidadoso en el trato de los personajes humanos, la confrontación de intenciones expresada por Wijn es un despliegue de imaginación y buen gusto. Además, hablamos de un narrador lleno de intuición y sencillez, que da sentido a la lectura gracias a sus hermosas imágenes. La manera de integrar a los personajes en los escenarios, la belleza de las viñetas corales, llenas de personajes, donde cada pieza tiene sentido en el conjunto, o la inteligencia en la distribución de las viñetas, Wijn nos recuerda la razón por la que es considerado un auténtico genio del medio.
La primera entrega que encontramos en el segundo volumen de Bermudillo es La puerta hacia el Este. El infatigable viajero se ve embaucado por la bruja Vredulia, y emprende un viaje hacia oriente a través de una puerta secreta en la cabaña de la malvada hechicera. Thom Roep se lanza a la más básica de las historias, la búsqueda del objeto mágico a través de lo desconocido. Para ello, traslada la acción a un oriente mágico y mítico, con el ojo puesto en las inevitables Mil y una noches. Del desierto abrasador a las fastuosas ciudades orientales, Bermudillo llega desconocidos niveles de exotismo en su propuesta. Alfombras mágicas, comerciantes de esclavos, héroes reducidos de tamaño y el tono de divertida locura impredecible que caracteriza la serie, hará las delicias de los lectores.
El segundo episodio es El Monstruo del lago nebuloso. Para la ocasión, volvemos a los ambientes más reconocibles del cuento europeo. Las leyendas de monstruos en recónditos lagos, como el famosísimo Nessie, sirven de inspiración para esta aventura. Bermudillo se ve envuelto en esta ocasión en la desgracia de un pueblo que vive aterrorizados por los demonios del lago. Estos se sirven de un terrible monstruo para el chantaje a estos sufridos aldeanos. Pero Bermudillo tiene la impresión de que hay algo más tras este misterio. Por supuesto, las cosas son más de lo que parecen, e incluso están implicados viejos conocidos de nuestro entrañable protagonista.
Para terminar esta entrega, El túnel hacia el Norte. Casi una secuela de la primera aventura de este volumen, Bermudillo atraviesa otra misteriosa puerta a la búsqueda de otro objeto mágico. Si en el anterior viaje visitó las lejanas tierras del este, este nuevo camino conduce al hombrecillo a las frías tierras polares. Roep apuesta por el exotismo otra vez, en contraste con el ambiente mágico de la aventura en el desierto. Las peripecias de Bermudillo tienen que ver en esta ocasión con las particularidades de la naturaleza salvaje, atrapado en un constante encuentro con peligros como osos polares, ballenas o inconquistables montañas de hielo. Por supuesto, en su camino encontrará aliados indispensables, como los pueblos esquimales, o algo tan imposible como un dodo. ¿Un dodo en medio del hielo? En la imaginación de Roep y Wijn, para alegría del lector, todo vale.
El pequeño pájaro se convierte en protagonista inesperado de la aventura, y, nos tememos, tendrá mucho que aportar en próximas entregas de las aventuras de Bermudillo. Un cierre fantástico y emocionante que nos deja con ganas de más.
Mención especial para la edición de Dolmen. Como siempre, un lujo que pide a gritos un lugar especial en vuestra estantería. Pocas editoriales hay que acierten tan a menudo con la alquimia entre contenido y forma. Los extras que complementan el tomo enriquecen de manera brillante el cómic, con textos que son una delicia para aquel interesado en el noveno arte más allá de las viñetas. Si Dolmen no existiese, habría que inventarla.
Como dije en la reseña del volumen uno, quizá el gran problema de las historias de Bermudillo sea su ingenuidad. Se escribieron para una sensibilidad muy distinta a la del siglo XXI, pero, como también dije entonces, los valores que se muestran en las peripecias del pequeño barbudo son universales y atemporales. La imaginación nunca debería pasar de moda. Así que corred a vuestra librería favorita y disfrutad de Bermudillo y su fantástico atillo mágico, porque todos nos merecemos, tengamos la edad que tengamos, una porción de infancia.
Bermudillo volumen 2 pertenece a la colección Fuera Borda de Dolmen Editorial. Como nos tienen acostumbrados, la edición de esta colección integral de Bermudillo es un indispensable en vuestra biblioteca, tanto por el contenido como por la excelente presentación. Encuadernado en tapa dura, os esperan 170 páginas de pura aventura y fantasía. El precio recomendado es de 29,95 euros, y os aseguramos que merecen la pena cada uno de ellos. Disfrutad.
[note]
Y por fin, el gentil y avispado hombrecillo vuelve con tres nuevas hazañas, a cada cual más palpitante: La puerta hacia el Este, El monstruo del lago nebuloso y El túnel hacia el Norte. En todas ellas, nuestro héroe se reencontrará con viejos conocidos y también hará nuevos amigos… y enemigos, como la perversa bruja Vredelia. Como siempre, la magia que emana de las peripecias de nuestro genio del hatillo se fusiona con la magia de esos dos genios del cómic holandés, el dibujante Piet Wijn y el guionista Thom Roep, quien precisamente firma un par de textos de los extras del presente tomo.
¡Todo un festín de fantasía, aventura exótica y goce estético![/note]