Corren vientos favorables para Daredevil. La serie de televisión ha puesto al personaje en el ojo del público masivo, y en su versión viñeta acabamos de terminar en España la genial etapa orquestada por Mark Waid. No siempre ha sido así, por supuesto. Si hay un adjetivo que define la vida editorial de las aventuras del Diablo Guardián es tambaleante. A lo largo de los años, los varapalos en ventas y críticas se han mezclado con el aplauso entusiasmado de los lectores. Etapas absolutamente olvidables daban paso a obras maestras esenciales para entender la historia del cómic americano. De la amenaza de cierre a copar las listas de ventas, Daredevil siempre ha estado al filo.
El puñado de números que hoy comentamos vienen, precisamente, en el marco de una de esas resurrecciones. Durante los años 90, Daredevil fue vapuleado como personaje, atrapado en aquella debacle absurda de efectismo y palos de ciego. La crisis de ventas y creativa a punto estuvo de acabar con el mundo del cómic de superhéroes, por culpa de aquella década histérica y convulsa. Por suerte, hubo tiempo para la reacción, y las decisiones que se tomaron entonces salvaron la industria del colapso.
Marvel decidió poner su futuro en manos de Joe Quesada y Jimmy Palmioti el futuro de la editorial. Estos dos autores prometieron devolver el interés a los cómics de la Casa de las Ideas. El nuevo enfoque se sustentaría sobra una nueva línea, en la que personajes clásicos serían presentados con respeto absoluto por su historia, pero renovados para reclamo de nuevos lectores. Nacía Marvel Knights, y su punta de lanza sería Daredevil. En 1998, se editaba la saga Diablo Guardián (reseñada por mis copañeros de La Casa de El hace unos meses. Lo puedes leer aquí) que se convertía en todo un éxito que rescataba al cuernecitos del ostracismo. En los títulos de crédito, un sorprendente protagonista. El escritor de la historia era, nada más y nada menos, que Kevin Smith.
Se acabó la dictadura del dibujante. El hecho de que escritores de prestigio llegados desde diversos medios era el signo de los nuevos tiempos. Grandes historias presentadas con el arte de grandes artistas parecía ser la gran apuesta de Marvel para la salvación, tras años de ideas más que dudosas. Daredevil comenzaba una época brillante, con autores emergentes e incluso llegados del cómic independiente, como David Mack o Brian Michael Bendis.
El tono de la colección era duro, callejero y dramático; historias adultas inspiradas en el ambiente establecido por Frank Miller tantos años antes, pero traducido para el lector de la época. Daredevil se enfrentaba a cambios brutales y enfrentaba nuevas amenazas con la intensidad de antaño.
La cosa cambió sustancialmente con esta saga, Actuando para la cámara, en la que el centro de atención era el mundo de Matt Murdock, el terreno de los despachos, los juzgados y la intriga legal. Presentada en un tono más distendido que las entregas anteriores de este resucitado guardián de la Cocina del Infierno, la verdad es que, en su momento, resultó desconcertante y poco apropiada. Tanto es así que muchos se han olvidado de este episodio en la vida de Murdock, hasta el punto de que nunca ha sido recopilada en Estados Unidos.
El guionista de la historia es otro viejo conocido de Hollywood. Continuaba esa tendencia de llamar a autores que habían triunfado en el mundo del cine, y para la ocasión, el encargado de la parte literaria era el mítico Bob Gale. Así, a priori, lo mismo su nombre no os dice nada, pero fue el responsable del guión de la legendaria Regreso al futuro, una de las películas más importantes de la historia reciente del cine de ciencia ficción. No era el primer contacto del guionista con el mundo de la viñeta, puesto que poco tiempo antes se hizo cargo de parte del gran crossover protagonizado por Batman conocido como Tierra de Nadie.
En este extraño relato legal, Matt Murdock afronta el que puede ser trabajo más complejo. Samuel Griggs, acaudalado filántropo, ha decidido demandar al justiciero Daredevil, como responsable de los daños provocados durante una de sus rutinarios enfrentamientos con el grupo de ninjas de turno. Murdock y Foggy son los elegidos por Griggs para llevar adelante su demanda, con el consiguiente conflicto para el famoso abogado ciego: por un lado, ser el encargado del caso permite al dúo de picapleitos cierto control sobre un caso que les atañe de manera personal; por otro lado, la dificultad del caso es clara. Demandante como abogado, acusado como hombre detrás de la máscara. Por si no fuese bastante, la salida de la cárcel del Bufón, antiguo enemigo del Cuernecitos, añade tensión a este rocambolesco momento en la historia del héroe.
Murdock es incapaz de dar de lado a un caso de estas características, y comienza un baile en los despachos, que pone en debate la actuación de los héroes enmascarados y las consecuencias de sus acciones. El circo mediático, los juicios paralelos en los medios de comunicación, y lo frágil que es en ocasiones el concepto de verdad son los grandes temas que sustentan la propuesta de Gale.
Por supuesto, este arco argumental está muy lejos de la acción callejera y el reparto de puñetazos esperado en un cómic de superhéroes. Está más cerca de la investigación detectivesca y la tensión judicial, gracias a un equipo creativo con muchas ganas de marcar la diferencia. La construcción de personajes y el ingenioso uso del diálogo como recurso principal de la narración aporta a la trama el ritmo televisivo de la mejor serie de abogados. El problema es que Gale presenta en su relato un desequilibrio constante por culpa del tono dubitativo que aporta a un momento tan particular en la cabecera.
Gale ignora con alegría el trabajo de sus inmediatos predecesores, Smith y Mack, e introduce ciertos rasgos al personaje principal que pueden resultar incluso extravagantes en el conjunto de aquellos años. El Daredevil presentado por Gale está muy lejos del justiciero oscuro y callejero presentado en Marvel Knights. Cercano, incluso amable, el Diablo Guardián está un tanto diluido en beneficio de las intenciones de Gale. Además, la forma elegida por el guionista para cerrar la trama es tan pillada por los pelos que no queda más remedio que entrar al trapo.
A cambio de todo esto, lo cierto es que es divertido ver al personaje fuera de su zona de confort, en un lado más luminoso del habitual. Actuando para la cámara es diferente, con algún momento brillante, pero es una extravagancia, producto de las ambiciones del autor por encima de las necesidades editoriales. Y eso es bueno y malo a partes iguales. Como digo, la falta de equilibrio es la constante en esta historia, a pesar de sus estudiados diálogos y los golpes de efecto.
En el apartado artístico, Phil Windslade y Dave Ross, dos dibujantes de los que no tengo muchas referencias, y que comparten bastantes puntos en común. Tantos que hasta es difícil distinguir quién es quién. Por aquellos tiempos, la colección tenía carácter quincenal, así que era bastante infernal cumplir con los plazos de entrega. De ahí la presencia de dos artistas, y de estilos tan parecidos. Cumplen, sin ser espectaculares, y también pierden en la comparación con sus predecesores, Quesada y Mack (que es rarito, sí, pero sin duda es de lo mejor que dio su generación).
La historia maldita de Daredevil regresa a las librerías; es buen momento para ponerla en perspectiva. Actuando para la cámara no es brillante, está muy lejos de la perfección, y además es rupturista respecto a los rasgos comunes de aquellos Marvel Knights. Pero no es menos cierto que Bendis tomó mucho prestado de este arco para el desarrollo de su propia etapa como guionista de Daredevil, y los líos legales o de identidad a los que sometió al Diablo Guardián.
Mención especial para las portadas de David Mack. En serio, lo bueno que es este tío.
Actuando para la cámara se publica en el formato Marvel Saga, con la que Panini recupera este Daredevil de principios del siglo XXI. Se trata de un libro a todo color, encuadernado en tapa dura, bastante vistoso para colocar en vuestra estantería favorita. El precio de venta al público recomendado es de 15 euros.
[note]Contiene Marvel Knights Daredevil 20-25 USA
Un hombre rico demanda a Daredevil por daños a la propiedad… y lo hace con Matt Murdock como abogado. Espera… ¿cómo es posible tal cosa? Y además, Stan Lee y Gene Colan celebran la amistad de Daredevil con Spiderman. [/note]