Un videojuego al que le preceden un manga y un anime que está dispuesto a convertirse en uno de los títulos más ambiciosos de este 2016 en su género. No es pura acción, tampoco estrategia a la vieja escuela, pero es un híbrido que Omega Force ha creado para el deleite de los seguidores del imaginario de ‘Attack on Titan’.
Hajime Isayama, padre de la franquicia, puede estar orgulloso ante la adaptación del anime en este videojuego, que cuenta con los elementos argumentales y jugables necesarios para ser valorado tanto por los que conocen la obra como para los novatos que solo quieren pasar un buen rato frente a la pantalla.
En un mundo rodeado por juegos hack and slash, basados en el golpea rápido y sigue, viene bien un soplo de aire fresco, porque ‘Attack on Titan: Wings Of Freedom’ no se basa simplemente en eso, almacena tintes estratégicos y argumentales que lo convierten en una grata experiencia llena de mapas abiertos y horas de frenetismo.
Valorando el concepto argumental, comienza con una premisa interesante. Nuestro héroe principal es un joven llamado Eren, que vive en un mundo amenazado por unos seres colosales llamados Titanes. Tras que la humanidad tratara de protegerse con tres fortalezas, una de ellas cae y el caos inunda a la población de pánico.
A partir de este momento, tras un suceso dramático como es la muerte de la madre del protagonista, este decide unirse a una élite especial denominada como el Escuadrón de los Exploradores, estas fuerzas son las encargadas de poner a ralla a los Titanes para mantener la paz y evitar que estos extingan la raza humana.
Sin desvelar nada más, podemos establecer dos elementos fundamentales que rodean a este juego: venganza y existencialismo. El plato fuerte es la necesidad de vengar la muerte de los caídos y realmente influye en el jugador a la hora de enfrentarse a los enemigos, Eren es uno de esos personajes por el que puedes sentir debilidad debido a su evolución psicológica, más notable en el manga y el anime que en el juego, pero aún así es palpable reconocer ese sentido de responsabilidad que le invade como si el fuera el único quién tiene que deshacerse de los Titanes.
El juego comienza con un flechazo directo que te sumerge en la trama provocando que te mantengas pegado a la pantalla y al mando de la consola para continuar esta odisea de pequeños gigantes. Conforme van avanzando las batallas se superan fases, más de veinte entre principales y secundarias, y nos conduce a profundizar en la trama de un modo suave hasta la catarsis.
Adentrándonos en el aspecto puramente jugable, encontramos pros y contras en ‘Attack on Titan: Wings Of Freedom’, porque su sistema de combate puede ser adicto en un principio, pero cuando llevas más de cinco horas derrotando enemigos sin parar resulta repetitivo y poco innovador.
Uno de los mayores problemas que se habrán planteado los desarrolladores en este juego es cómo adaptar el Equipo de Maniobra Tridimensional, esto es un sistema que permite a los personajes ponerse a la altura de los Titanes a través de complicados movimientos en el aire que nos permiten atacar al enemigo. Este sistema se ha conseguido notablemente, resulta impecable ver la agilidad de la cámara siguiéndote en los movimientos, aunque a veces haga que te pierdas, y lo divertido pero a la vez angustioso que resulta conseguir rajar la nuca de tu enemigo.
Cuesta pillarle el truco al inicio, pero una vez que te haces a la jugabilidad de este sistema resulta muy divertido, la posibilidad de engancharte al Titán, esquivar sus ataques, cortar sus extremidades en dos, etc. Además, hay un factor realista que es el gasto de suministros, nos movemos gracias a unas reservas de gas que se gastan rápidamente y debemos reponer al igual que las armas se rompen.
Al principio parece que todos los Titanes se derrotan de la misma manera, los sobrevolamos, cortamos sus extremidades y directos a la nuca para acabar con ellos, pero conforme se superan fases, los elementos estratégicos aparecen, por eso hay que tener paciencia, a pesar de que una vez que te adaptas a esto termina por ser tedioso.
Tras varias horas derrotando Titanes resulta predecible cómo acabar con los siguientes enemigos que van apareciendo, aunque la dificultad y tamaños de estos crece, pero ya se conocen los elementos necesarios para quitarlos de en medio en poco tiempo. En definitiva, nos encontramos ante un sistema de combate ágil, dinámico, con toques estratégicos pero que una vez te acostumbras puede ser repetitivo.
Sin embargo, no solo es enfrentamientos en este título, encontramos la posibilidad de explorar los amplios escenarios, que gráficamente son impecables, en ellos podemos entablar conversación con los compañeros de batalla, desbloquea misiones secundarias e incluso negociar con comerciantes para comprar armas y nuevo equipamiento gracias a los materiales que recogemos en las batallas, todo muy estilo RPG.
Asimismo, como hemos mencionado anteriormente, el tinte RPG está presente y eso se demuestra a la hora de adquirir experiencia para desbloquear nuevas habilidades, tanto los personajes que controlamos como el regimiento de ayuda, que aumenta sus unidades.
Por último, a nivel jugable hay que destacar una transformación especial, que no se puede desvelar por spoiler argumental, que da un giro al sistema de batalla que es de agradecer una vez pasadas unas cuantas oras de juego.
Con respecto al diseño de personajes y escenarios, está muy bien logrado con un alto grado de fidelidad al anime, con una gran nitidez y variedad tanto en personajes (una media de 10 controlables) como en el diseño de los escenarios que no son nada repetitivos, al igual que los NPCS. Por otro lado, los Titanes están perfectamente representados para infundir el temor que deben provocar, realmente produce respeto el ver a un enemigo tan gigantesco al puro modo ‘Godzilla’ y el diseño de estos está muy bien detallado con animaciones sorprendentes.
Además, gráficamente el juego es muy estable, a 1080 p y los ansiados 60 fps que se mantienen durante casi todo el tiempo, excepto en cierta transformación que se ha mencionado, en la que la estabilidad pierde equilibrio, pero algo puntual totalmente perdonable. El renderizado permite que el juego se acerque más a los gráficos de un anime que de un videojuego clásico de esta nueva generación, recuerda a títulos como ‘Valkyria Chronicles’.
Con respecto la banda sonora, está gratamente conseguida con un doblaje original en japonés más que envidiable por otros juegos, aunque se echa de menos un doblaje al inglés del que carece, al igual que la traducción, simplemente está traducido al inglés dejando a un lado el castellano, una pena para aquellos que quieran disfrutar en su totalidad del argumento.
En definitiva, ‘Attack on Titan: Wings Of Freedom’ es un título indispensable para los seguidores del manga y el anime de ‘Attack on Titan’ y seguramente lo disfrutarán al recrear los sucesos de la primera temporada, pero también puede tener su público fuera de la franquicia, reúne los requisitos indispensables para pasar unas horas de diversión, aunque es difícil que quiera rejugarse en el modo libre debido a las mecánicas de combate tan repetitivas a las que acude.