Tras el excelente primer tomo de esta serie, ‘Clase Letal 1 – Una Juventud Reagan’, nos llega ahora de la mano del mismo equipo creativo el segundo volumen de esta espectacular serie bajo el título ‘Clase Letal 2 – Los Niños del Agujero Negro’. Seguimos en los años 80, o mejor dicho, en esa versión decadente y pesimista (aunque no excesivamente alejada de la realidad) de los años 80 que se nos presenta a través de los ojos de un joven Rick Remender…
Lo primero que me llamó la atención al leer los primeros números de esta serie de Remender es que me daba la impresión de estar ante una especie de mezcla de la historia de Batman y la de Harry Potter. Por una parte teníamos a un joven protagonista, Marcus López, que de alguna forma posee, según el propio autor, características autobiográficas y que sufre una terrible perdida cuando es tan solo un niño: sus padres mueren en un desafortunado accidente cuando una enferma mental trata de suicidarse, y Marcus culpa de esto al presidente Ronald Reagan, responsable mediante sus medidas de recortes económicos de que esta mujer no estuviera en la institución que le correspondía, y jura venganza. Por otra parte tenemos a este mismo personaje, ya en su adolescencia, viviendo una vida en la indigencia y siendo acogido por una extraña sociedad que entrena futuros asesinos en una especie de colegio privado localizado en un lugar imposible, la escuela King’s Dominion de Artes Letales.
Después me daría cuenta de que realmente todo esto es accesorio, y que lo que realmente trata esta historia es el tema de la adolescencia, la marginación y la lucha por encajar en un mundo en el que claramente no encajas. Lo que en principio parecía una serie juvenil en la que un grupo de jóvenes inadaptados con habilidades especiales iban a aprender a comportarse como cuerpos de élite para realizar misiones que acabarán con peligrosos criminales entre rejas, algo así como una versión actual y realista de los primeros X-Men, se transformó rápidamente en una serie muy adulta y compleja que trataba temas extremadamente duros sin ningún tipo de concesión y con total ausencia de moralina.
Tras los acontecimientos vividos por Marcus y sus peligrosos y marginales compañeros de clase en el primer tomo, la historia continúa. Estamos en 1988, algo que el guionista se encarga de recalcar con un montón de referencias de la cultura pop que pululan por las viñetas, como un póster de ‘Bitelchús’ por aquí y un cubo de Rubik por allá. Las consecuencias del asesinato de Chico, el antiguo novio celoso de María, se dejarán ver desde la primera página en este tomo.
Precisamente será el cadáver de Chico el que le dé protagonismo a un despreciable personaje que tomará el rol de gran némesis en esta ocasión. Al final del anterior volumen hizo su aparición alguien del pasado de Marcus, un tipo llamado Chester Wilson con unas inclinaciones sexuales de lo más extrañas, que acabó “secuestrando” el cuerpo del joven pandillero latino con oscuras intenciones. Ahora sabremos mucho más sobre él gracias a Saya Kuroki, la chica que realmente le gusta a Marcus a pesar de la relación que este ha comenzado con María. Marcus cederá voluntariamente su diario a Saya, en el que se nos relatará el incidente que marcó la adolescencia de este cuando compartía habitación con Chester en una institución similar a un reformatorio y que les convirtió en enemigos de por vida. Pero Chester no será el único villano de la historia en este segundo tomo. El Alma del Diablo, el señor de la droga mejicano padre de Chico, no parece ser alguien que se vaya a tomar muy bien la desaparición de este. Tal vez esta sea la mayor motivación que tiene nuestro grupo de personajes protagonistas para estar preocupados por los planes que Chester tenga preparados para el cadáver de Chico…
Una vez más, Rick Remender nos mete de lleno en su versión extrema de la adolescencia con gran maestría. Una versión en la que cuando flirteas con una chica que no es tu novia, esta no se limita a pinchar las ruedas de tu coche sino que te dispara una flecha a la cara, cuando cometes una falta grave en la escuela te torturan en lugar de expulsarte, cuando te mandan deberes se espera que alguien acabe muerto y cuando un compañero está celoso de ti te dispara con la pistola girada noventa grados a lo John Woo. En definitiva, estamos en un mundo en el que nuestros protagonistas deben literalmente sobrevivir a la adolescencia, y ver cómo lo intentan es toda una delicia.
En el apartado gráfico nos encontramos con dos artistas en estado de gracia, Wes Craig a los lápices y Lee Loughridge al color. El trabajo de estos tipos es realmente muy difícil, por no decir imposible, de mejorar. La forma de jugar con la composición de página y la disposición y estructura de las viñetas, el dibujo atrevido y vanguardista, la ambientación conseguida a partir de un uso casi minimalista de la paleta de colores que dota a las páginas de un característico bitono y el fantástico diseño de fondos y personajes son argumentos más que de sobra para elevar el resultado de esta obra a los más altos niveles de calidad. Resulta duro de tragar el escaso reconocimiento por parte de la crítica especializada en lo referente a premios que ha recibido el trabajo de estos dos, pero por suerte eso no hace que la satisfacción del lector al contemplar su obra se reduzca ni un poquito.
En lo referente a la edición, hay que decir que este segundo volumen de ‘Clase Letal’ presentado por Norma Editorial mantiene las mismas características que el anterior tomo de esta colección, siendo así de formato de tapa blanda con un tamaño de página de 17 x 26 cm. El tomo contiene 128 páginas a color e incluye los números del #7 al #11 de la edición americana de ‘Deadly Class’, además de las portadas de cada uno de los números contenidos. El precio de venta recomendado es de 16,50 € y se puso a la venta en febrero de 2016.
Rick Remender
Es un guionista de cómic que, en sus inicios, trabajó en películas de animación como ‘El gigante de hierro’ o ‘Titán A.E.’. En 1998 formó equipo con Harper Jaten y Rory Hensly para crear el cómic de humor absurdo ‘Captain Dingleberry’. Más tarde, a principios de los 2000, co-crearía y dirigiría la serie de animación ‘Swing Town’ para Wild Brian Animation.
A partir de entonces se sumergió de lleno en el mundo del cómic y empezó a publicar obras como ‘Fear Agent’, ‘Sea of Red’ y ‘Strange Girl’ con Image Comic. Pasó por un one-shot de ‘Red Sonja’ y ‘The End League’ para Dark Horse Comics entre otras mucha obras antes de llegar a Marvel, donde fue co-autor de ‘Punisher War Journal’ con Matt Fraction y donde publicó la serie ‘Uncanny X-Force’.
Wes Craig
Dibujante y guionista afincado en Montreal, Quebec, que lleva desde 2004 trabajando en cómics de manera profesional. Entre sus títulos más conocidos podemos encontrar ‘Clase Letal’ y ‘Blackhand Comics’, ambos publicados por Image Comics, ‘Batman’, ‘Adventures of Superman’, ‘Legends of the Dark Knight’ y ‘Flash’ para DC Comics y ‘Guardianes de la Galaxia’ para Marvel Comics.
Lee Loughridge
Entintador y colorista americano nominado al premio a mejor ilustrador narrativo en 2001 International Horror Guild por su trabajo en ‘The House on the Borderland’. También ha sido nominado a un premio Hugo por su trabajo en la serie ‘Fábulas’ y a un Comics’ Buyer’s Guide como mejor colorista en 2004. Entre sus obras más destacadas encontramos títulos como ‘Arkham Asylum: Living Hell’, ‘The Batman Adventures’ o ‘Stumptown’.
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‘Clase Letal 2 – Los Niños del Agujero Negro’
Cambia el mundo con una bala.
Es 1988 y Marcus López se está acostumbrando a la vida en la escuela King’s Dominion de Artes Letales, donde la nueva generación de asesinos se prepara en secreto. Tiene novia, amigos y está aprendiendo una profesión: la de matar. Pero la violencia de su infancia le pisa los talones y lo que lleva tiempo ocultando podría pronto salir a la luz, salpicando con sangre a todos los que le rodean.
La personal historia de Rick Remender (Ciencia Oscura), Wes Craig (Batman: Origen) y Lee Loughridge (Fear Agent) sigue rompiendo moldes con la agresividad del mejor punk californiano de los 80.
Guion: Rick Remender
Dibujo: Wes Craig y Lee Loughridge
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