Volvemos a las estrellas, queridos lectores. Continúan las aventuras de TIM-21, el entrañable protagonista de esta historia, cuyas líneas principales conocimos en el anterior tomo. En aquella entrega, Jeff Lemire establecía el tono e intenciones de Descender. Por supuesto, hicimos la reseña correspondiente, que puedes leer aquí. En Luna Máquina, reencontramos a este variopinto grupo de viajeros a la búsqueda del secreto de los Cosechadores.
Esta fabulosa odisea espacial se centra en un inabarcable universo propio, lleno de razas espaciales, planetas exóticos y conflictos estelares, a cuenta del ataque, años atrás, de unos destructivos robots llamados Cosechadores. La gigantesca amenaza llevó al borde de la destrucción a la raza humana, y su ataque significó un nuevo paradigma social. Ante la magnitud del ataque, se decidió acabar con toda forma artificial, y los robots se consideran proscritos desde entonces.
El robot-niño TIM-21 despierta de un largo periodo de desconexión, y se encuentra de bruces con esta realidad construida desde las cenizas del ataque de los cosechadores. Quizá, en su interior se encuentre la verdad detrás de estos misteriosos robots destructores, e incluso la chispa de su regreso. En todo caso, la aparición de TIM-21 provoca el movimiento de diversas facciones, dispuestos a sacar partido de la ventaja que pueden dar los secretos que el pequeño androide esconde.
TIM, ajeno a las intrigas de palacio, tiene como única obsesión la búsqueda de su familia perdida, motivo por el que comienza su incierto viaje espacial, acompañado de una extraña colección de aliados. Desde un robot/perro de lo más simpático a científicos humanos caídos en desgracia, cada uno de los miembros de esta expedición son un triunfo en la construcción de personajes por parte de Lemire. Los adultos contrastan en ambiciones y sordidez con el inocente mundo interior de TIM, que a todas luces, sigue siendo un niño para la eternidad.
En Luna Máquina, encontramos al grupo de viajeros cósmicos en una nueva situación comprometida, puesto que caen en manos de Hardwire, la resistencia robótica. Reunidos en un lugar secreto, este grupo de renegados se niega a aceptar el fin de la vida artificial impuesto por el CGU (Consejo Galáctico Unido). La idea de supervivencia a cualquier precio es la que mueve a este grupo, considerado terrorista por el resto de este complejo cosmos planteado por Jeff Lemire. Por supuesto, tienen sus propias intenciones respecto a la existencia de TIM-21, y esconden un buen puñado de secretos.
A diferencia del tomo anterior, TIM-21 encuentra en este tramo de su aventura a otros seres como él. En los primeros compases de la serie, el robot con forma de niño se las había visto con las reglas de los humanos y sus conspiraciones, acomplejado con la sensación continúa de la desconfianza que despertaba alrededor. Excepto por la presencia de Bandido y Taladro, dos robots tan abandonados y solos como el propio TIM, el resto de presencias a su alrededor lo consideran, en la mejor de las opciones, como una ventaja estratégica.
En esta ocasión, TIM-21 se adentra en Luna Máquina, el hogar secreto de la resistencia robot. Una resistencia que se esfuerza por la comodidad del robot y los suyos, lo que levanta las sospechas de los miembros humanos del grupo. Saben que Hardwire no es precisamente amable con las formas biológicas de vida. Incluso el joven TIM no acaba de encontrar su sitio entre los suyos, puesto que su alto bagaje emocional le empuja a una complejidad de sentimientos que le sitúa en tierra de nadie. Los humanos no dan importancia a sus emociones, puesto que las consideran mera programación, mientras que los robots muestran una perspectiva más fría y pragmática ante su entorno.
Ni siquiera la aparición de TIM-22, de modelo similar al del protagonista, otorga algo de paz al confundido robot. Lemire se adentra en estas dificultades emocionales, describe la compleja red de relaciones personales creadas entre los diferentes miembros de esta aventura. Ese es el punto principal de Descender, que a pesar de la enormidad cósmica del universo planteado como trasfondo, lo importante, la rueda que mueve a estos desconocidos, es la humanidad en toda su plenitud. El reconocido autor llena de emociones la aventura espacial, recuperando temas clásicos de la ciencia ficción.
La vida artificial se convierte en metáfora de las miserias y grandezas del ser humano, como contrapunto entre la máquina y la carne. No es un tema nuevo y original, precisamente, pero, a estas alturas de la vida, da la sensación de que ya está todo contado. Es decir, que la historia de una criaturas que se enfrentan a su creador es un concepto bíblico, así que viajamos, en ese caso, al origen de nuestros mitos. La diferencia entre una buena reinterpretación está en los matices, en la forma de contar la variación sobre un mismo tema de manera llamativa. En este caso, Lemire sigue su estudio de personajes, introduciendo nuevas piezas en su plantel principal, y complicando las tramas abiertas en el primer volumen.
Para que funcione la fórmula, el escritor maneja dos armas básicas para sorprender al lector. Primero, la creación de un universo funcional, coherente y atractivo. El escenario es primordial en la ciencia ficción, así que Lemire fabrica este sorprendente (y por lo visto, infinito) patio de juegos. En segundo lugar, los personajes, la gran baza de Descender. En Luna Máquina, ahonda en los caracteres de los protagonistas, inmersos en situaciones a vida y muerte, pero también en conflictos interiores, producto de un pasado que pide redención a gritos.
Pero, si hay algo que llama la atención de Luna Máquina, igual que en su anterior entrega, es el enorme trabajo de Dustin Nguyen. El artista vietnamita continúa su lección sobre el tablero de dibujo. Mezcla personalidad, experimentación, capacidad narrativa y respeto máximo por la obra que tiene entre manos. Es orgánico, especial, capaz de trasladar el tono y ambiciones de Lemire en viñetas que dejan hipnotizado. La belleza de la propuesta de Nguyen hace de Descender esa clase de cómic referencial. Nguyen siempre elige la mejor opción para contar de la mejor manera la historia de Lemire. Incluso superada la sorpresa del primer volumen, el SAGAarte de este fantástico dibujante no decae en absoluto.
Continúan los experimentos con la página, el juego de luces, el inteligente uso del color, el fantasmal y onírico aspecto general de la aventura, los contrastes entre mundos, la imaginación como principio básico de Descender. Vivimos un momento genial para el cómic de ciencia ficción, con obras muy potentes en el mercado, pero os aseguro que Descender es un ejemplo destacado de esta tendencia. Quizá la única que se puede comparar en intenciones y resultados a la gran ganadora del género, la genial .
Luna Máquina continúa la aventura, equilibrada, llena de sorpresas, anclada en esos personajes que tanto nos han enganchado. Yo estoy deseando leer más.
Astiberri publica este nuevo voumen de Descender, Luna Máquina, con el mismo formato, que hace justicia al contenido. Un libro a todo color de 120 páginas, encuadernado en cartoné. El precio recomendado de vental al público es de 15 euros.
Jeff Lemire es uno de los guionistas estrella del mercado USA. Nacido en Canadá, se hizo un nombre en el mercado independiente gracias a la trilogía Condado de Essex. Este éxito le abrió las puertas de las grandes editoriales americanas, y se convirtió en pilar narrativo del Nuevo Universo DC, con títulos tan importantes como Animal Man o La Liga de la Justicia Oscura. En los últimos tiempos, Lemire ha recalado en las oficinas de Marvel, y será el encargado de relanzar la franquicia mutante tras Secret Wars.
Dustin Nguyen ha trabajado para las editoriales más punteras del cómic USA, colaborando con autores de la talla de Paul Dini o Ed Brubaker, y dando forma a personajes legendarios como Batman o The Authority entre otros. Aparte de su trabajo como dibujante de cómics, Nguyen destaca también en el campo del diseño de juguetes y la animación.
[note]
Hace una década gigantescos robots, conocidos como los Cosechadores, aparecieron en la órbita del grupo de los nueve planetas centrales que forman el Consejo Galáctico Unido (CGU) y dejaron a toda la humanidad devastada antes de desaparecer. El pequeño robot TIM-21 puede tener la clave de lo que quieren esos invasores y el porqué de su llegada, lo que le convierte en el robot más buscado.
Huyendo de las diversas facciones que tratan de controlarlo y junto con los robots Bandido y Taladro, y un grupo de humanos dispuestos a protegerle, van a parar al asteroide donde se esconde la resistencia robótica.
Antes de que el primer comic book de la edición en inglés de Descender se pusiera a la venta, Lemire y Nguyen tuvieron que lidiar con las múltiples ofertas que empezaron a recibir de los estudios de Hollywood para adquirir los derechos cinematográficos que, finalmente, fueron comprados por Sony. Asimismo, la trilogía Essex County, de Jeff Lemire, formada por Historias de la granja (Astiberri, 2008), Historias de fantasmas (Astiberri, 2009) y La enfermera rural (Astiberri, 2010), se convertirá en serie de televisión.[/note]