Ya desde el principio de los tiempos, a la humanidad le costaba aceptar que no hubiese algo por encima de ellos. Algo capaz de someterlos o de hacerles frente. Por ello, acentuado por los acontecimientos antiguamente inexplicables, como los cambios en el clima, fueron los propios humanos quienes redactaron, y siguen escribiendo, numerosas historias acerca de dioses, semidioses o criaturas más poderosas que ellos. Existen infinitud de ejemplos de esto en literatura, cómics y cine, entre otros campos.
‘Terra Formars’ adopta esta premisa, la de algo capaz de superar a las personas, pero le da una vuelta de tuerca realista y de ciencia-ficción. En esencia, dada la limitación de recursos en el globo terráqueo y el ritmo insostenible al que crece la población, la humanidad decide mirar hacia el espacio y tratar de expandir su espacio habitable. Marte es el candidato idóneo para ello.
No obstante, el planeta rojo no es habitable debido a sus condiciones atmosféricas. En consecuencia, es necesario ‘terraformarlo‘ o hacer que sea habitable, en otros términos, lograr que se parezca a la Tierra. ¿Y cómo se consigue eso? Gracias a que se descubrieron reservas de CO2 o dióxido de carbono, si fuera posible aumentar la temperatura de Marte, estas podrían salir a la luz y conseguir así un efecto invernadero que permita temperaturas normales.
Y aquí viene lo interesante: con el fin de alcanzar esto, se enviaron criaturas negras, pues atraen el calor, y musgo para alimentarlas. Cuando muriesen, se convertirían en musgo que alimentarían a más criaturas y así sucesivamente. Estos seres no eran ni más ni menos que las cucarachas. ¿El problema? Que tras completar el proceso, era necesario eliminarlas.
Y esa era la idea: 500 años después de enviarlas, se envía una flota para acabar con ellas. Pero algo sale mal y nadie vuelve. Temiéndose lo peor, la NASA envía humanos genéticamente modificados con el procedimiento bugs (bichos, en inglés). Fundamentalmente, son personas que pueden transformarse en insecto y adquirir así sus habilidades. Es, por tanto, esa segunda expedición la que veremos en este volumen: Bugs #2.
Para su desgracia, la problemática de las cucarachas era mucho mayor de lo que habían podido imaginar: los cinco siglos en Marte en condiciones tan adversas, habían logrado que evolucionasen radicalmente. Selección natural en estado puro. Sin desvelar mucho, adoptaron forma humanoide, reforzaron su piel, se hicieron mucho más grandes…
Tras introducir la temática de la obra, podemos pasar a comentar el argumento con más detalle. En primer lugar, lo que más llama la atención de ‘Terra Formars’ es lo bien que hila el guionista todas estas diferentes premisas de forma que todo ostente sentido y no se note una cierta sensación de artificial en el conjunto. Pese a lo bizarro de toda la coyuntura, ciertamente tenemos la percepción de que todo esto podría acontecer de verdad. No hay ningún ‘deis ex machina’ en ese sentido. Por supuesto, la originalidad en el planteamiento de la trama también es un factor digno de mención.
A su vez, aunque este elemento va mucho más ligado a la realidad, el trabajo de investigación realizado para dar con insectos con habilidades extraordinarias es sublime. Ciertamente, para los entomófilos o aficionados a los insectos es el manga ideal. Además, las habilidades están excelentemente recreadas a tamaño humano.
No obstante, ostenta claros puntos desfavorables o que empañan el resultado final. El primero de ellos y el más importante son los personajes. Dada la extensión del volumen y que podría calificarse como una suerte de volumen cero o, incluso, tomo único, pues realmente lo único relevante son los acontecimientos y no los personajes, lo que les ocurre a los mismos apenas tiene impacto. Además, aunque se produce una cierta contextualización mediante ‘flashbacks’, no resulta ni mucho menos suficiente.
Por otro lado, pese a que el desarrollo de la historia es notablemente bueno y posee algunos puntos y vueltas de tuerca interesantes, hay un aspecto que plantean que no me ha gustado demasiado. El mero hecho de desvelarlo sería spoiler, por lo que basta decir que se les va un poco todo y quieren plantear algo que no tiene demasiada razón de ser.
Desde un prisma visual, el dibujo es, sin ningún ápice de dudas, el punto fuerte de la obra. Ken-ichi Tachibana, dibujante del volumen, exhibe un estilo realista, algo bruto y con abundantes detalles. Además, es sencillo seguir las numerosas escenas de acción, lo que dice mucho de su narrativa. Su representación de las peculiares cucarachas y otro tipo de insectos es excelente.
Respecto a la edición, Ivrea recopila el primer recopilatorio de la cabecera en un tomo rústica de 200 páginas por 8€. En suma, estamos ante una colección con una premisa original e interesante con un gran dibujo. Dado que funciona bien como volumen único, a poco que os llame la atención recomendaría leerlo y luego ya decidir.
[note]Terra Formars #1: Encuentro con lo conocido
Con el objetivo de instalar tecnología capaz de hacer posible la vida en Marte, los científicos del Siglo XXI implementan un programa que consiste en enviar cucarachas y moho a la superficie marciana. El moho absorbería la luz solar y las cucarachas servirían de alimento para el moho. En el año 2577, llega la primera nave tripulada a Marte, con la desagradable sorpresa de ser atacados por unos mutantes extremadamente fuertes, mezcla de humanos y cucarachas. Para combatirlos, la Tierra envía a sus mejores guerreros con el fin de exterminar a los bichos mutantes y averiguar qué es lo que ocurre en el planeta rojo. Obviamente esto no será nada fácil. Una intensa e impredecible trama de acción, ciencia ficción y violencia, mucha violencia.[/note]