Dmitry Glukhovsky se obsesionó con el metro de Moscú. Y cualquiera que lo haya visitado sabe que no es nada extraño: una enorme red de estaciones bajo tierra, con puertas herméticas a modo de búnker y con el elegante diseño de un museo. Se trata de un lugar sobre el que cuentan multitud de historias, algunas ciertas y otras simples leyendas. Pero ahí están los túneles secretos, las instalaciones militares y las obras de arte enterradas bajo tierra. Mientras que otros solo sueñan con esto, Glukhovsky lo convirtió en escenario y elemento esencial de su famosa saga de novelas, llamadas precisamente así: ‘Metro‘.
Estamos hablando de uno de los escritores rusos actuales de mayor éxito. Se formó como periodista en la Universidad Hebrea de Jerusalén y durante muchos años trabajó como tal, fundamentalmente como freelance para Russia Today. La popular saga ‘Metro’ le convirtió en un escritor superventas, pero no fue tan fácil: en 2002, cansado de las negativas de las editoriales, comenzó a publicar ‘Metro 2033‘ de forma gratuita en su propio blog. La fuerza narrativa de la historia y la interacción con los lectores acabó por convertirla en un fenómeno, y una vez públicada vendió más de un millón y medio de ejemplares por todo el mundo.
El autor ha concluido su trilogía con ‘Metro 2034‘ y ‘Metro 2035‘, además de haber colaborado en la creación de videojuegos relacionados con la trama, y haber dado permiso a otros autores para publicar novelas ambientadas en el mismo universo, que ya suman más de 60. También ha escrito otros libros como ‘Futu.re‘ y ‘Sumerki (Crepúsculo)‘, o la novela gráfica ‘The Outpost’. Tuvimos la oportunidad de charlar con él en una visita a Barcelona y descubrir a un autor joven, que desafía cualquier estereotipo ruso, con gran sentido del humor y muy preocupado por la situación del mundo. Os contamos todo lo que nos dijo.
La Casa de EL: Han pasado más de 10 años desde la publicación de ‘Metro 2033’. ¿Esperabas que el libro llegara a tener ese éxito, a convertirse en un fenómeno?
Dmitry Glukhovsky: No, no… yo me recuerdo a mí mismo escribiendo ‘Metro 2033’, allá por el año 2002, cuando traté por primera vez de publicarlo online. Antes de eso lo envié a editoriales. Era un momento en el que lo que estaba de moda en Rusia era Haruki Murakami. Y yo solo pensaba que tener un libro con mi nombre en la portada sería la culminación de mis sueños, sería algo simplemente genial… ¡Sería ALGUIEN! ¡Sería un autor publicado! (Risas) Y ahí creo que se acabaron los sueños, así que no esperaba que ocurriera nada parecido.
Y de hecho ni siquiera sabía que se pudiera vivir de escribir libros. Pensaba que el simple hecho de tener un libro con tu nombre y dárselo a tus amigos ya lo era todo (Risas). Al mismo tiempo tampoco puedo decir que haya sido una popularidad tipo youtuber, que me haya despertado siendo famoso de la noche a la mañana. No ha sido como Justin Bieber… y definitivamente, hay unas cuantas diferencias entre él y yo. No, el proceso de ‘Metro’ convirtiéndose en lo que es ahora ha sido muy largo.
Empecé enviándolo a las editoriales en 2002. Lo rechazaron o me ignoraron, y entonces lo puse online. Durante tres años el libro estuvo online, y lentamente fue ganando seguidores, extendiéndose muy poco a poco. Por supuesto yo seguía posteando los enlaces a la web en foros… era la época de los foros… y me pasaba el tiempo llamando la atención sobre el libro y sobre el hecho de que era gratis. Empezaron a llegar visitas, muy pocas, quizá una o dos docenas al día. Comprobaba el contador de visitas a diario: ¡Oh dios, hoy han entrado 35 personas! (Risas). Recuerdo los comienzos muy bien.
Y entonces en 2005, cuando empezaba a rendirme, una editorial me dijo que me publicaría con dos condiciones: si hacía el libro el doble de grande y si… algo cambiaba con respecto al protagonista. Porque es que de hecho moría al alcanzarlo una bala perdida.
LCDE: Sí, hemos leído que en el primer borrador de la novela, Artyom, el protagonista, moría. ¿Qué te hizo cambiar de idea?
DG: Bueno, es que era un libro bastante filosófico en principio. Se trataba de un chico buscando el sentido de su vida, buscando algo en lo que creer, considerando ideologías y religiones, para saber si había algo por lo que de verdad merece la pena vivir. Y en el momento en el que llega a la conclusión de que sí lo hay, muere alcanzado por una bala perdida. Esa era la idea. Aunque me temo que la gente que lo leyó simplemente como una historia de aventuras, se perdió todo esto.
Y la verdad es que cuando lees ‘Metro 2033’ está todo ahí. Me sorprende que haya llegado a ser tan popular sin ser en absoluto lo que se supone que debería ser.
LCDE: Justo quería preguntarte eso, ya que al leer tus libros me da la impresión de que tengan muchas capas de profundidad. Por supuesto hay ciencia-ficción, un ambiente postapocalíptico… pero también crítica social y reflexiones filosóficas. ¿Era esto lo que pretendías?
DG: Sí, es cierto, tiene todo eso. Crítica social, crítica política. Pero simplemente quería escribir un libro que me resultara natural escribir. El proceso fue muy largo. Así que básicamente todo lo que me ocurrió desde los 17 años hasta los 24, está en el libro. Todas mis ideas, mis reflexiones… Y el retrato de la Rusia de los noventa, con el colapso de un imperio, viviendo en las ruinas de una vieja estructura gigante. Todo eso llega al libro. Y es un libro que trata acerca de todo, aunque le haya dado una forma concreta.
Cuando se publicó por primera vez no se volvió popular instantáneamente. Estuvo dos años con una editorial, y vendió unas 15.000 copias, y luego llegó otra editorial que le vio potencial y lo publicitó mucho más. Y entonces ese mismo libro que seguía online totalmente gratis, comenzó a vender cientos de miles de copias. ¡La misma historia! Sin editarla ni cambiarla en nada.
LCDE: Actualmente hay un gran debate en torno al pirateo de la cultura. Y tú pones tu libro online, completamente gratis, y aun así sigue vendiéndose muy bien. No parece que afectara a las ventas, más bien al contrario. ¿Por qué lo decidiste de ese modo? ¿Crees que podría ser el camino a seguir?
DG: Tengo de hecho todos mis libros en Rusia online, completamente gratis. En el momento en el que lo subí no había apenas autores que se autopublicaran. Internet estaba todavía en plena expansión… estamos hablando de 2002, años antes de Facebook y de los blogs. No había blogs, solo foros y páginas personales. No todo el mundo podía crearse una página web, ni tampoco existían estos portales para fanfiction y literatura autopublicada.
Así que tuve que poner bastante esfuerzo para crearme una página web y colgar ahí los enlaces al libro. Actualmente todos mis libros están disponibles en su propia web oficial, con música creada especialmente para estas historias, con ilustraciones originales de artistas… y todo esto sirve para difundirlos. Mi punto de vista es que esto tiene que ser como un “virus cultural”. Tienes que “contaminar” a la gente con él, y cuanto más gente se exponga, más gente lo conocerá y lo leerá: mucho mejor para mí.
LCDE: ¿Y no fue difícil que las editoriales aceptaran una idea así?
DG: Sí, han tenido muchas reticencias. Pero pensaron “bueno, si con él está funcionando, mejor no lo tocamos”. De vez en cuando sale el tema y me piden que no publique un libro nuevo hasta que no esté en papel. Y yo lo he aceptado pero haciéndolo de otro modo: comienzo a colgarlo online capítulo por capítulo y cuando aproximadamente medio libro está publicado así de forma gratuita, sale el libro completo en papel. La gente que tiene mucha curiosidad por saber qué ocurre a continuación lo compra, pero al mismo tiempo, la gente que no tiene el dinero para comprarlo no tiene más que esperar unos meses, y lo tienen online completo.
Tampoco creo que puedas hacerte rico con los libros. Puedes tener para vivir cómodamente, puedes llegar a comprarte un piso y un coche… pero eso es lo que hace la mayoría de la gente. En Rusia hay cientos de maneras de hacerse rico… mucho más seguras que escribiendo libros. Puedes hacerte político, o meterte en el negocio del gas, o cortar árboles, o matar gente (Risas) y seguro que cualquiera de esos medios funciona mejor que los libros. Pero yo no necesito un yate ni una isla privada, no soy un banquero ni una estrella. Mis ambiciones son muy diferentes. Cualquier autor ruso que se precie sueña con el poder de la gente, con llegarles al alma. No con ser rico. El dinero es útil, pero no debería ser el objetivo en la vida.
Incluso, si se piensa con lógica, no quieres que la gente pague por las historias que les estás contando. Dejemos que tengan esas historias gratuitamente. Pero si la historia le llega a alguien al corazón, si lo hiciste bien, querrá tenerla físicamente. Es como la filosofía de vida de un artista callejero. Tú estás tocando gratis, estás montando un espectáculo, y si lo haces bien la gente vendrá a dejarte unas monedas en el sombrero. Así es cómo funciona, y así es quizás cómo debería funcionar el arte.
No me gusta la maquinaria del márketing, en plan ‘Los juegos del hambre‘, me parece despreciable… además, todavía las películas son entretenidas, pero los libros me desesperaron. Y parece que te dicen “ey, tienes que comprarlos porque es lo que está de moda ahora”. Y vas y pagas por eso, pagas para que talen un árbol y encima te llevas una decepción.
LCDE: Hay una comunidad enorme en torno a los libros, con un número impresionante de novelas no ya escritas, sino publicadas dentro del universo Metro. Podría decirse que tienes un universo expandido, como ‘Star Wars’.
DG: Bueno, podría decirse que sí, pero si lo piensas el de ‘Star Wars’ viene directo de los despachos de los ejecutivos, de los grandes estudios. Se trata de negocios.
Pero en ‘Metro’… yo no soy ninguna corporación, soy yo mismo. A veces cuando sale un libro nuevo contrato a un asistente, pero el resto del tiempo estoy solo yo. El Universo Metro cuenta ya con 80 libros en Rusia y está presente en otros países: en España por ejemplo, pero también en Polonia, Alemania, Italia, Corea, etc. Todas estas obras vienen de fans. Y la diferencia entre una franquicia americana y este proyecto, es que aquí nos apoyamos en la comunidad de lectores. De esos 80 libros, menos de la mitad están publicados por escritores profesionales. El resto son de fans, es una conversión desde los fanfiction hasta los libros reales. Hemos hecho competiciones, con la participación de todos los lectores votando, y los ganadores han podido ver su obra publicada. Y sigue: es un proyecto continuo. Muchos de los que hicieron estas historias eran novatos, ahora ya son escritores con tres o cuatro libros publicados. ¡Creo que esto es genial!
Se trata de un proyecto internacional y damos la bienvenida a escritores de todas partes. Es muy importante que si escribes dentro del Universo Metro, sea sobre algo que conozcas muy bien. La historia debe situarse en tu entorno. Por supuesto tienen que ser bajo tierra, y tras la Tercera Guerra Mundial. El mismo mundo, pero diferentes localizaciones. Así ha estado funcionando durante los últimos años.
LCDE: ¿Fue idea tuya o los fans empezaron a enviarte sus ideas y sus escritos?
DG: Sí, fue mi idea. Cuando era pequeño, leía muchísima ciencia ficción. Y a veces cuando leía un libro, por ejemplo de Heinlein o de los Strugatsky… alguien que escribiera sobre el espacio, era muy fan de las historias sobre el espacio… solía pensar “qué pena que solo exista un libro sobre este universo“. Me hubiera encantado leer montones de libros relacionados. Y es una pena que solo haya un autor que pueda escribir sobre un universo concreto. ¿Por qué no podría ser posible que este autor escriba los libros “buenos” y otros autores los “malos”? Y luego puede que descubras que los “malos” resulta que son buenos. Eso daría lugar a un universo inmenso… en el que cada autor se encarga de ciertos planetas, o razas, o civilizaciones, y escribe sobre eso, ¿no sería genial? Podrías vivir en este universo, ¡que le den a la realidad! (Risas).
Cuando ‘Metro 2034’ se publicó en 2009, me sentía muy cansado de la historia y necesitaba tomarme un tiempo. Pero los lectores inmediatamente me preguntaron “¿cuál es el próximo?”. A la vez, empezó a ver un número creciente de historias fanfiction y entonces me di cuenta de que había gente que quería escribir sobre esto y publicar, y mucha gente que quería leer. Y ahí estaba mi antigua idea infantil. Así que pensé unirlo todo, a los escritores y a los lectores, mientras yo simplemente observo y me aseguro de que haya una integridad.
Escribí una lista de normas, muy breve:
- No expliques lo que le ha ocurrido al mundo, cómo se ha llegado a esto.
- No digas lo que está ocurriendo en otros lugares del mundo, limítate a lo que los protagonistas ven a su alrededor.
- Céntrate en lugares que conoces.
- No introduzcas otros elementos de fantasía y ciencia ficción que sean inapropiados para este mundo: puedes poner mutantes, puedes hablar de la radiación. Pero nada de OVNIS o elfos y enanos.
- No puedes decir qué les ocurre a los personajes de otros autores, a no ser que ellos te den permiso expresamente
Básicamente es esto, y ha funcionado maravillosamente. No solo con novelas, que se están publicando en gran cantidad de países, sino que también nos ha llevado a un proyecto con novelas gráficas. De hecho hemos estado hablando de la posibilidad de lanzar un ‘Metro 2033 Barcelona‘ como novela gráfica, estoy trabajando en ello con Planeta. Y ya se ha publicado ‘The Outpost’, que lleva el Universo Metro a Estados Unidos.
LCDE: Hemos leído que estás trabajando también en otra novela gráfica titulada ‘Falling Star’. ¿Qué otros proyectos tienes para el futuro?
DG: Sí, ese es otro proyecto. Tengo varias ideas que me entusiasman pero que no necesariamente tienen que ser libros. Porque en los libros me gustaría cambiar hacia el realismo y el mundo actual. Hay algunos temas que no me atrevía a tocar por falta de experiencias vitales, y ahora estoy desafortunadamente teniendo estas experiencias. Pero al mismo tiempo, sigo teniendo otras ideas para historias y he decidido no perderlas, sino buscar a artistas, ahora que con el dinero de los libros puedo permitírmelo, y lanzar una serie de novelas gráficas. Así que ahora mismo hay unos cinco proyectos diferentes de novelas gráficas, que avanzarán a diferente ritmo y serán muy distintas entre sí: habrá diferencias en el estilo, algunas serán en color, otras en blanco y negro… Pero el objetivo es no perder las ideas que tengo ahora mismo.
‘Falling Star’ también es una historia post apocalíptica, sobre un superviviente del desastre nuclear, décadas después de la guerra. Su objetivo será encontrar a su novia de la infancia, para lo que tendrá que cruzar el mundo, el océano. Hay monstruos marinos, cementerios de barcos y ciudades enormes sumergidas. Creo que es gráficamente precioso.
LCDE: Ahora, hablando de ‘Metro 2035’… Los dos primeros libros de la saga tenían, como es lógico, similitudes, pero aun estando en el mismo universo eran muy diferentes entre sí. ‘Metro 2034’ no fue exactamente una secuela, ya que tiene personajes diferentes y hasta un tono diferente. ¿Qué podemos esperar de esta nueva entrega?
DG: Son los mismos personajes de la primera parte. También hay que tener en cuenta que ‘Metro’ es una saga transmedia, y el argumento se desarrolla en los libros y en los videojuegos. Hay un primer videojuego basado en el primer libro, y luego esta ‘Metro: Last Light‘ que ocurre en el mismo año que el segundo libro. Y ‘Metro 2035’ reúne a todos esos personajes, unifica todo. Artyom, que fue el protagonista del primer libro, vuelve a serlo y veremos como continúa y acaba su historia, pero el libro también trae a los personajes de ‘Metro 2034’ y de ‘Metro: Last Light’. Para mí, este es el último libro que escribo del Universo Metro. Es una trilogía, no en un sentido lineal, sino en el sentido de que las piezas del puzzle se reúnen. Y comprendes el verdadero sentido de todo con ‘Metro 2035’.
Al mismo tiempo, ‘Metro 2035’ es una historia que puede leerse de forma independiente, incluso si no has leído nada del Universo Metro. Me propuse la difícil misión de escribir una historia independiente que también cerrara muchas cosas de los dos primeros libros, finalizando todas las tramas y uniéndolo todo.
Creo que la gente se sorprenderá mucho con el libro. Ah, y una cosa de la que quiero advertir a los lectores es que no van a encontrar ningún monstruo en la historia, no hay mutantes. Es un libro sobre seres humanos. Por supuesto es diferente a los anteriores, pero es que me aburriría mucho escribir, como hacen otros autores, una saga de libros con los mismos personajes, el mismo estilo, la misma esencia… Yo prefiero reinventarlo todo en cada ocasión. Así que podría decirse que este libro es ‘Metro 2033’ reinventado, mucho más realista.
Además, creo que ‘Metro 2035’ es especialmente interesante para aquellos que se interesen por lo que está ocurriendo en la sociedad, ya que precisamente es un libro muy crítico sobre cómo se construye las sociedad, de cómo nos lavan el cerebro, nos manipulan y nos tratan como un rebaño… de cómo la gente acepta ser tratada como un rebaño. Está inspirado por la situación que hemos vivido en Rusia en los últimos años, aunque creo que algo similar está ocurriendo en toda la sociedad occidental. Hablo de cómo la gente escoge la seguridad o la justicia antes que la libertad, sin entender completamente que no pueden obtener ninguna si no son libres. Así que creo que en España, donde la juventud me parece más políticamente activa y más curiosa sobre lo que pasa en el mundo, van a interesarse especialmente por esto.
LCDE: Con respecto a los videojuegos de la saga, que ya hemos mencionado, sabemos que estuviste muy involucrado en su creación, ocupándote de escribir la historia y todo. ¿Cómo fue la sensación de ver el mundo que habías creado cobrar vida en los videojuegos?
DG: Sin duda fue diferente a como lo había imaginado, pero creo que hicieron un trabajo muy bonito. Es un estudio con mucho talento e hicieron un gran trabajo, los juegos son muy atmosféricos y logran capturar la misma sensación que yo quería dar en el libro. Probablemente es el primer shooter en primera persona del mundo que también es filosófico y sentimental (Risas). Tienen una enorme sensación de realismo, que para mí es mucho más importante en un juego que las sensaciones de miedo o de ira. Empiezas a olvidarte de que estás en un juego, incluso aunque los gráficos no sean perfectos, y eso es lo mejor. Así que estoy muy feliz con la cooperación, que tampoco ha sido nada fácil, y con el resultado.
LCDE: También hay planes para llevar ‘Metro’ al cine, ¿no es así?
DG: Sí, hay planes, o al menos hay productores que quieren llevarlo al cine, pero necesitamos un estudio que respalde el proyecto. Sin un estudio, es como un libro sin editorial. Hacen falta millones de dólares para hacer una película. Así que ahora mismo no tenemos ninguno y estamos a la espera de ver qué ocurre.
LCDE: Y la última pregunta puede parecerte algo extraña, pero todas las entrevistas en nuestra web terminan así: ¿Batman o Superman?
DG: Batman. ¡Lo siento por Superman! (Risas) De hecho preferiría decir Iron Man, que es el único tío con sentido del humor entre tanto superhéroe serio…
En cualquier caso, escojo a Batman. Porque es un ser humano, es vulnerable, y eso es lo que le hace interesante. Superman es básicamente un dios. Es invulnerable, puede hacer cualquier cosa, sabe de todo, vuela: él es Dios. Y los dioses solo resultan interesantes cuando se vuelven mortales, así que el resto del tiempo no hay nada de lo que hablar. No es un verdadero personaje. Y lo siento pero no me creo que esté enamorado de esa tipa. Que sí, muy bonito, que ella se enamora de alguien que es como un dios, y él también la ama siendo ella una chica normal…. ¡Buagh, qué historia más plana y poco realista! No, no me gusta Superman, lo siento.
Me gustan las historias sobre alguien que sea humano. Y la grandeza del ser humano es que solo vive durante un período muy breve de tiempo. Si es que somos una mierda, puedes morirte en un instante, en un accidente o por otro motivo, cualquier cosa puede pasar a diario. Somos algo efímero, vulnerable. Morimos antes de que podamos llegar a alcanzar una noción real de lo que es el mundo. Estamos llenos de contradicciones, tratamos de calmar al animal que somos en nuestro interior. Hemos obtenido la razón y la capacidad de pensar… y en apenas unos miles de años nos las hemos apañado para contaminar todo el planeta. Hemos ido al espacio… ¡y hemos contaminado la órbita! ¿No es precioso? (Risas) Se trata de que somos basura inútil, e irrelevantes, criaturas casuales que no deberíamos estar aquí, pero que en 10.000 años llegamos a conocer la grandeza del universo. Esta es nuestra humildad y nuestra grandeza.