De modo universal o en prácticamente todas las obras, el alumno siempre aspira a superar a su maestro o mentor. Centrándonos en el ámbito del deporte en general y, en particular, en el del spokon o manga deportivo, ser mejor que los rivales o el espíritu de autosuperación está siempre omnipresente. Ahondando algo más en este tema, observar a jugadores más habilidosos o mejores que los integrantes del equipo protagonista origina que estos últimos se fijen nuevos objetivos, entrenen y mejoren para poder de esta forma derrotarlos.
No obstante, en un deporte colectivo y competitivo, existen dos caras de una misma moneda: un equipo gana porque otro pierde. Es decir, no es posible ganar siempre y nada garantiza que por mucho que entrenes, te esfuerces y mejores. Por ello, existe la posibilidad de que se produzca frustración y desánimo entre los perdedores, que creen que todo el esfuerzo ha sido fútil.
Además, en los partidos cruciales o más igualados en el papel, cada detalle es crucial y los ases o estrellas cobran una mayor importancia todavía si cabe. En este sentido, estos jugadores ostentan una presión superior a los demás y, al ponerse el equipo sobre sus hombros y depender en gran medida la victoria o derrota de su equipo, se juegan aún más en el aspecto anímico y moral. Al mismo tiempo, esas contrapartidas o inconvenientes tienen también aspectos positivos o retribuciones que las compensan. Fundamentalmente, los demás jugadores subordinan su juego a la estrella y le apoyan en lo que sea menester.
Abordando la trama de este volumen, conviene recordar a modo de contextualización que, tras el entrenamiento de las vacaciones de verano, Seirin asiste al enfrentamiento de cuartos de final del campeonato interescolar entre dos equipos con los que se enfrentó: la Academia Too de Aomine, que vapulearon a Seirin por una gran diferencia, y el Kaijo de Kise.
Dicho encuentro tiene una gran carga emotiva adicional ya que, además de jugarse el pase a la siguiente ronda, dos antiguos compañeros de equipo y miembros de ‘la Generación de Milagros’, Kise, un auténtico genio de los deportes, considera a Aomine como su mentor y nunca le ha derrotado. De hecho, la estrella de Kaijo empezó a jugar al baloncesto a raíz de maravillarse ante la habilidad de su antiguo compañero, viendo por primera vez que tenía un motivo para esforzarse y un reto a enfrentar.
El partido empieza en este volumen con una situación extremadamente frenética, interesante y atractiva. Siendo conocedor de su inferioridad técnica al inicio del encuentro, Kaijo opta por jugárselo todo a una carta, optando por una apuesta arriesgada. Más en detalle, Kaijo subordina todo a que Kise logre copiar el estilo de Aomine y hacer que este último se vea comedido de alguna forma debido a las faltas personales.
Sorprendentemente, Kise logra su objetivo y consigue copiarlo, mostrando ciertamente un verdadero espectáculo entre las constantes idas y vueltas. Este tomo nos sitúa, por tanto, a un solo cuarto de que concluya el partido, en este toma y daca constante entre los dos ases y con Aomine con cuatro faltas personales. Como sabréis, con cinco faltas en baloncesto expulsan al jugador. Ello pone al as de la Academia Too en una coyuntura comprometida: si mantiene el ritmo tan intenso de juego para poder contrarrestar a Kise, se arriesga a ser amonestado y no poder ayudar a su equipo. Si opta por frenarse, no obstante, Kise puede vencerle.
Además de la conclusión de este interesante partido, Tadatoshi Fujimaki, autor de ‘Kuroko no Basket’. avanza en la trama preparando el terreno para la nueva competición que afrontará el equipo protagonista: la Winter Cup. En concreto, parte de Seirin decide apuntarse a un torneo de baloncesto callejero con el fin de poder calibrar sus habilidades. Pero ahí descubrirán que la experiencia no resultará tan grata como pensaban en un primer momento y tanto Kuroko como Kagami se reencontrarán con algo inesperado que acrecentará todavía más el interés porque llegue al fin la Winter Cup.
Ciertamente, Fujimaki sabe cómo dotar de emotividad y sentido a los diferentes acontecimientos de la colección con el fin de hacerlos más interesantes todavía si cabe. De este modo, ya sea el final del encuentro entre Kaijo y Too como una nueva competición, el lector siempre tiene algo que esperar de la obra y con lo que estar emocionado.
Desde un prisma visual, tanto el estilo de dibujo como la narrativa se mantienen. Es decir, pese a apreciarse una gran comodidad y manejo a la hora de plasmar un extenso elenco de situaciones, tanto dentro como fuera del campo, elementos tales como el dinamismo, el frenesí y las distintas sensaciones de los jugadores continúan estando muy presentes.
Respecto a la edición, Ivréa recopila el noveno volumen de la obra en un tomo rústica de 200 páginas por 8€. En resumen, estamos ante un recopilatorio muy completo a raíz del enfoque en diversos personajes e historias que enriquecen todavía más el mundo de ‘Kuroko no Basket’.
[note]Kuroko no Basket #9
El instituto Teiko era conocido por contar con el mejor equipo de baloncesto, con cinco miembros apodados «Generación de los Milagros». Pero muchos desconocían la existencia de un sexto jugador de gran importancia para el resto de los de su equipo: Tetsuya Kuroko. Él, recien mudado, decide apuntarse al equipo de baloncesto de su nueva escuela, Seirin. Junto a él, estará Taiga Kagami, un «rookie» que ha vivido en USA y cuenta con un físico impresionante. Juntos se marcan como objetivo llevar a lo más alto al equipo de baloncesto de la escuela Seirin, así como derrotar a todos y cada uno de los miembros de la vieja «Generación de los Milagros» en sus nuevos equipos.[/note]