¿Es posible trasladar un juego para móviles de estilo ‘Clash of Clans’ a un juego de mesa? La respuesta la encontramos en ‘Vikings Gone Wild’. El juego, como muchos otros, llegó al formato móvil como alternativa al ya mencionado ‘Clash of Clans’ y debido a su opciones, temática y funcionamiento, ha logrado estar entre las aplicaciones más descargadas de la store móvil en varios países. Pero claro, una cosa es un juego de móviles y otra muy diferente es conseguir trasladar esa experiencia a los juegos de mesa. Pero por difícil que parezca, se puede conseguir.
‘Vikings Gone Wild’ dio el salto a la plataforma de mecenazgo Kickstarter en 2016 logrando recaudar en su campaña más de 236.000 dólares, de los 7.000 que necesitaba para dar luz verde al proyecto. La campaña fue todo un éxito y por ello no era raro pensar que tarde o temprano llegaría traducido a nuestro idioma. Así, gracias a la distribuidora Last Level podemos encontrar desde hace poco en España el juego de mesa ‘Vikings Gone Wild’ en perfecto castellano.
Ahora bien, ¿de qué trata el juego? Al igual que la versión digital, en la edición de mesa nos convertimos en jefes de un clan vikingo que tienen que hacer lo posible por crecer y someter al resto de rivales. Para conseguirlo, el juego basa su estrategia en la recolección de recursos y en la gestión de tropas con las que atacar a nuestros rivales.
¿Y cómo se consigue trasladar esto a un juego de mesa? Ideando un modo que aúna las bases de un juego de gestión de recursos y la posibilidad de combatir con otros jugadores, todo ello bajo el respaldo del clásico sistema de creación de mazos.
Así, cada jugador, hasta un máximo de cuatro, eligen una ficha de personaje y su tablero individual donde irán situando sus mazos, sus pilas de descarte y las misiones vigentes. Por otro lado, el tablero principal, común para todos los jugadores, se divide en varias secciones donde se apilan los diferentes tipos de cartas: unidades, defensa, edificios, favores divinos, bonificación y senda de Odín. Estas últimas irán moviéndose cada turno un espacio hacia la pila de descarte con el fin de variar para que cada jugador pueda tener nuevas opciones de compra.
Los jugadores, que empiezan con un mazo de 10 cartas dividas en recursos y tropas, irán comprando con ellas nuevas cartas del tablero principal que utilizarán para mejorar su clan. Así, algunos edificios permiten recolectar más recursos, mientras que otros añaden mejoras, como incrementar el número de cartas a robar cada turno, que en principio son cinco.
Poco a poco, los clanes irán creciendo a la par que los jugadores realizan misiones individuales y obtienen puntos de victoria, que es el objetivo final del juego: ser el primero en llegar a un determinado número de puntos, que varía en función del número de jugadores.
Pero no solo de recolección de recursos vive ‘Vikings Gone Wild’. Las cartas de unidad y de defensa permiten realizar enfrentamientos con los que robar recursos a nuestros rivales, a la par que conseguimos nuevos puntos de victoria.
El equilibrio entre recolección de recursos y enfrentamientos, unido a que no se puede construir todo lo que se quiera, ya que hay que tener en cuenta el nivel del ayuntamiento del clan, hacen de ‘Vikings Gone Wild’ un juego divertido y ágil, que gustará a los seguidores del género creación de mazos.
Por si esto fuera poco, los recursos del juego, barras de oro y barriles de cerveza, no son simples cartones, sino que son piezas de plástico con su propia forma. A estos se les une una ficha con la forma del Mjolnir de Thor y otras varias que sirven para marcar los edificios atacados o los que están en construcción.
La sencillez de ‘Vikings Gone Wild’ hace que pueda ser disfrutado por principiantes en este tipo de juegos de estilo europeo, mientras que los más duchos en la materia sabrán exprimir todas sus estrategias. Aun así, en EEUU ya han salido tres pequeñas expansiones que añaden nuevas cartas y opciones al básico, por lo que no será raro verlas en el futuro en nuestro país. Con la posibilidad de jugar de 2 a 4 jugadores en un tiempo medio de entre 30 y 45 minutos, ‘Vikings Gone Wild’ se presenta como una propuesta que dará de qué hablar este año.