Si todo sale según lo esperado, el estreno en la gran pantalla de la nueva versión de ‘La Momia’ pretende funcionar como la primera entrega de la saga ‘Dark Universe’, una serie de películas de Universal Pictures que estará protagonizada por los monstruos clásicos de terror, cuyo punto de conexión será la presencia del doctor Jekyll (y, por tanto, suponemos que también la de mister Hyde) en todas ellas.
Desde 1886, año en que Robert Louis Stevenson escribió en un tiempo record (según el propio autor, en tres días) la afamada novela ‘El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde‘ son muchas las adaptaciones cinematográficas llevadas a cabo sobre el protagonista del libro en cuestión, el cual ha servido de inspiración para la creación de varios personajes de cómic, como son los evidentes casos del Hulk de Marvel o el Dos Caras de DC. No obstante, si en algo coinciden la mayoría de las representaciones cinematográficas es en plasmar a mister Hyde dentro de la figura de un hombre enorme y grotesco, tal y como podemos ver en filmes como ‘La Liga de los Hombres Extraordinarios’ (2003) o ‘Van Helsing’ (2004).
No obstante, en ciertas ocasiones, aunque el aspecto siga siendo desagradable (tanto como para no querer encontrarnos con él en un callejo oscuro, ni en ningún otro lugar, ya puestos), la estatura del personaje es la de cualquier tipo normal, como es el caso de la película que analiza este artículo: ‘Jekyll & Hyde‘(1990).
El filme, que cuenta con unos 95 minutos de duración, se encuentra dirigido por David Wickes. En el reparto principal destacan Michael Caine (que se encarga de dar vida a las dos personalidades del doctor), Cheryl Ladd (como Sara Crawford), Joss Ackland (en el papel del médico Charles Lanyon), Ronadl Pickup (que encarna a Jeffrey Utterson) y Lionel Jeffries (que interpreta al padre de Henry Jekyll).
Todo comienza en el año 1889. Tras la muerte del doctor, los bienes de su casa están siendo subastados entre los vecinos. No obstante, esta operación se ve interrumpida cuando se da a conocer su testamento, en el que lega todas sus posesiones a Sara Crawford. No obstante, tras ser localizada y recibir la noticia, la joven, que recuerda los tormentos vividos en la mansión de Henry Jekyll, cuando ambos eran novios, decide rechazar la herencia, ya que no tiene ninguna intención de regresar a Londres. Cabe destacar que la escena final nos depara una interesante sorpresa que, si bien es fácil de intuir, produce el efecto deseado como desenlace de impacto, que bien hubiera podido servir para rodar una segunda parte si a alguien se le hubiese ocurrido pensar en ello.
Aunque casi toda la película sea contada mediante la técnica del flashback, en el que Sara Crawford nos narra su trágica historia, resulta curioso que el filme comience un tiempo después de que el doctor Henry Jekyll haya muerto, ya que, como reza el título, él es el protagonista.
Uno de los aspectos más novedosos del largometraje es el hecho de que aquí se profundiza más que en otras películas en el pasado del doctor Henry Jekyll. Tanto es así que, en esta ocasión, los espectadores llegamos a conocer a sus padres, pese al hecho de que no aporten nada demasiado sustancial al desarrollo de la trama.
En cuanto a Edward Hyde, que aquí luce una cabeza realmente horrorosa y deforme, se comporta del modo perturbado y sádico que esperamos de su monstruoso personaje. No obstante, aunque los efectos especiales del largometraje no sirvan para ganar ningún premio, ni mucho menos, si queremos ser honestos, hay que reconocer que en una de las transformaciones, donde le vemos volver a convertirse en Henry Jekyll, asistimos a un curioso momento del filme, ya que la moderada lentitud con que se nos ofrece la metamorfosis del protagonista resulta bastante adecuada para el propósito de la película.
Resulta también bastante curioso comprobar el hecho de que, pese a estar la película rodada en la década de los noventa, el correcto ambiente londinense del siglo XIX da al espectador la impresión de que el filme ha sido rodado en los cincuenta o sesenta, como mínimo, lo cual le concede un mérito adicional.
La verdad es que ‘Jekyll & Hyde‘ resulta un largometraje recomendable para todos los fans de las películas de este género y, sobre todo, del doctor y su monstruoso alter ego. No en vano, Michael Caine estuvo nominado tanto a un Emmy como a un Globo de Oro en la categoría de mejor actor en una miniserie o telefilme, aunque no logró llevarse ninguno de ellos, por desgracia. La verdad es que, ahora que la nueva versión de la Momia lo ha vuelto a poner de moda (y para muchos años, si el plan de Universal Pictures da resultado), es un buen momento para rememorar anteriores encarnaciones del personaje.