Spider-Man a vuelto a la ciudad, a su barrio, y lo ha hecho a lo grande, con una entretenida película que no pretende ser más que eso: entretenimiento de calidad
Crítica de Spider-Man: Homecoming
Spider-Man: Homecoming nos ha mostrado que el amistoso vecino Spider-Man ha vuelto. O tal vez deberíamos decir que por fin ha llegado, porque no son pocas las voces que afirman que aún no habíamos podido ver al verdadero Spider-Man en la pantalla grande.
Lo que tenemos con ‘Spider-Man:Homecoming’ es, exactamente, lo que nos promete el título: una vuelta a los orígenes de nuestro arácnido preferido pero, tranquilos, han tenido el buen gusto de no mostrarnos de nuevo ni la picadura de la araña ni la muerte de Tío Ben.
Tras un prólogo en el que vemos las consecuencias de La Batalla de Nueva York ocurrida en la primera película de Los Vengadores, y donde vemos el nacimiento de ‘Damage Control’, comienzan los títulos acompañados de una banda sonora que nos indicará el tono de la película.
Who’s ready for your friendly neighborhood you-know-who?@SpiderManMovie @MarvelStudios pic.twitter.com/iSHk4IvVgk
— Michael Giacchino (@m_giacchino) 19 de mayo de 2017
¿Lo reconocéis? Es la sintonía de la vieja serie animada de Spider-Man ¡de los años sesenta!. Espectacular la versión orquestal de Giacchino, que nos da la pista para lo que hemos de esperar a continuación.
Comedia. Pura, simple, divertida y muy entretenida comedia. Olvidaos de ese Peter cabizbajo y apesadumbrado, siempre perseguido por la sombra de la muerte de su tío. Es un quinceañero y se comporta como tal: alocado e inmaduro, como debe ser un adolescente.
Por eso, la escena siguiente es “un videoblog” de Peter cuando está alucinando al verse junto a los más grandes héroes en ‘Capitán América: Civil War’, porque eso es lo que haría un jovenzuelo inexperto: flipar.
A continuación vamos a ver la verdadera vuelta a casa: tras el subidón de luchar con los Vengadores, viene la cruda (y aburrida) realidad: ir a clase (“Ya te llamaremos” le dicen con todo lo que eso conlleva) y todo su afán es salir de allí y ponerse el traje.
Este inicio continuando exactamente donde le dejamos tiene dos objetivos: por un lado nos introduce en la trama (y en el mundo de Spider-Man) de una manera inmediata, sin tener que explicarnos nada que no veamos.
Por otro lado el director Jon Watts nos presenta un episodio de la vida del héroe, como si fuera un número más de la colección donde, como solía ser, aunque sea auto conclusivo, sabemos lo que pasó antes y nos deja con un cliffhanger para que deseemos seguir viendo/leyendo el capítulo siguiente.
Cuando aparece, por fin, Spider-Man (no Peter), el que tenemos no es el superhéroe atormentado que hemos visto hasta ahora, es el pequeño héroe de barrio que atrapa ladrones de poca monta, es nuestro amistoso vecino Spider-Man.
Y es que Watts, y los guionistas (Jonathan Goldstein, John Francis Dale, Jon Watts, Christopher Ford, Chris McKenna y Erik Sommers) han conseguido un fantástico equilibrio entre el divertido Spider-Man de los primero números, con toques de Miles Morales pero sin olvidar grandes momentos, como ese Capitúlo Final del Amazing Spider-Man Vol 1 #33.
Tom Holland hace suyo el personaje, aportándole vitalidad, inocencia y carisma. Por fin tenemos a un adolescente interpretando a un adolescente, y eso se nota. El resto de los secundarios, como en el cómic, están siempre presentes pero sin molestar, sin hacer sombra al verdadero protagonista, ni siquiera el interés amoroso de Peter resulta pesado en la trama.
Por supuesto, tendremos muchos y agradecidos cameos : desde el consabido Tony Stark (no, tranquilos, no aparece demasiado), pasando por Donald Glover (un conocido fan del personaje como ya dejó ver varias veces en la serie ‘Community’, y que aquí interpreta a Aaron Davis… por lo que probablemente le veamos en próximas entregas), el Capitán América (en forma de divertidos vídeos inspiracionales para jóvenes… aunque ahora sea un criminal buscado), una chica rubia con diadema en el pelo de la que casi no nos daremos cuenta (apenas tiene diálogo), otros conocidos como Mac Gargan (con un “curioso” tatuaje de un escorpión) o un primitivo Shocker y, por supuesto, Stan Lee, que no nos hará esperar mucho.
El villano, por su parte, tampoco es un peligro mundial. Adrian Toomes (al que no llaman nunca por su pseudónimo y que da más miedo sin máscara que con ella) es un “villano de barrio”, que siempre pretende estar bajo el radar de los super héroes para que no se entrometan en sus negocios. Un villano a la medida de este Spider-Man y cuyo diseño de “civil” me ha parecido muy inspirado: una cazadora de piloto con el cuello de pelo, simulando al cuello de los buitres, pero de forma mucho más creíble que en los cómics.
‘Spider-Man: Homecoming’ es un verdadero fan service, con muchos guiños a los seguidores de Spidey, pero que disfrutarán igualmente los que no lo han leído. Modernizado de buena manera, trayéndole a la actualidad y haciéndole interactuar con personas y tecnología como lo haría un chaval de nuestros días.
Por eso la armadura tecnológica que le dio Stark no es más que una herramienta para el lucimiento del personaje y no un lastre como en otras ocasiones. Es un reflejo de lo que ocurre en la colección actual de Spider-Man en cuanto a gadgets, más que otro Iron-Spider (por cierto, espero que la traducción mantenga el nombre del protocolo de entrenamiento del traje…).
Por supuesto, tenemos dos escenas finales, una inter créditos y otra al final de todos los títulos… Ésta última no tiene ningún interés y os la podéis ahorrar. En serio.
En resumen, sin ser una obra maestra, es una muy buena adaptación del personaje que nos hará pasar dos horas y cuarto muy entretenidas y divertidas, saltando y disfrutando con Spidey y deseando volver a ver otra de sus aventuras en el siguiente número/película.