Tengo mis problemas con Jeff Lemire. A pesar de los aplausos, y de su estatus actual como guionista estrella, me parece un autor con demasiadas irregularidades en su carrera. Su estilo personal es reconocible en cualquiera de los trabajos de este escritor en la editorial que sea. La cadencia melancólica que impregna a sus obras ha conseguido emocionarme en ‘Essex County’ o en la saga espacial que firma con Dustin Nguyen, Descender (aunque he notado cierto desgaste en el tercer tomo publicado por Astiberri). También, por otro lado, es el tipo que ha conseguido que me baje de los mutantes de manera definitiva, agotado por el tono que sus aventuras habían adoptado. Con esto, entenderás, querido lector, mis reservas ante el acercamiento a ‘Black Hammer’, el regreso al ámbito independiente de este reconocido escritor.
Lo cierto es que antes de su llegada a las librerías españolas, ya había oído maravillas por parte de la crítica. Llega un momento que tanto entusiasmo resulta perturbador, y la mayoría de las veces intento ignorar el ruido para que no se estropee mi experiencia lectora. Cuando el ruido es tanto, es complicado permanecer ajeno, así que reconozco incluso cierta pereza cuando recogí el tomo en mi librería favorita.
Ahora reconozco mi error ante esa pasividad. ‘Black Hammer’ es uno de los cómics más entrañables, hermosos y libres que tendréis la oportunidad de leer este año. Es un homenaje a la edad dorada de los cómics, removida para adaptarse a los paladares del siglo XXI. A estas alturas, es muy complicado contar una historia de superhéroes que resulte original, aunque sea en los planteamientos mínimos. ‘Black Hammer’ lo consigue, al mismo tiempo que nos invita a la nostalgia, con una mirada serena, amable, algo loca y en ocasiones perturbadora a la esencia misma del cómic de género.A base de esa melancolía marca de la casa, Lemire rinde su particular homenaje al noveno arte, revisando lugares de sobra conocidos pero desde un prisma totalmente moderno.
Los protagonistas de ‘Black Hammer’ fueron los héroes más grandes de la Tierra. Pero hubo un momento en el que tuvieron que demostrar, precisamente, la pasta de la que están hechas las leyendas. Se vieron obligados al sacrificio máximo cuando el planeta estaba al borde de la destrucción definitiva. Tras ese combate a vida o muerte, los supervivientes fueron arrojados al exilio. Desde entonces, los seis campeones que salieron con vida de aquel enfrentamiento viven atrapados en una granja. De las luces de la ciudad al ambiente rural, sin posibilidad de escape, sin entender muy bien las razones de sus circunstancias, enfrentados a su pasado y a un buen puñado de demonios interiores.
Obligados a mantener una fachada de normalidad ante las sencillas gentes que ahora son sus vecinos, los héroes han renunciado a quienes eran, y tratan de adaptarse, con poco éxito, a las exigencias de su situación. Mientras tanto, en el mundo real, al otro lado del extraño purgatorio donde permanecen aislados, sus hazañas caen en el olvido. Pero alguien recuerda. Alguien busca respuestas. Y está dispuesto a desmontar el universo con tal de encontrar a los héroes de esas historias que parecen brumas en el tiempo.
Jeff Lemire se refiere a ‘Black Hammer’ como Essex County con superhéroes. No está muy lejos de la verdad, puesto que hay mucho de la esencia de aquella trilogía con la que Lemire se dio a conocer al mundo. El ambiente rural y la familia son de nuevo los ingredientes principales de un trabajo del guionista, que muestra la comodidad con la que trabaja estos temas básicos. Hay mucho de regreso al hogar en ‘Black Hammer’. El escritor retoma alguno de sus temas favoritos y lo mezcla con su gran pasión, los cómics, de superhéroes para ser más específico. Con la vista puesta en los grandes clásicos que dieron forma al género, Lemire dota a la serie del espíritu independiente con el que firma alguno de sus mejores trabajos.
El autor esgrime la magnífica caracterización de sus personajes como principal demostración de fuerza literaria. Porque lo cierto es que, a pesar de su brillante puesta en escena, en ‘Black Hammer’ no pasan grandes acontecimientos cósmicos. El pequeño mundo de estos seis supervivientes se basa en lo cotidiano, en su esencia de extraños enmarcada en la más absoluta normalidad. Están obligados a vivir en un simulacro, y no todos son capaces de llevar esto con naturalidad. El peso del pasado o el hecho de que algunos de ellos están muy lejos del ser humano medio, hacen de esta aventura un pequeño infierno personal, más duro que cualquier enfrentamiento con la criatura cósmica más desquiciada.
Para que este planteamiento funcione, Lemire construye una serie de personajes tridimensionales, llenos de contrastes, humanos hasta las últimas consecuencias. Incluso aunque tratemos con marcianos, o seres mágicos, sus motivaciones, miserias y alegrías constituyen un reflejo real de nuestra condición como seres con conciencia partes de una sociedad compleja. No es complicado sentir empatía con estos extraños, a pesar de que algunos están en el precipicio de la locura. Estos primeros números de la colección sirven de presentación de estos caracteres, con constantes visitas a su pasado. Lemire plantea así las líneas maestras por las que dirigirá a sus creaciones, al mismo tiempo que presenta los necesarios misterios alrededor de ellos para que resulten atractivos a los lectores.
Lemire entra de lleno en la decostrucción del superhéroe, pero sin necesidades destructivas o paródicas. Una camino que hace muchos años abrió Alan Moore con la omnipresente ‘Watchmen’, y que Lemire retoma con sus propias condiciones, para rendir homenaje a los personajes con los que creció. Hay mucho del corazón del niño lector que un día fue el guionista. O que fuimos cualquiera de nosotros, los lectores. Es una obra de fan para los fans. Entre otras bondades, lo pasaremos en grande descubriendo el personaje que esconde la versión en ‘Black Hammer’ de alguno de los grandes protagonistas de la historia de Marvel o DC. Incluso se atreve a trabajar con los géneros, con un fabuloso recuerdo, por ejemplo, a las publicaciones de horror como ‘Hause of Mistery¡. Una genialidad de referencias y juego con la memoria del medio.
Al dibujo, Dean Ormston, una maravilla llena de matices. En principio, Ormston en todo lo contrario al dibujante medio de superhéroes. Nada de posturas imposibles y juegos ridículos con la anatomía. La sencillez protagonista en el trazo nos descubre a un narrador de primera, dueño de los espacios donde sitúa a sus personajes con maestría. Creador genial de ambientes, se adueña del tono melancólico que imprime Lemire a su historia, y lo acentúa con cierto carácter opresivo y claustrofóbico, metáfora de la situación de sus protagonistas. Los contrastes entre el adormecido mundo rural y la Spyral City (una especie de pesadilla modernista de acero y hormigón que es la mezcla de todas las ciudades en las que estamos pensando como escenario de un cómic de superhéroes) demuestran la gran apuesta gráfica de Ormston como constructor de ambientes.
Una identidad gráfica única, que funciona de manera orgánica al mezclar la imagen con la literatura de Lemire. A veces, Ormston me recuerda a Mike Mignola, por su naturalidad al plasmar lo grotesco, aunque es menos barroco y algo más luminoso que el creador de ‘Hellboy’.
‘Black Hammer’ es una gozada. Igual que al principio de esta reseña mostraba mis reservas sobre la calidad de la obra, termino la misma con elogios. El cómic de Lemire me ha sorprendido. Hay llamada a la nostalgia, sí, pero fundamentada en un paquete emocional de primer orden con unos personajes absolutamente brillantes, que funcionan como homenaje, pero enamoran por su propia personalidad más allá de la referencia.
Todo es un canto encendido a las bondades del noveno arte, con cosas tan absolutamente enormes como las fichas de personajes incluidas al final del volumen, recordando a las míticas ‘Who´s Who’ de DC (los que crecimos leyendo las ediciones de Zinco aplaudimos de emoción). Si te vas a gastar el dinero en un solo cómic este mes, si amas los cómics de superhéroes, si quieres una historia con todos los ingredientes que hacen grande el medio, ‘Black Hammer’ es la opción. Además, se ha llevado un Eisner a la mejor nueva serie.
¡A la librería, lectores!
Black Hammer: Orígenes secretos, contiene los seis primeros números de la serie regular publicada en USA por Dark Horse. En España edita Astiberri en forma de volumen en tapa dura, que contiene además un montón de material extra muy interesante sobre el proceso creativo de la serie. Buena demostración del buen gusto del que esta editorial suele hacer gala. El precio que recomendamos es de 19 euros.
Jeff Lemire
Jeff Lemire es uno de los guionistas estrella del mercado USA. Nacido en Canadá, se hizo un nombre en el mercado independiente gracias a la trilogía Condado de Essex. Este éxito le abrió las puertas de las grandes editoriales americanas, y se convirtió en pilar narrativo del Nuevo Universo DC, con títulos tan importantes como Animal Man o La Liga de la Justicia Oscura. En los últimos tiempos, Lemire ha recalado en las oficinas de Marvel, y será el encargado de relanzar la franquicia mutante tras Secret Wars.
[note]
Premio Eisner en 2017 a la mejor serie nueva
Seis exsuperhéroes llevan una década atrapados en una misteriosa granja de la que no pueden escapar. En su momento, salvaron a Spiral City de la destrucción, pero desaparecieron, se les dio por muertos y acabaron cayendo en el olvido. Para la mayoría, se han convertido en leyendas urbanas… Sin embargo, mientras emplean sus superhabilidades para sobrevivir en este extraño purgatorio, un misterioso desconocido está tratando de llevarlos de vuelta a la acción.
El creador de la trilogía Essex County (Astiberri, 2008-2010) y guionista de la serie Descender (Astiberri, 2016-2017) indaga en el pasado y las motivaciones de los protagonistas de esta historia, en un proceso de deconstrucción del superhéroe, lleno de épica y melancolía a partes iguales. Lemire afirma que “con Black Hammer, decidí escribir una carta de amor a todos los cómics de superhéroes que adoraba, pero anclarla en la sensibilidad independiente del trabajo que estaba haciendo entonces (…). Black Hammer es mi propia versión de los superhéroes, filtrada a través de todo lo que me gusta hacer: historias humanas con raíces que tratan de la familia y la vida en los pueblos. Básicamente, Essex County con superhéroes”.[/note]