Cuando salí de ver la película estaba algo confundido, no sabía si me había gustado o no pero lo que tenía claro es que era una digna continuación y para nada es una mala película. Intentaré explicarme. Sin spoilers, por estricto deseo del director.
Hace 35 años (¡siete lustros!) se estrenó una de mis películas favoritas. Pese a los muchos problemas que tuvo, ‘Blade Runner’ llegó a las pantallas y cambió el mundo (no solo de la Ciencia ficción). Este ejercicio estilístico (del que no todo el mérito era de Ridley Scott) rompió los esquemas gráficos y visuales de varios géneros, convirtiendo la obra en un mito, en un icono que ha perdurado todos estos años (y si no la has visto, ya deberías estar corriendo y elegir una de las cinco versiones existentes).
‘Blade Runner’ (1982) es un repertorio de escenas y conceptos visuales disfrazados de cine negro. Porque, admitámoslo, el guión no era precisamente su fuerte. No obstante, la obra se ha hecho tan grande con el paso del tiempo, se le ha reconocido, analizado e incluso estudiado, hasta llegar a convertirse en un gigante que parecía intocable. Y ese era el mayor miedo que todos teníamos, que la continuación no estuviera a la altura. Por suerte, nos hemos equivocado.
Del mismo modo que la obra de 1982 sufrió mil y un problemas y se logró milagrosamente que saliera a la luz, esta secuela que nos ocupa ha tenido toda la suerte que no encontró aquella y los astros se han alineado para que todo salga bien: un director personal pero, a la vez, lo suficientemente humilde como para admirar la obra original y utilizarla para impulsarse en ella, logrando crear, no repetir. Unos actores a los que se les ha dado la oportunidad de brillar y que no la han desaprovechado. Y, tal vez lo más importante, un guión que recoge la obra original para, desde el mayor respeto, alzarse sobre ella creando algo totalmente nuevo. La historia de los blade runners y los replicantes tenía muchas más cosas que contarnos, pero no lo sabíamos hasta ahora.
Sin afirmar, como muchos otros, que es una obra maestra (el tiempo lo dirá), Denis Villeneuve (Sicario, La llegada) ha recogido el testigo y ha sabido darle una nueva vida. Hampton Fancher (guionista de la original de 1982) y Michael Grenn (responsable de ‘Logan‘, ‘Alien: Covenant‘ o ‘Green Lantern’) crean un guión que, aunque continúa la historia, crea un mundo totalmente nuevo, ampliando todo lo que conocíamos y descubriéndonos muchos más conceptos.
Un mundo nuevo, sí, pero que rememora constantemente a la obra original, sobre todo en su aspecto visual. Si la anterior era un magnífico ejercicio visual con un guión funcional pero simple, ‘Blade Runner 2049’ posee una muy buena historia, bien narrada y, además, enriquecida visualmente (obra del director de fotografía Roger Deakins quien ya trabajó con Villeneuve).
Son incontables los homenajes y guiños a la obra de Scott, unos muy evidentes (juegos de iluminación, escenas enteras) y otros mucho más sutiles (de nuevo tenemos un pequeño caballo). Constantemente y de forma casi subconsciente, nos veremos conducidos a recordar la obra original para, así, comprender mejor todo lo que estamos viendo, porque como si de tratara de un padre y su hijo, ‘Blade Runner 2049’ presenta los “genes” de la obra de hace 35 años pero en una forma, en un cuerpo totalmente diferente, evolucionado, pero sin perder de vista sus orígenes.
‘Blade Runner 2049’ es una obra profunda e inteligente y como tal debe ser disfrutada de una forma delicada. Al igual que la obra de Scott, el ritmo de esta película es pausado y tanquilo. Villeneuve ha creado una película que se acerca mucho más a una obra de autor que a un blockbuster (el que espere acción y tiros que lo vaya olvidando). Y este es el ritmo que la obra necesita, que los espectadores necesitamos, porque es tal la cantidad de conceptos (filosóficos, éticos, sociológicos….) que la obra nos presenta que se hace necesario ese ritmo para que lo vayamos asimilando, porque esto no es comida rápida, si no un manjar que hay que degustar debidamente. Por eso, a pesar de sus dos casi tres horas de duración, no es una película lenta, es pausada.
Y si el guión y la dirección son brillantes, las actuaciones no desmerecen en absoluto. Ryan Gosling, al que no tengo en muy buena estima por su trabajo, me ha sorprendido muy gratamente, haciéndonos sentir sus dudas, esperanzas y miedos como no le he visto hacer en ninguna otra película. Harrison Ford puede decir que Villeneuve y los guionistas le han hecho un regalo: éste es el Deckard que recordábamos pero con el peso de los años y de las decisiones tomadas. Decisiones que son las que, finalmente, son el motor de esta secuela.
Ana de Armas está simplemente inmensa. Su papel de Joi es magistral, dándonos una lección de interpretación y con una escena sobre todo que podría representar el objetivo de la película: visual y técnicamente portentosa pero, a la vez, contándonos sin palabras un enorme y emotivo discurso sobre la realidad humana, sobre cómo somos las personas.
El resto de personajes también brillan a pesar de no tener muchos minutos en pantalla. Como ya he dicho, el guión (y la buena mano del director, sin duda) dejan espacio para que puedan actuar y, así, ofrecernos unos papeles memorables. Robin Wright como la teniente Joshi está fantástica, creíble y demostrando que a poco que la dejen nos regalará un personaje increíble. Silvia Hoeks nos muestra en Luv a un ángel tan bello como terrible, con una actuación muy comedida y que atrapará al espectador.
Incluso Dave Bautista, que apenas aparece unos pocos minutos, nos obsequia una gran interpretación, llena de humanidad y ternura, a la vez que fuerza y melancolía. Y no puedo dejar de citar a Jared Leto. El tan denostado Joker aparece aquí en dos breves escenas, más que suficientes para comprobar su magnífico trabajo, su profesionalidad, y vislumbrar un personaje que daría para una película él solo.
Sin duda, en muchos de estos casos la mano de Villeneuve ha sido la que ha hecho que brillen, sabiendo dirigirlos pero, al mismo tiempo, dándoles espacio para que amplíen su personaje y logren transmitirlo como lo hacen. Se nota la mano de un director que sabe llevar el rodaje con “mano de hierro en guante de seda”. Visto su trabajo aquí, estoy deseando ver lo que hace con ‘Dune’.
En resumen, una gran película que plantea el mismo tema central que la obra original (¿qué define al ser humano?), pero ampliándolo y enriqueciéndolo y no solo visualmente como aquella, sino conceptualmente. No sé si es una obra maestra, y si tendrá la misma repercusión que la obra de Scott (en aquel entonces ninguno nos lo imaginamos entonces), pero sí puedo afirmar que es una digna sucesora y, sin duda, una de las mejores películas que podréis ver este año. Y que veremos varias veces porque ésta es una de esas películas que necesita revisionados para captar todos esos detalles y subtramas que se nos escapan la primera vez. Una obra que dará para reflexionar y para comentarla con los amigos. Una obra que disecciona al ser humano y que tal vez nos muestra cómo ser “más humanos que los humanos”.
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30 años después de los eventos del primer filme, un nuevo blade runner, el oficial K de la LAPD, desentierra un secreto oculto por mucho tiempo, que tiene el potencial de sumergir a lo que resta de la sociedad en el caos. El descubrimiento de K lo lleva a la búsqueda de Rick Deckard, un blade runner retirado de la LAPD, quien ha estado desaparecido durante las últimas tres décadas.
Ryan Gosling, Harrison Ford, Jared Leto, Robin Wright, Sylvia Hoeks, Mackenzie Davis, Carla Juri, Barkhad Abdi, Ana De Armas, David Dastmalchian, Hiam Abbass, Dave Bautista, Lennie James y Edward James Olmos forman el reparto de ‘Blade Runner 2049‘ a las órdenes de Denis Villeneuve y con un guion firmado por Hampton Fancher y Michael Green.
La secuela del clásico de ciencia ficción de Ridley Scott, basado en el relato corto de Philip K. Dick ‘¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?’ llegará a los cines de todo el mundo el 6 de octubre de 2017.
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