La ley de la naturaleza aplica tanto a los humanos, como a los animales, los insectos y a todos los seres vivos que forman parte de un ecosistema. Como consecuencia de esta realidad inevitable, es bastante frecuente ver cómo se traslada a otros aspectos, como pueden serlo las series de televisión.
En un mercado tan competitivo como el del anime, donde se estrenan alrededor de 50 series cada temporada, es normal que tan solo un puñado de ellas reciban una continuación, lo que suele dar fe de su calidad. Una de esas franquicias que han recibido más de una adaptación animada es la que nos ocupa hoy: ‘Terra Formars: Revenge‘.
Como ya os adelantamos en nuestra reseña de la primera temporada, la serie gira en torno a un grupo de humanos, que se dirigen a Marte para capturar a unos especímenes de cucarachas mutantes que habitan el planeta. La principal urgencia detrás de esta misión es que se ha extendido por la Tierra una enfermedad que tan solo podría curarse tras el estudio de estas criaturas.
A lo largo de los primeros 12 capítulos, la trama se centra en la pura y dura lucha por sobrevivir de los sujetos enviados a Marte por los distintos países de la U-NASA, que alcanza niveles de crudeza que harían sentirse incómodo incluso a Hajime Isayama. Por su parte, la segunda temporada toma un tono ligeramente más político, donde, en algunos puntos, la trama se divide en dos caminos diferentes, habiendo un mayor protagonista de la trama terrestre, que a menudo es determinante para el desarrollo de la marciana.
En este sentido, una serie que comenzó como una alegoría de la antes mencionada ‘ley de la selva’, se convierte en una representación de la situación política en la Tierra, donde el papel de los gobernantes se torna crucial, cuando una misión de investigación se torna una de rescate. La capacidad de los líderes para cooperar y buscar el bien común se pondrá a prueba, al igual que la tenacidad de los tripulantes de las naves para encontrar la forma de sobrevivir, ya sea colaborando entre ellos o enfrentándose por ser el último superviviente.
El grupo de personajes está compuesto por el mismo núcleo que protagonizaba la primera temporada, aunque en esta ocasión cobra un mayor protagonismo el equipo chino, que en la primera temporada apenas si fue mostrado de forma fugaz en los capítulos iniciales. También aumenta la importancia del equipo ruso, cuya aparición en la primera temporada es meramente testimonial, aunque en esta segunda temporada se entienden los motivos detrás de esta decisión de dejarlos de lado.
En cuanto a personajes individuales, la segunda temporada se caracteriza por la importancia que adquiere Joseph Gustav Newton, #1 del MARS Ranking, siendo el único de los miembros de la misión que no cuenta con un órgano mosaico (o similar), habiendo sido criado simplemente a través de procedimientos de reproducción selectiva. Por lo demás, dejando de lado aquellos personajes que perecieron en los primeros 13 episodios, no se producen mayores cambios, mantiendo Akari Hizamaru, Sokichi Komachi y Michelle K. Davis, el status de protagonistas absolutos.
Esta segunda temporada, a pesar de partir de una premisa muy interesante, tiene varias debilidades que la colocan significativamente por debajo de su predecesora. En primer lugar (y lo más evidente), el cambio de registro en el tono de la serie es, cuanto menos cuestionable, pasando de una serie de temática claramente ‘seinen’, a un ‘shonen’ algo genérico. La principal muestra de este cambio viene marcada por la entrada de TYO animations, un estudio principalmente caracterizado por producir series de temática ‘moe’, que rebaja considerablemente el tono serio que caracteriza a la obra original.
En este punto, se hace fundamental reseñar que no existe ningún canon que indique que sea imposible cambiar el registro de una serie entre temporadas o entre obras de una misma franquicia (siendo Fate un ejemplo claro). El problema con el cambio sufrido por ‘Terra Formars’ reside en que, si bien la obra original nunca pierde el sentido del humor puntual que la caracteriza, el forzarlo a través de diseños ‘chibis’ y otros recursos similares suele funcionar más para desconectar de la serie, que para darle un mero respiro.
Además, los diseños de personajes de Satoshi Kimura (‘Akashic Records of Bastard Magic Instructor‘) para la primera temporada, eran enormemente fieles al manga original, caracterizándose por su rudeza y realismo, mientras que el trabajo de Atsushi Ikariya (‘Fate/Zero‘) en la segunda temporada desconecta del original, manteniendo solo los elementos característicos y dándole un estilo más circular y relajado. Si bien un cambio en el diseño de peronajes no siempre es equivocado (los diseños usados para los animes de ‘Miss Kobayashi Dragon Maid‘, ‘Haikyuu‘, ‘Ataque a los Titanes‘ o ‘A Certain Scientific Railgun‘, por ejemplo), es importante tener en cuenta, no solo la calidad del diseño original, sino también el público objetivo de la franquicia.
La banda sonora de la serie se caracteriza por dos openings compuestos por Seikima-II, que se van alternando (sin ningún orden fijo), a lo largo de la temporada, mientras que los endings son tres temas, compuestos por nao, Zwei y Fuki, respectivamente. La música que acompaña a la serie es obra de Takafumi Wada, colaborador habitual de Hiroyuki Sawano, y con quien participó, entre otras, en ‘Seraph of the End‘ y ‘The Seven Deadly Sins‘.
Tal y como ya se mencionó al respecto del arte, la música también gira y se vuelve más adaptada a un ‘shonen’. En este sentido, a la vista del cambio de registro en la serie, hay ciertos puntos en los que la nueva banda sonora supera a la anterior, no en calidad, sino en cuánto se adapta a la serie que acompaña, captando bastante mejor su esencia, por discutible que esta sea.
Al respecto del doblaje, no se producen adiciones significativas en esta segunda temporada, manteniéndose todos los miembros del doblaje original, ya fuera mayor o menor su relevancia en la temporada anterior. La incidencia del arco argumental que (a medias) adapta esta temporada, hace que haya pocos momentos en los que puedan destacar en su trabajo, siendo bastante lineal y predecible, tanto en su versión original como en castellano.
En general, la serie es una buena adaptación de la línea argumental del manga, que sufre por la decisión de la productora de, por un lado, limitarla a apenas 13 episodios (en los que es imposible cubrir todo el contenido del arco argumental) y, por otro, cambiar el registro artístico de la serie de forma drástica, así como el propio estilo de la serie, haciendo que los primeros episodios sean difíciles de asimilar.
La esperada secuela de ‘Terra Formars’ llega por fin edición doméstica, tras el éxito de su simulcast. Por un lado, tenemos la edición Blu-ray First Print, que incluye el audio original en japonés y audio y subtítulos en castellano, tráileres, teasers y vídeos promocionales, así como un libreto de 100 páginas con diseños y factoids de la serie a un precio de 67,99 €. Por su parte, también está disponible en edición sencilla en DVD, que incluye audio original en japonés y audio y subtítulos en castellano a 36,99 €. Por ahora, solo queda esperar que la salud del autor, Yû Sasuga, mejore, para que el manga vuelva de la pausa en la que se encuentra, con la OVA prevista y recupere el ritmo, para así aumentar las posibilidades de una tercera temporada.
[note]
Año 2620 D.C. Hizamaru y el resto de la tripulación del Annex I, 95 humanos entrenados y mejorados mediante el procedimiento de metamorfosis sintética, aterrizan en Marte con el objetivo de obtener un espécimen de Terra Formar, cucarachas que han sufrido una evolución inusual hasta convertirse en humanoides. Se cree que esta misión permitirá sintetizar una vacuna para el Virus de Motor Alienígena, un patógeno originario del planeta rojo con una tasa de mortalidad del 100%. Pero justo entonces tiene lugar un accidente inesperado y los Terra Formars aprovechan para lanzar un ataque mientras la humanidad lucha contra sí misma de puertas para dentro.
Así es como da comienzo una nueva lucha extrema por la supervivencia en el planeta Marte.
[/note]