miércoles, noviembre 27, 2024

Reseña de ‘Phonogram: Rue Britannia’

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Panini
Portada de Phonogram
El volumen de Phonogram que publica Norma Editorial

Kieron Gillen y Jamie McKelvie se han ganado los galones como dueto creativo con tan solo un puñado escaso de obras. Ahora mismo están en boca de todos tras la publicación de la aclamada ‘The Wicked + The Divine’, obra que, para bien o para mal, no deja indiferente. En La casa de El, por supuesto, hablamos de las dos primeras entregas de esta serie (puedes leer al respecto aquí y aquí), pero hoy toca viajar en el tiempo. Toda leyenda tiene un origen, y hoy nos trasladamos a la época en la que estos dos pesos pesados de la industria de hoy eran unos jovenzuelos insolentes con muchas ganas de dar la campanada. La época, queridos lectores, en la que se publicaba’ Phonogram’.

‘Phonogram’, en el momento de su publicación, fue un interesante soplo de aire fresco, con cierto toque de nostalgia pero desde un punto de vista totalmente inconoclasta y algo destructivo. Era al mismo tiempo una declaración de amor y odio a partes iguales a ese instante en el tiempo en el que el centro del universo musical se situaba en las Islas Británicas. En la década de la 90 del siglo XX se vivió una auténtica explosión de bandas que elevaron el pop a los más altos estándares dentro la crítica y el público. Kieron Gillen trasladó el espíritu, o más bien el recuerdo de él, a las páginas de ‘Phonogram’, historia de magia, acerca de las cenizas de la memoria y el retorno de los pecados del pasado.

David Kohl es el protagonista de ‘Phonogram’. Un tipo que vivió intensamente la época de apogeo del Britpop, tanto que apenas a cambiado de rutinas noctámbulas desde entonces. Pegado de sí mismo, exultante de cinismo chulesco, con cierto toque de perdonavidas listillo, es un perfecto cretino. Además, es mago. Nada que ver con sombreros puntiagudos, ni grimorios mohosos repletos de hechizos altisonantes. Kohl es un fonomante, capaces de encontrar la magia en la melodía, en las letras de las canciones pop, en la esencia de la cultura popular en su expresión más ruidosa. 

Por supuesto, una vida entera de ego superlativo y aires de superioridad no le han convertido en el tipo favorito de mucha gente. Eso, añadido a que hay ciertas entidades superiores bastante cabreadas con nuestro protagonista, será la chispa que sitúe a Kohl en una situación bastante incómoda. Por la cuenta que le trae, tiene que encontrar a una antigua novia. Por supuesto, no puede tratarse de una chica normal. La desaparecida es Britannia, una de las muchas encarnaciones de la Diosa. La vida del fonomante está a punto de complicarse hasta lo imposible.

David Kohl es una especie de versión sofisticada de, por ejemplo, de John Constantine, paradigma del resabiado experto en la cara oculta de la realidad. Sí que es verdad que Kohl no se las ve con entidades tan oscuras como el mítico hechicero, pero sí que recuerdan ciertos dejes de su personalidad. La magia que rodea el mundo de Phonogram es mucho más amable en principio, pero no menos destructiva cuando las cosas se tuercen. 

Jamie McKelvie, Kieron Gillen, Phonogram
Dvid Kohl y su ego

Tengo varios problemas con ‘Phonogram’. A ver, que soy incapaz de decir que es un mal cómic. Es excitante, divertido, irreverente. Aún así, mi experiencia lectora no ha sido lo satisfactoria que esperaba. Me parece necesario que este cómic esté en el mercado español, y, de hecho, había cierto riesgo en publicarlo a estas alturas. Me temo, queridos lectores, que el tiempo ha pasado como un bulldozer por las páginas de Phonogram.

Al fin y al cabo, ‘The Wicked + The Divine’ no es más que la puesta al día de muchos de los conceptos que utilizan Gillen y McKelvie para dotar de personalidad a ‘Phonogram’. De hecho, es muy injusto comparar las dos obras, pero me resulta imposible no hacerlo. La obra posiblemente de manera brillante como nostalgia bastante gamberra de una época, pero es que se publicó hace la friolera de diez años. En perspectiva, y desde mi humilde opinión, esa década hasta que la hemos visto en castellano ha dejado a Phonogram un poco sin defensas, teniendo en cuenta la reincidencia de los autores en el universo de dioses pop en su más reciente obra.

Ocurre que todo ese aroma pretencioso y moderno hasta la nausea que vemos en The Wicked +The Divine está mucho menos camuflado en ‘Phonogram’. Evidentemente, Gillen era un escritor con menos herramientas entonces, y su intensidad irónica es un grito casi desesperado de querer molar en cada giro, en cada frase. Por desgracia, se ve el conejo en la chistera, y sé que estoy siendo injusto, puesto que es un trabajo muy original en el que el escritor aprendió todos esos trucos que han hecho de él el grandísimo guionista que es hoy en día. Pero no puedo evitar mis percepciones acerca de este viaje por la cultura pop, y no me queda más que la honestidad, que, a pesar de todas esas cosas que comento, se intuye en ‘Phonogram’.

A ver, que no es un horror ilegible. Gillen es elegantemente sexy en sus formas. Jamie McKelvie es siempre fresco y excitante, y da buena muestra de todas esas habilidades narrativas sorprendentes que han despertado encendidos aplausos en los últimos años. ‘Phonogram’ está lleno de virtudes, que le sitúan por encima de la mayoría de cómics que vais a leer a lo largo del mes. Aún así, como digo, parece que el tiempo y la evolución de la propia obra de los autores han arrebatado a este cómic gran parte de la descarada personalidad que la encumbró.

Viñeta de Phonogram
Fantasmas

A pesar de mis diatribas, dad una oportunidad a ‘Phonogram’. Desempolvad esos discos que marcaron vuestra adolescencia, y que las guitarras distorsionadas que dieron vida a una generación se conviertan en parte esencial de la lectura. Si no vivisteis aquella época, es buen momento para descubrir un puñado de bandas imprescindibles para comprender en su totalidad una época. En todo caso, Phonogram tiene esas hechuras de experiencia única, cosa que no es fácil de encontrar en una industria saturada de copias de copias.

‘Phonogram‘ llega por fin al mercado nacional de la mano de Norma Editorial. En su línea de edición de cómic americano, se trata de un volumen encuadernado en cartoné y con 152 páginas a todo color en su interior. Lo encontrarás en tu librería favorita al precio de 17,50 euros.

Kieron Gillen

Este aclamado escritor de cómics se dio a conocer en 2006 con la publicación de Phonogram, que además fue su primera colaboración de Jamie McKelvie. Posteriormente ha ganado peso en la industria gracias a etapas bastante reconocidas al frente de X-Men, y más recientemente, como guionista de una de las series punteras del universo Star Wars en formato cómic: la dedicada al señor oscuro del Sith, Darth Vader.

Jamie McKelvie

Uno de los dibujantes más personales de la industria, es reconocido por sus trabajos junto al escritor británico Kieron Gillen. Han compartido créditos en Phonogram, Jóvenes Vengadores y The Wicked + The Divine. Además, ha colaborado con otros ilustres guionistas como Matt Fraction o Dennis Hopeless.

[note]

¿Alguna canción te ha cambiado la vida?

¿Te has preguntado cómo?

Britania lleva diez años muerta. El fonomante David Kohl lleva casi todo ese tiempo sin pensar en su antigua jefa… pero de pronto su mente empieza a cambiar. ¿Podrá descubrir qué le ocurrió a la Diosa Mod del Pop mientras conserve su personalidad?

Inédita durante una larga década en España, llega al fin Phonogram, una fantasía moderna y oscura situada en un mundo donde la música es magia, donde una canción puede salvarte la vida… o acabar con ella.[/note]

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CRÍTICA

Guión
Dibujo
Edición

RESUMEN

Por fin en castellano la obra que dio a conocer a Gillen y McKelvie

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