El Escuadrón Suicida ha vivido un momento dulce de popularidad gracias a la decepcionante (por ser amable) película basada en sus aventuras. Ya son unas cuantas reencarnaciones de este grupo secreto de dudosa legalidad, pero entre todo el material que se reeditó a cuenta del citado estreno quedó en el limbo el retorno por todo lo alto de la etapa que hoy os traemos bajo el brazo. En 1987, John Ostrander y Luke McDonnell dieron la vuelta al concepto de villano con la renovación del Escuadrón Suicida, colección que significó todo un hito en el universo DC.
En el tiempo en el que se sitúa el inicio de esta colección, el cómic americano sufría cambios bastante notables en cuanto a la concepción del superhéroe. Poco tiempo antes los lectores se enfrentaban a todo un vendaval con la llegada a las librerías de cómics fundamentales como ‘Watchmen’ o ‘El retorno del caballero oscuro’, obras en las que la reflexión introspectiva acerca la psique torturada del enmascarado era protagonista. Los caballeros de brillante armadura que poblaban los sueños de niños y adolescentes entraban en una nueva tesitura, bastante menos luminosa, presentados como seres imperfectos, alejados del halo de leyenda impoluta plasmado en la mayoría de los cómics del género.
Las cosas habían cambiado de manera radical, y las variaciones sobre este tema serán habituales con la llegada de decenas de personajes en la fina línea que separa al héroe del sociópata, motivados por sistemas morales más que dudosos. El antihéroe llega para quedarse.
Lo que propone Ostrander en Escuadrón Suicida es otra vuelta de tuerca más al terremoto conceptual que afrontaba el cómic de superhéroes. El escritor renueva el viejo concepto de la Fuerza Especial X, cuyo operativo de campo es conocido por el sobrenombre de Escuadrón Suicida, puesto que sus misiones son de riesgo mortal. Desde la Segunda Guerra Mundial, de un modo u otro, los miembros del Escuadrón se han movido entre las sombras, aceptando el tipo de trabajo que una persona en su sano juicio rechazaría de inmediato.
Las cosas desde aquel conflicto bélico han cambiado mucho. El mundo ya no afronta males tan definitivos e identificables como el horror nazi. Los peligros de la actualidad son silenciosos, y las reglas del juego complejas en comparación a aquellos tiempos de idealismo en los que el mundo luchaba contra el enemigo común. La realidad geopolítica es parecida a una enorme partida de ajedrez, en la que cualquier movimiento en falso puede generar la aniquilación del planeta.
En esa tesitura nace el Escuadrón Suicida, bajo la tutela de la implacable Amanda Waller, dispuesta a casi cualquier cosa para mantener el mundo seguro (o, por le menos, bajo los parámetros de lo que ella entiende como seguridad). En esta ocasión, no se trata de abnegados luchadores por la libertad impregnados de ideales. Los miembros del equipo de Waller son escoria, lo peor que ha dado el universo DC, criminales que suelen partirse la cara con el justiciero de turno y que acaban con sus posaderas en prisiones de máxima seguridad. Destinados a pudrirse en una celda, Fuerza Especial X tiene algo que ofrecer al respecto. Si forman parte del Escuadrón Suicida y sobreviven, la pena será conmutada. Con nada que perder, los villanos encuentran el modo de volver a la calle, siempre y cuando salgan vivos de la experiencia.
Esta es la premisa con la que parte Ostrander, escritor dispuesto a dinamitar las reglas del género superheroico gracias a la pandilla de inadaptados peligrosos que integran esta unidad de operaciones encubiertas. Lo hace gracias al retrato de personajes, al carisma de estos tipos que de repente están al otro lado de la barrera, obligados a ser héroes a su pesar. Por supuesto, el hecho de pertenecer al ejército de Waller no cambia ni un ápice la naturaleza de los integrantes del Escuadrón. Son cínicos, egoístas, desconfiados y estarían dispuestos a vender a sus madres con tal de conseguir sus objetivos individuales. Los roces entre miembros de la Liga de la Justicia se quedan en escaramuzas de patio de recreo comparado con las puñaladas traperas que intercambian los protagonistas de esta historia. Nada de camaradería y lecciones de trabajo en equipo. Aquí se trata de sobrevivir, y si hay que pisar algún cuello aliado para eso, sin problema ninguno.
Nadie es puro en Escuadrón Suicida. Ni siquiera sus responsables. Amanda Waller es el retrato fabuloso de auténtica fanática, motivada por el dolor que impulsa la cruzada personal en la que ha convertido su vida. Siempre al borde de la ilegalidad, el Escuadrón Suicida nace a su imagen y semejanza, obsesionada con un mundo en el que es muy sencillo pasar de víctima a verdugo. El resto del plantel no se queda corto, y tenemos toda una colección de tarados, diametralmente opuestos a cualquier otro protagonista en una colección del género.
Ostrander dotó de personalidad única a un cómic que rompía con los clichés de la época. A medio camino de la acción habitual en el cómic de superhéroes y el relato de espías, el guionista traspasaba las líneas en cuanto a temática y formas. La violencia era bastante explícita y real, perfectamente enmarcada dentro del contexto de este grupo en el que la muerte es parte del juego. Si los “buenos” de la historia ya tienen lo suyo, imaginad el reparto de amenazas. Grupos de mercenarios terroristas, las Furias de Darkseid, supremacistas blancos, y, muy en la línea de la época, la mismísima Rusia comunista, entre otros, mantendrán entretenidos a los miembros del Escuadrón Suicida.
Por fin se acaba con la injusticia que significaba mantener esta etapa en el olvido. Con todo el material que ha salido al mercado con el nombre de Escuadrón Suicida en la portada, parece mentira que este clásico permaneciese en el limbo de las eternas reivindicaciones de los lectores. Bien es cierto que hay partes que han envejecido regular, que a estas alturas el impacto de la serie se pierde si no se contextualiza en condiciones su origen, y que el dibujo de Luke McDonnell es bastante esquemático (aunque la evolución del dibujante es alucinante según pasan los números), pero no cabe duda de la importancia de este cómic.
Ostrander juega con suma elegancia con personajes que estaban incrustados a fuego en el imaginario de los lectores como carne de cañón y alimento del ego del superhéroe de turno. Estos ocho primeros números dejan constancia de las intenciones de John Ostrander y de sus habilidades como escritor, a sabiendas de las posibilidades que la propuesta ofrecía para el futuro.
Puro DC, su carácter más vanguardista ha quedado un tanto deslucido, ahora que hay tanto baile entre las personalidades del héroe y el villano a cuenta de la postmodernidad de las narices. Lo que es innegable es el enorme entretenimiento que ofrece y la lección de ritmo que se marca Ostrander en el planteamiento de sus historias. Esto sí que es el Escuadrón Suicida, lectores.
‘Escuadrón Suicida: Prueba de fuego’ es el primer volumen de la recopilación ofrecida por ECC de la etapa del célebre grupo de mercenarios en mano de John Ostrander y Luke McDonnell. Se publica en formato libro de tapa dura, a todo color, que recoge los primeros ocho números de dicha época, publicada en origen a finales de la década de los 80 del siglo XX. Lo podrás encontrar en tu librería favorita al precio de 23 euros.
John Ostrander
Este afamado escritor y guionista tenías aspiraciones bastante alejadas del mundo del cómic. De hecho, sus estudios se centraron en la teología, puesto que su intención era convertirse en sacerdote católico. Por suerte para sus lectores, el mundo de la viñeta se cruzó en su camino, y tras los primeros pasos en la industria realizó su primer gran encargo como guionista del gran crossover ‘Legends’ junto con el legendario Len Wein. En las páginas de este cruce nacería el concepto del renovado Escuadrón Suicida, serie que le convertiría en todo un referente del cómic americano.
Luke McDonnell
Dibujante estadounidense, comenzó su carrera en el mundo de los cómics a principios de la década de los 80, y por sus manos han pasado personajes como Iron Man o Liga de la Justicia. Es especialmente reconocido por haber sido el dibujante principal de la celebrada etapa de Escuadrón Suicida orquestada por el guionista John Ostrander.
[note]¡El Escuadrón Suicida de John Ostrander!
Para hacer frente a la creciente oleada de crimen y terrorismo, la obstinada directora Amanda Waller convenció al Presidente para formar una Fuerza Especial X actualizada: un equipo de operaciones encubiertas compuesto por supervillanos encarcelados que conmutan su tiempo de condena por cada misión en la que participan. capaces de actuar en secreto en cualquier punto de la tierra, y totalmente prescindibles, los integrantes de este nuevo Escuadrón Suicida son el arma perfecta… mientras puedan mantenerlos bajo control. Creado por los aclamados John Ostrander y Luke McDonnell, Escuadrón Suicida: Prueba de fuego recopila los ocho primeros números de la legendaria serie de los ochenta, así como su historia actualizada en Secret Origins núm. 14.
A finales de los ochenta, se volvió a activar un programa secreto del gobierno diseñado para neutralizar las amenazas que los supervillanos representaban para la seguridad nacional. La Fuerza Especial X ha pasado por muchas encarnaciones desde su creación durante la Segunda Guerra Mundial, pero hay algo que siempre ha permanecido invariable: sus miembros se hacen llamar el Escuadrón Suicida, y hacen honor a su nombre.[/note]