En 1932, el escritor estadounidense Robert E. Howard creó, entre otros grandes personajes, a un ser legendario conocido como Conan, el bárbaro, quien protagonizó una serie de relatos pulp que la revista ‘Weird Tales‘ se encargó de publicar. Gracias a estos ejemplares, el protagonista de este artículo no tardó en alzarse como todo un clásico, además de un referente del subgénero literario de la espada y la brujería. No obstante, pese al éxito alcanzado con las novelas, muchos lectores lo han conocido gracias a los cómics, ya que tanto la editoriales Marvel como Dark Horse se han encargado de trasladar las aventuras del cimerio a las viñetas, sin que el protagonista haya perdido por ello ni un ápice de su imponente personalidad. Al igual que sucedió con Spiderman, el personaje no se contentó con una sola colección y ha llegado a contar con tres cabeceras diferentes: ‘Conan, el bárbaro‘, ‘Conan rey‘ y ‘La espada salvaje de Conan‘. Además, su éxito ha servido para fomentar la fama de otros personajes creados por Robert E. Howard, tales como Kull, Red Sonja o Solomon Kane.
Por supuesto, el mundo del cine no iba a quedarse de brazos cruzados ante las increíbles oportunidades que propiciaba llevar las aventuras del personaje a la gran pantalla. Así fue como, bajo la batuta de John Millius, en 1982, vio la luz ‘Conan, el bárbaro‘, protagonizada por Arnold Schwarzenegger, que repitió papel en la secuela, estrenada en 1984, bajo el título de ‘Conan, el destructor‘, cuyo análisis puedes leer a continuación:
Bajo la dirección de Richard Fleischer, esta película, de 103 minutos de duración, cuenta en su reparto, además del ya mencionado Arnold Schwarzenegger, con Grace Jones (como Zula), Wilt Chamberlain (en el papel de Bombatta), Olivia d’Abo (que interpreta a Jehnna), Mako (que encarna a Akiro), Tracey Walter (que se mete en la piel de Malak), Pat Roach (que hace de Toth-Amon) y Sarah Dogulas (que convierte en suyo al personaje de la reina Taramis). También merece la pena destacar el cameo de Sandahl Bergman (como Valeria).
Durante los años que mediaron entre la desaparición de la Atlántida bajo las aguas y el nacimiento de los hijos de Arrio, existió una época fantástica, en las que esplendoroso reinos yacían esparcidos por todo el mundo. Hasta allí llego Conan, desde Cimmeria, con su espada en la mano. Yo, como su cronista, conozco bien su saga. Permítanme contarles algunas de sus aventuras.
Esta introducción, narrada por boca de Akiro, da comienzo a la película, en la que podemos ver como Conan es contratado por Taramis, la reina de Shadizar, para que acompañe a su hermana Jehnna a cumplir una complicada misión, tal y como reza una antigua profecía, a cambio de devolverle la vida a su amada Valeria. En la tarea, Conan cuenta la compañía de Bombatta (capitán de la guardia de Shadizar) y sus amigos Malak, Zula y Akiro. Sin embargo, a medida que avanza la misión, el bárbaro comienza a sospechar que la reina Taramis lo ha traicionado.
El reparto de la película es de lo más peculiar al contar con un jugador de baloncesto (Wilt Chamberlain), un ex-deportista de la lucha libre (André, the Giant, que da vida al dios Dagoth) y una cantante (Grace Jones). Como dato anecdótico, cabe destacar que el personaje de Malak iba a ser interpretado, en un principio, por David Lander. Sin embargo, su esclerosis múltiple, confundida con problemas de alcoholismo, supuso su despido del rodaje y la repetición de sus escenas con Tracey Walter.
‘Conan, el destructor‘ finaliza, al igual que la entrega anterior, con la imagen fija del avejentado bárbaro sentado en un trono, tal y como puedes ver encima de estas líneas, mientras oímos al mago Akiro pronunciar estas palabras:
Así fue como Conan lloró la pérdida de su amada Valeria. Durante mucho tiempo, continuó sus aventuras en lugares muy distantes y pisó ricos tronos, hasta que al fin encontró su propio reino y colocó su corona sobre su agitada frente… pero esa es otra historia.
Aunque la actuación de Arnold Schwarzenegger en ‘Conan, el destructor‘ se encuentra a la misma altura de la que realizó en la película anterior, el hecho de que el filme dure bastante menos que su predecesor, la reducción del número de escenas violentas y el exceso de chistes a lo largo de toda la trama le hizo flaco favor al conjunto, lo que molestó a una gran cantidad de fans y al propio Arnold (sobre todo cuando ‘El guerrero rojo‘, estrenada en 1985, contó con peor recepción aún), que acabó por perder el interés en volver a interpretar al bárbaro en una tercera película, motivo por el que se recurrió a Kevin Sorbo para sustituirlo, lo que obligó a rebautizar el largometraje de 1997 como ‘Kull, el conquistador‘. Aún así, bajo mi opinión, merece la pena echarle un vistazo a ‘Conan el destructor‘ para, al menos, pasar un rato entretenido.
La nueva versión de ‘Conan el bárbaro‘ (2011), bajo la dirección de Marcus Nispel y protagonizada por Jason Momoa, no contó con el favor del público, anulando toda posibilidad de rodar una secuela e insuflando a Arnold Schwarzenegger de nuevas ganas de interpretar al personaje en una futura película… pero esa es otra historia.