Desde hace unos meses, Marvel está sacando a la luz una serie de nuevas cabeceras que, con el fin de no saturar a los fieles seguidores de la editorial, aparecen con cadencia bimestral, como es el caso de Vengadores Costa Oeste, colección protagonizada por Kate Bishop y Clint Barton (los dos Ojos de Halcón), América Chávez (Miss América), Gwen Stacy (Masacre Gwen) y Quentin Quire (Kid Omega), con la chica arquera como líder del grupo.
No obstante, los lectores más veteranos recordarán que, en los años ochenta, tuvo lugar la primera aparición de un grupo conocido como West Coast Avengers (cuya traducción exacta, obviamente, es Vengadores de la Costa Oeste, aunque en la edición española se rebautizó como Los Nuevos Vengadores), cuya primera formación, bajo el liderazgo de Clint Barton, estaba compuesta por Simon Williams (Hombre Maravilla), James Rhodes (Iron Man), Pájaro Burlón (Bárbara Morse) y Greer Nelson (Tigra). No obstante, al igual que ha sucedido con otros grupos de superhéroes, los miembros de este equipo fueron variando con el tiempo, tal y como se puede comprobar en la imagen que acompaña a este párrafo.
Comenzada con guiones de Roger Stern y dibujos de Bob Hall, esta colección, de la que puedes ver la portada del primer número a la derecha de este párrafo, tuvo una duración de 102 números y 8 anuales. Si quieres descubrir cómo surgió la idea de crear este singular grupo, continua leyendo los siguientes párrafos.
El 22 de mayo de 1984, la colección que no pretendía ir más allá de ser una miniserie, destacó como la mejor novedad de dicho mes. Este hecho resulta bastante curioso, sobre todo si tenemos en cuenta que, en un principio, la idea era que fueran los mutantes los protagonistas de la cabecera, cuyo título sería X – Men West (en un intento de emular a los Teen Titans West de DC). Sin embargo, cuando el año anterior vio la luz la colección The New Mutants, se descartó la idea hasta que se decidió recuperarla, pero adecuándola a los Vengadores.
Según recuerda Roger Stern, el mismo día de su cumpleaños, él y Mark Gruenwald se encontraban en una Comic Con, que se celebraba en una pequeña ciudad de Georgia, a la que ambos habían sido invitados. Fue allí donde empezaron a hablar de los conceptos que desembocarían en la colección West Coast Avengers, que, en un principio, iba a ser un título provisional, aunque el propio Stern admite que quedó como definitivo al no ocurrírseles ninguno mejor.
La idea original de Mark Gruenwald era que dicha miniserie se utilizase para desarrollar una saga titulada Visión Absoluta, la cual serviría para renovar la formación del grupo principal de los Vengadores. Por tanto, Roger Stern decidió aprovechar esto para dar protagonismo a personajes secundarios que no se encontraban demasiado activos, motivo por el que prefería hacer lo posible por retenerlos antes de que acabaran por pasar a manos de otros autores.
Roger Stern sentía predilección por las dos integrantes femeninas del grupo, ya que Tigra siempre lo había fascinado y, por otro lado, elogiaba el desarrollo de Pajaro Burlón que habían hecho Steve Grant y Mark Gruenwald. Por su parte, Bob Hall consideraba una gran ventaja el hecho de que Iron Man fuese el único miembro del equipo con cabecera propia, ya que opinaba que eso les daba una mayor libertad creativa.
La miniserie original fue todo un éxito, ya que de su primer número se llegaron a vender 300000 ejemplares, que era casi la mitad de lo recaudado por la colección regular de los Vengadores. Aunque los dos cómics siguientes experimentaron un pequeño bajón, el cuarto y último número vendió 20000 copias más que el 250 de The Avengers, lo que dejaba claro que había que convertirla en una colección regular, pese a que empezaba a haber roces entre Roger Stern y Mark Gruenwald, debidos a ciertas diferencias de criterio.
El segundo de los dos citados anteriormente llegó a declarar sentirse arrepentido de haber participado en el proceso que dio luz verde a la creación de los Vengadores de la Costa Oeste. El problema radicaba en que a Gruenwald le parecía fundamental que, como mínimo, un miembro fundador del grupo original formara parte de este nuevo equipo. Dado que en, aquel momento, Tony Stark y James Rhodes estaban viviendo en Silicon Valley, la opción lógica era optar por Iron Man, pero aquello significaba romper la “trinidad vengadora” constituida por el Capitán América, Thor y el hombre de hierro. El mayor sentimiento de culpa de Mark Gruenwald siempre ha provenido de no haberse dado cuenta de aquello a tiempo.
Llegados a este punto, es conveniente dar a conocer al lector una curiosa anécdota: cuando Mark Gruenwald comenzó a trabajar en la ficha de los Vengadores para The Official Handbook of the Marvel Universe, se percató de que, a pesar de que era un dato sabido que la mansión del grupo se encontraba ubicada en la Quinta Avenida de Manhattan, nunca había aclarado su situación exacta. Para solventar el problema, Mark Gruenwald se recorrió toda la calle hasta encontrar el lugar idóneo, es decir, el número 890, que se corresponde con el Museo Frick. Algún tiempo después, Stan Lee confirmaría que aquel era el edificio que él siempre había tenido en mente como sede de los Vengadores.
Lo curioso del caso es que sucedió algo parecido cuando hubo que designar una ubicación para el cuartel general de sus contrapartidas de la Costa Oeste. Para ello, Mark Gruenwald aprovechó un viaje que él y Ralph Macchio hicieron a Los Ángeles. Una vez allí, orientado por Roy Thomas, que vivía en California, llegó hasta un amplio complejo situado en el número 1800 de Palos Verdes Drive, que fue el lugar elegido para situar el rancho utilizado por los Vengadores Costa Oeste como cuartel general.