Entre dos mundos
Obviamente, cada nuevo trabajo de Robert Kirkman, creador de una de las series más exitosas de la historia del cómic, The walking dead, nace bajo un foco de atención. Ese ha sido el caso de Oblivion song, cuyo primer volumen nos llegó hace algunos meses a través de Planeta Cómic. Ahora, tras una larga espera, podemos por fin disfrutar de su continuación, una que amplía todo lo que se nos presentó en el comienzo del cómic y que de alguna forma hace que este peculiar universo en el que transcurre la historia sea mucho más rico…
Toda la verdad
En el primer tomo de esta serie ya se nos daban todas las claves para entender el mundo en el que nos íbamos a mover. Hace una década, en Philadelphia, más de un cuarto de millón de personas desaparecieron de la faz de la Tierra junto a gran parte de la infraestructura de la ciudad, como si un trozo del mapa de la urbe hubiera sido sustituido a todos los efectos por el atrezzo de una extraña película de ciencia ficción. En realidad, esa parte de Philadelphia que desapareció ha sido transportada a una especie de dimensión alternativa, y muchos de los ciudadanos continúan con vida allí.
Nuestro aguerrido protagonista, Nathan Cole, es el encargado de un proyecto de rescate masivo iniciado poco después de que este misterioso evento tuviera lugar y financiado por el gobierno. Tras un tiempo relativamente razonable, el gobierno acabó con la operación de rescate y se dio por muertas a las personas que aún no habían sido encontradas. Entre estas se encontraba Edward Cole, hermano de Nathan, motivo por el que este con la ayuda de una tecnología rudimentaria desarrollada por él mismo seguía viajando a Oblivion, nombre con el que se ha designado este extraño lugar.
Nathan acabará dando con Edward, que vive en Oblivion en una especie de comunidad rural pacífica, y le acaba trayendo de vuelta a casa. Este regreso vendrá acompañado de toda una revelación, que será el tema con el que comienza este segundo arco argumental: el propio Nathan y su equipo de trabajo fueron los responsables diez años atrás del experimento que tuvo como consecuencia el evento de Philadelphia, y todo lo que ha hecho desde entonces tiene como objetivo tratar de enmendar ese terrible error.
Cole vs Cole
El grueso de este segundo volumen va a tener dos temas centrales: por una parte, la revelación del origen del evento y las consecuencias que esto va a traer para Nathan, y por otra la compleja relación que se desarrollará entre los dos hermanos. Y es que resulta que, mientras el primero vive atormentado por todo el daño que ha ocasionado con su trabajo, el segundo solo guarda agradecimiento por la oportunidad que aquel desafortunado hecho le brindó.
Edward no era precisamente feliz en nuestro planeta, y el cambio de dimensión fue lo que podría llamarse una segunda oportunidad. Desde su punto de vista, la gente que allí se reunió para sobrevivir como una comunidad dejaron atrás todos los aspectos negativos de la civilización que conocemos, y se centraron en cuidar los unos de los otros, disfrutar de la vida y aprovechar al máximo y de la mejor forma posible su tiempo. Edward está totalmente convencido de que la forma de vida al otro lado es mucho mejor, y que los habitantes de su lugar de origen viven en una prisión cuyos barrotes no son capaces de ver. Obviamente, para Nathan esto no es más que una tergiversación de los hechos, y el conflicto entre ambos hermanos será una constante a lo largo del tomo.
Kirkman es fiel a su estilo en este segundo volumen, y centra toda la trama, como es habitual en él, en los conflictos internos de los principales protagonistas, dejando que la historia evolucione de forma natural, con sus ocasionales sorpresas y giros inesperados. Quizás aquí nos pueda recordar el trabajo del guionista de Kentucky al de su compañero Rick Remender, que ahora mismo es probablemente el mayor representante de este tipo de historias de ciencia ficción, aunque tal vez la ausencia de hijos del protagonista nos haga darnos cuenta de que no puede ser un trabajo suyo.
En cuanto al apartado gráfico, volvemos a tener al dibujante de trazo grueso Lorenzo de Felici, que logra establecer gracias al apoyo del color ese contraste tan necesario entre nuestro mundo y ese lugar endiabladamente caótico que es Oblivion. Su estilo casi feísta a la hora de diseñar personajes casa a la perfección con el tono de la historia, y consigue dotar a estos de una fluidez natural que sienta genial a los momentos de acción, algo que también afecta a las retorcidas criaturas de Oblivion.
El segundo tomo de Oblivion song publicado por Planeta Cómic se presenta en formato rústica sin sobrecubiertas. Contiene 136 páginas, con un tamaño de página de 16,8 x 25,7 cm, y presenta los números del #7 al #12 de la edición americana de la serie Oblivion song de Image Comics, así como todas las portadas originales de cada uno de los números contenidos. La traducción ha sido realizada por Ignacio Bentz, el precio de venta recomendado es de 15,95 € y se puso a la venta en septiembre de 2019.
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Oblivion song 2
ISBN: 978-84-9173-081-1
Segunda entrega del nuevo cómic de Robert Kirkman (The Walking Dead).
El mundo de Nathan Cole se desmorona.
Por el bien de los dos mundos, deberá juntar las piezas y seguir adelante.
Guion: Robert Kirkman
Dibujo: Lorenzo de Felici y Annalisa Leoni
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