Cuando vi el primer tráiler de Joker, la película que llega a nuestras pantallas después de un exitoso paso por algunos prestigiosos festivales de cine, pensé dos cosas: 1, tiene toda la pinta de ser una buena película sobre un psicópata y 2, éste no es Joker (otra vez). Veamos si acerté en mis suposiciones.
Arthur se siente siempre solo entre la multitud y busca conectar con alguien. Pero Arthur usa dos máscaras. Una le sirve para su trabajo diario como payaso. La otra no se la puede quitar nunca; es la apariencia que proyecta en un intento inútil de sentir que forma parte del mundo que lo rodea.
Una buena película sobre un psicópata
Pues sí, mi primera suposición ha resultado cierta: es una buena película sobre el nacimiento (el resurgir, más bien) de un psicópata: nos cuenta cómo Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) lleva una vida miserable desde que era pequeño (“No he sido feliz ni un solo minuto de mi vida” llega a decir), y cómo las circunstancias le empujan no a convertirse en un asesino psicópata, si no a estallar y “dejar salir” su enfermedad mental. Trastorno que no dejan claro si es heredada de su madre o es debida a hechos ocurridos en su niñez.
Como digo, es una buena película, pero sin extremismos, no es la octava maravilla del cine que algunos han querido ver. Está muy de moda ensalzar el cine que podríamos clasificar como “friki serio”, ese cine que trata de los temas que a nosotros siempre nos han gustado pero con una capa de seriedad, y eso es lo que, en mi opinión, ha ocurrido con muchas críticas de esta película: tiene cosas muy buenas, como veremos a continuación, pero no hará en absoluto historia del cine (ni falta que le hace).
Lo mejor de este Joker es, sin duda, Joaquin Phoenix. Su actuación es, simplemente, magistral, merecedora de un Oscar. Es un trabajo muy contenido, aunque a veces no lo parezca, y es en su mayor parte una actuación física, tanto que me atrevo a decir que Joker podría haber sido una película muda gracias a los gestos, las caras y los movimientos de un impagable Phoenix.
Este gran actor (del que no podéis dejar de ver sus trabajos en Gladiator o Her por ejemplo), realiza un magnífico trabajo mostrándonos cómo la máscara de civilización, de cordura, se le va cayendo poco a poco, dejando ver su verdadera personalidad, la del psicópata (sí, otra vez ese adjetivo) que lucha por salir a la superficie y que siempre ha estado ahí.
El Joker de Phoenix es ese típico payaso triste que hemos visto miles de veces, pero influenciado por su pasado y su herencia genética. Desde el primer momento de la película vemos que su risa no es tal, es una mueca de amargura, de dolor, algo que pretende controlar pero que, como ya sabemos, no podrá conseguir, y que cada carcajada no es sino una muestra de su dolor, de su tristeza. Cuando ríe, Joker realmente está llorando.
Es un hombre triste y dañado que sólo busca ser feliz, que no se quiere sentir tan mal y que es consciente de que “es muy complicado ser estar feliz todo el tiempo”. Un pobre hombre cuyos pocos momentos de felicidad son meras ilusiones, espejismos. Es un payaso roto ya desde el principio, pero se niega a admitirlo, y eso Joaquin Phoenix nos lo muestra como muy pocos actores saben.
Además del protagonista, cabe destacar la labor de Todd Phillips en su doble faceta de director y de guionista (junto a Scott Silver). Aunque este director no tiene ninguna película que merezcla la pena destacar, esta obra destaca claramente en su filmografía.
Joker tiene una cadencia lenta, sosegada, muy a conciencia porque este ritmo tiene un claro motivo, aumentar la tensión en el espectador. Esta tensión se ve alimentada (como ocurriera en el primer Dark Knight de Miller) por el ambiente: ola de calor, huelga de basura que refleja la podredumbre de la civilización actual cada vez mas llena de basura, los planos en picado y los contraplanos, aplastantes y agobiantes, como los planos amplios de la ciudad, con esos edificios que te aplastan y te asfixian, la música, la iluminación… Excepto cuando el asesino intenta salir a la luz, sobre todo en dos momentos de los que solo puedo nombrar uno sin hacer spoiler: cuando le despiden, abre la puerta a la calle (en otro agobiante contrapicado) y la luz inunda la penumbra de la estancia.
Con tres claras partes muy bien diferenciadas que nos marcan la evolución del protagonista, Joker es una película bien rodada y, sobre todo, muy bien protagonizada. Es una interesante visión de un asesino. Ni más ni menos, donde se nos muestra un origen de asesino bastante típico: malas influencias y vejaciones desde niño, mala suerte en la vida, desprecio por su ídolo, sospecha de enfermedad mental…
Este no es (mi) Joker
Segundo acierto por mi parte. Si bien es cierto que el personaje del Joker ha sufrido miles de cambios en estos 81 años de existencia, también es cierto que existe una esencia que permanece en todos ellos. Y aquí no está.
Sí, se pinta la cara de payaso y se tiñe el pelo de verde. Sí, la historia se sitúa en Gotham y aparecen tangencialmente personajes de la mitología de Batman, pero todo esto no son más que trucos para “conectar” esta obra al Universo DC. Trucos algo burdos como el hecho de personalizar todo el malestar de la ciudad y de la sociedad en una sola persona, uno de los candidatos a alcalde de Gotham, un guiño pero truco al fin y al cabo.
Y en cuanto a la “revolución social” que protagoniza este Joker y que muchos críticos (que no han leído a Batman en su vida) han elogiado, todos nosotros sabemos que el antagonista de Batman no busca eso, nunca lo ha buscado. Tampoco es que sea un “agente del caos” como predicaba el Joker de Heath Ledger (y que en esa misma película nos demostraba que era otra de sus mentiras).
No es Joker. El Arthur Fleck interpretado por Joaquin Phoenix es un personaje muy atractivo, bien escrito y mejor interpretado, pero que podría ser simplemente un asesino sin más, que aquí toma el aspecto de un payaso como podría tomar cualquier otro. En esta película, el Joker es, más que nunca, un disfraz para una película sobre un psicópata digamos “civil” que, en realidad, nada tiene que ver con el mundo de batman.
En resumen, Joker es una película destacable, con muchos aspectos positivos, muy interesante y que podría haber dado lugar a una saga sobre este (nuevo) personaje como ocurriera con Hannibal Lecter. Disfrutaréis de buen cine pero, eso sí, no esperéis ver a Joker más allá de su maquillaje.
[note]
Arthur se siente siempre solo entre la multitud y busca conectar con alguien. Pero mientras camina por las tranquilas calles de Gotham City y recorre las vías de ferrocarril grafiteadas de una ciudad hostil donde reina la división y la insatisfacción, Arthur usa dos máscaras. Una le sirve para su trabajo diario como payaso. La otra no se la puede quitar nunca; es la apariencia que proyecta en un intento inútil de sentir que forma parte del mundo que lo rodea, y no ese hombre incomprendido a quien la vida golpea sin descanso. Arthur no tiene padre y su madre es una mujer frágil que es, sin lugar a duda, su mejor amiga. Le puso de apodo Happy, un nombre que ha pintado en la cara de Arthur una sonrisa que oculta un dolor infinito. Pero cuando los adolescentes lo intimidan en las calles, se burlan de su ropa en el metro, o cuando otros payasos se ríen de él en el trabajo, este ser asocial y estrafalario se siente aún más alejado de todos los que le rodean.
Joaquin Phoenix protagoniza esta película junto a Robert De Niro, Zazie Beetz, Frances Conroy, Brett Cullen, Glenn Fleshler, Bill Camp y Leigh Gill.
Joker está dirigida por Todd Phillips (“Borat”, trilogía de “Resacón”) dirige un guión que ha coescrito con el guionista Scott Silver, basado en personajes de DC.
Joker se estrena en España el 4 de octubre de 2019.
[/note]