¿Quién no ha soñado con ser una estrella del rock en su adolescencia? Bien es verdad que la mayoría de las historias de estos personajes tienen sus buenas dosis de tragedia, pero los cantos de sirena de una vida salvaje, emocionante y plagada de éxitos en las listas hacen su efecto en la obligada rebeldía de juventud. Un poco de eso es lo que nos cuenta Borja González en ‘The Black Holes’, que cuenta los titubeantes inicios de una banda de instituto. Por supuesto, hoy os hablo de este cómic porque va un paso más allá, y fusiona este concepto mil veces visto con ingredientes tan exóticos como vibrantes. ‘The Black Holes’ mezcla con acierto el ruidoso espíritu punk con la ciencia ficción, el relato gótico heredero de las hermanas Bronte y la elegancia victoriana de fuerte espíritu femenino que podría estar ideada por Jane Austin.
‘The Black Holes’ se sostiene sobre unos pilares básicos, usados con inteligencia y astucia por Borja González, autor sorprendente del que, he de confesar, no tenía noticia antes de esta lectura. Desde luego, el talento demostrado en las páginas del ingenioso despliegue gráfico y narrativo de la obra hace que, a partir de ahora, tenga a este guionista y dibujante en la mira. Los malabares que hace para que los ingredientes del extraño brebaje de la propuesta combinen tienen recompensa, y consigue algo especial, orgánico, sencillo y entrañable, presentado con auténtica explosión visual.
Borja González utiliza elementos de la ciencia ficción para el juego con el tiempo. Presente y pasado conforman un extraño universo, onírico y brumoso, de espacios que, en ocasiones, parecen alucinaciones de una realidad reflejada en el espejo del ensueño. Si bien las protagonistas son reconocibles en sus papeles adolescentes, es el extraño cosmos en el que se desenvuelven lo que permite los desvaríos entre fantasía y realidad.
Gloria, Laura y cristina quieren montar una banda, animadas por horas escuchando a sus bandas favoritas. Tienen ganas y actitud, lo que compensa su falta de habilidades musicales. Armadas con la proclama punk por excelencia, hazlo tú mismo, empiezan los ensayos y composición de canciones. Años atrás, en 1856, Teresa sueña con ser libre. Libre de las ataduras que conlleva ser una adolescente en una época de rectitud, en la que todo el mundo ha depositado expectativas que no van con ella. ¿Qué tienen que ver dos historias tan alejadas en el tiempo? Pues, evidentemente, los anhelos de juventud, las ganas de romper las normas, la idea de ser por encima de aparentar, y tantos otros fragmentos que componen esa convulsa época que es la adolescencia.
González compone un genial cuadro a través de personajes creíbles, de personalidades confrontadas pero llenos de matices. Las chicas de ‘The Black Holes’ podrían haber sido tus compañeras de instituto, tus vecinas; gente peculiar, aunque cotidianas y llenas de detalles que conforman temperamentos únicos. Las peculiaridades de las protagonistas crean un pequeño cosmos a su alrededor, donde las fronteras entre ordinario y lo fantástico se difuminan. González apuesta por lo inmediato, por las cosas pequeñas, en las sensaciones de lo cercano, a base de espectaculares silencios, que permiten al lector conectar con los sonidos del bosque, la quietud urbana, los ruidos nocturnos de enormes caserones cuyos ecos pasados resuenan en el presente.
Si el guion de esta historia es un ejemplo de concisión e ideas claras, lo que realmente deja sin aliento es el aspecto de la obra sobre el papel. El estilo de Borja González es único, apuesta sincera por la sencillez y el dinamismo, por los espacios al borde de la irrealidad, a pesar de lo familiar de su esencia. Personajes sin rostro se pasean por la página, sin restar un mínimo de impacto emocional en el dibujo. Los cuerpos hablan en lugar de las miradas, casi deslizándose por escenarios neblinosos, nocturnos, contrastes entre sombra y luz.
Otro particular hallazgo narrativo en ‘The Black Holes’ es el casi obsesivo punto de vista que ofrece al lector, como si fuésemos los invitados a una estrambótica obra teatral. Inamovible en este planteamiento, convierte la lectura en algo tan extravagante como sencillo, aumentando el empaque sensorial que ofrece esta obra tan rica en matices.
La espectacular paleta de colores completa la experiencia visual, desde el cielo rojo sangre del tenebroso crepúsculo a la explosión de color victoriana, pasando por los tonos apagados de la realidad gris del siglo XXI, cada pincelada está llena de intención, consiguiendo un particular efecto en el lector, atrapado por el hipnótico juego de contrastes. Sin duda, uno de los trabajos visuales más hermosos que he tenido el placer de disfrutar en mucho tiempo.
Chicas disfrazadas de esqueleto pasean entre la oscuridad del bosque. Como un espejismo, el recuerdo del pasado vibra en el hoy a ritmo de furioso rock. Las notas de un piano tocado hace más de cien años se confunden con la distorsión, y el mismo sueño de libertad empuja a estas particulares jóvenes a construir su propio mundo.
A medio camino entre el cuento infantil y el retrato generacional, las L7 se topan de bruces con las hermanas Bronte y el relato gótico, y se enredan con toneladas de cultura pop, películas de serie B y teorías sobre el funcionamiento del universo. Eso es lo que encontraréis en las páginas de ‘The Black Holes’, experiencia única, bella y amable (cosa importante entre tanto ruido) que reafirma esa idea de que el cómic es la herramienta con la que se puede contar cualquier historia, sin filtro, mezclando las referencias clásicas con la vanguardia para ofrecer cosas tan hermosas como este libro.
Toda una sorpresa. No os la perdáis.
‘The Black Holes’, publicada por Reservoir Booksen 2018, se presenta en forma de elegante y práctico tomo de 128 páginas a todo color. Buenas calidades de edición, con la sencillez como premisa, marca de la casa en esta editorial. El precio recomendado es de 16 euros, y podrás encontrarlo en tu librería favorita.
[note]
Una fábula bella y macabra sobre los anhelos de la juventud.
Gloria, Laura y Cristina quieren montar una banda de aires punk llamada The Black Holes. Tienen todo lo que se precisa: actitud, presencia, instinto… y una debilísima formación musical. Apenas empiezan con los ensayos, un aura extraña invade su día a día: la reminiscencia de algo que ocurrió 160 años atrás y persigue a una de ellas.[/note]
Borja González
Nacido en Badajoz, en 1982, se curte como artista en diversos fanzines. De formación autodidacta, se dedica a la ilustración, y ha probado suerte con el cómic en obras como ‘La reina Orquídea’ en 2016. ‘The Black Holes’es, hasta el momento, su proyecto más ambicioso, que le coloca entre ls referentes del cómic español tanto a nivel nacional como internacional