Un Elseworlds para dominarlos a todos
Hay cómics de las grandes editoriales americanas que siempre tienen que estar disponibles en tu tienda más cercana, bien por haberse ganado con creces el favor del público o bien por haber tenido un impacto tan brutal en la cultura popular que siempre hay alguien interesado en hacerse con una copia. Watchmen, La broma asesina, Sandman, El regreso del Caballero Oscuro o Kingdom Come serían algunos de los ejemplos más claros de esto. Y precisamente de esta última obra ECC Ediciones ha sacado recientemente una nueva edición en su línea Black Label…
Dioses y monstruos
Kingdom Come es muchas cosas. Primero es una historia situada un par de décadas en el futuro de ese presente del Universo DC que se reformula continuamente, una en la que el padre Norman McCay (cuya figura está inspirada en la del progenitor del artista Alex Ross) comienza a experimentar una serie de visiones apocalípticas heredadas de su fallecido amigo Wesley Dodds (el Sandman original) gracias a las cuales este hombre de dios servirá como testigo ante El Espectro de la hecatombe que está por venir…
También es la historia del regreso de unos viejos superhéroes retirados, con un canoso Superman a la cabeza. Diez años atrás un demente Joker acaba con la vida de buena parte de la plantilla del Daily Planet (Jimmy Olsen, Perry White y Lois Lane figuran entre las víctimas) y Kal-El decide retirarse a la Fortaleza de la Soledad, dando así comienzo un relevo generacional que no traería nada bueno. Los nuevos héroes son extremadamente violentos y despiadados, y sus excesos han provocado que ahora sea el momento de que la Liga de la Justicia vuelva a entrar en acción para volver a servir como brújula moral en un mundo que se dirige a su final a toda velocidad.
Pero por encima de todo, Kingdom Come es un excelente trabajo de metacomic en el que se examina lo ocurrido durante la década de los años noventa en el cómic superheroico americano. La resaca de los excelentes trabajos realizados por autores como Alan Moore o Frank Miller en la segunda mitad de la década de los años ochenta dejó en las editoriales una fiebre desquiciada por convertir a los héroes luminosos de toda la vida en personajes oscuros con los dientes apretados que estaban por encima del bien y del mal. La venganza sustituía a la búsqueda de justicia, la violencia a la ética y la necesidad de molar a la voluntad para hacer del mundo un lugar mejor. Todos los personajes se quisieron transformar poco a poco en Punisher y Lobezno, y llegó el momento en el que autores clásicos como Mark Waid y Alex Ross decidieron hacer algo al respecto. Se podría decir que Kingdom Come es su forma de llamar la atención sobre las malas decisiones que se estaban tomando a este respecto editorialmente hablando.
Alabado seas, Alex Ross
Si el guion de Waid ya es maravilloso, el trabajo de Ross en el apartado gráfico es impresionante. Su estilo fotorrealista con influencias del pulp dota a esta obra de una solemnidad que otro artista difícilmente podría haber conseguido. En sus lápices los héroes de DC Comics son auténticos dioses, y la situación en la que se tienen que desenvolver tiene mucho de un Apocalípsis bíblico.
Ross consigue convertir cada página en una obra de arte, y no solo por su habilidad a la hora de retratar las maravillosas escenas que aquí se nos presentan, sino también por su concienzudo trabajo cuando toca construir un universo en el que a través de sus diseños podemos imaginarnos todo lo que ha pasado en ese mundo durante las dos últimas décadas, todo lo que ha convertido al Universo DC que conocemos en esa versión casi distópica de sí mismo y a esos héroes defensores de la paz y de los inocentes en aquellos que decidieron dar la espalda al mundo cuando se impuso un nuevo modelo de justicia.
En definitva, Kingdom Come es una obra imprescindible, y la edición Black Label es una oportunidad tan buena como otra cualquiera de hacerse con un cómic que nadie puede permitirse no tener. Si bien es cierto que el arte de Alex Ross sería más apreciable en una edición de mayor tamaño, a esta nueva publicación pocos defectos se le pueden encontrar. Quien todavía no tenga esta historia en su estantería de cómics, que corra a su tienda más cercana para corregir tan enorme error…
La edición Black Label de Kingdom Come publicada por ECC Ediciones se presenta en formato cartoné de tapa dura. El tomo contiene 232 páginas a color e incluye la traducción de los cuatro volúmenes de los que consta la obra original, además de las portadas originales de cada uno de los números incluidos, una introducción a cargo de Elliot S. Maggin y una sección final con gran cantidad de material extra. El precio de venta recomendado es de 25 € y se puso a la venta en octubre de 2019.
Mark Waid
Todo un erudito del cómic de superhéroes, Waid renunció a su cargo de editor en 1992 para emprender una extensa etapa como guionista de Flash que muchos seguidores del Velocista Escarlata no han olvidado. A esta siguieron numerosos proyectos entre los que se encuentra la imprescindible Kingdom Come, una reivindicación de los justicieros tradicionales dibujada por Alex Ross. Actualmente, compagina sus labores en Boom! Studios con colaboraciones con otras editoriales.
[note]
Kingdom Come (edición Black Label)
ISBN: 978-84-17960-56-8
Superman se ha retirado y, sin su influencia, el mundo ha aceptado a una nueva generación de héroes, encabezados por un controvertido vigilante llamado Magog, que recurren a la violencia y a la barbarie para impartir su particular visión de la justicia. No obstante, la amenaza de un futuro apocalíptico fuerza el regreso del Hombre de Acero… y el choque con los recién llegados será inevitable.
En 1996, el guionista Mark Waid (Flash, 52) y el dibujante Alex Ross (Justicia, Batman: Guerra contra el crimen) asombraron al mundo con Kingdom Come. Un clásico instantáneo ganador de los premios Eisner de 1997 en las categorías de mejor serie limitada, mejor pintor/artista multimedia y mejor portadista, que sirvió como alegoría de la situación que vivía el género superheroico.
Guion: Mark Waid
Dibujo: Alex Ross
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