Hace un tiempo que se publicó en esta misma web un artículo en el cual se hacía eco de la proximidad de un importante número de películas de superhéroes pertenecientes al género del terror, cuya muestra más cercana podemos encontrarla en el filme Los Nuevos Mutantes, que verá la luz a primeros de abril de este mismo año. Quizás el hecho de que las productoras confíen en lograr una mayor taquilla si se hacen películas para todos los públicos sea la razón por la que, hasta la fecha, el cine basado en superhéroes del cómic no se había atrevido a cruzar dicha línea. Sin embargo, en el mundo del noveno arte, donde todos estos largometrajes tienen su origen, ya se podían encontrar muestras de ese género desde finales de la década de los sesenta, por medio de diversas editoriales que, como comprobarás si continuas leyendo este artículo, le allanaron el camino a Vértice.
Y es que, aunque el mundo del cine no alcanzó su cenit en este género hasta el periodo de tiempo transcurrido entre los años 1971 y 1973, fue en 1968 cuando vio la luz la revista Dossier Negro, lanzada al mercado por Ibero Mundial de Ediciones (aunque, a lo largo de sus 217 número, también pasó por las manos de Garbo Editorial, Ediciones Delta, Gyesa y Ediciones Zinco), que se convirtió en la propulsora de este tipo de producto en los quioscos y librerías de nuestro país.
Aunque esta revista empezó a ser publicada con unas especificaciones similares a las que Vértice usaba para sus novelas gráficas, a partir del nº 19, que vio la luz en 1970, comenzó a salir a la venta en formato revista. El hecho de que la editorial Garbo sacara a la venta la publicación Vampus en un periodo de tiempo similar no hizo más que acentuar esta tendencia.
Ya en 1972, Vértice decidió sumarse a este provechoso movimiento, por lo que, como mínimo, debía llevar a cabo un cómic de terror. Afortunadamente, Marvel contaba con material suficiente para que la editorial española pudiera sacar a la venta dos publicaciones de dicho género, en lugar de solo una.
La primera de ellas, titulada Fantom: Relatos Escalofriantes , cuya primera portada puedes ver bajo estas líneas, recogía episodios cortos de las colecciones Journey Into Mistery, Astonishing, Mystic o Tales of Suspense, lo que suponía la recuperación de un gran número de historias publicadas por Marvel en 161, es decir cuando la editorial aún no se llamaba así. Además, se incluyeron como complemento tiras cómicas, las cuales estaban protagonizadas por personajes escalofriantes pero que provocaban risa, en lugar de miedo, como es el caso de Tumbita, del que, cuando hablamos en su momento, ya aclaramos que fue creado por Tunet Vila, y Humor,terror y furor, obra de Cubero.
La segunda colección, cuya primera cubierta queda reproducida bajo este párrafo, se tituló originalmente Espectros, aunque acabó cambiando el plural por el singular, lo que la rebautizó como Espectro: Historias de Ultratumba. Su contenido también reciclaba historias de colecciones como Chamber of Chills a Tower of Shadows, aunque el mayor éxito fue la llegada a sus páginas de la serie The Tomb of Dracula, por obra de Marv Wolfman y Gene Colan, que había iniciado su andadura en 1972.
Ambos títulos vieron la luz en formato revista, tal y como todas estas publicaciones estaban saliendo al mercado, aunque Vértice no podía imaginar que se trataba de un precedente para que, con el paso del tiempo, sus colecciones de superhéroes empezaran a comercializarse con el mismo formato.
La tarea de ilustrar las portadas de Fantom recayó en Enric Torres-Prat, al que se le encargó, inicialmente, la realización de las dos primeras. Sin embargo, a José Torra, el fundador de la empresa, se le ocurrió la idea de enseñarle el resultado final a López Espí, cuando ya estaba acabado e impreso. Es de imaginar lo que aquellos significó para el dibujante, quien se sintió marginado y humillado, ya que, después de haber desempañado un trabajo bastante notable con las portadas de las publicaciones de superhéroes de Marvel, nadie se había molestado en informarle siquiera de la intención de Vértice de publicar dichas cabeceras, de cuyas portadas él se habría encargado sin dudarlo.
Según parece, esto pilló por sorpresa a José Torra, que se dirigió al dibujante en los siguientes términos:
¡Ah! ¿Es que sabes pintar cubiertas de terror?
A lo que López Espí respondió de la siguiente manera:
¡Hombre, Señor Torra, ahora sí que me ha dejado usted frito!
Para mostrar su valía, el dibujante llevó a cabo unas cuantas ilustraciones de terror, cuyo resultado fue tan favorable, a ojos del fundador de Vértice, que no dudó en encargarle el resto de portadas, tanto de Fantom como de Espectros. Y es que está claro que no basta con ser el número uno, sino que tienes que estar demostrándolo constantemente y no puedes dormirte en los laureles.