Actualmente, la gran mayoría de los arcos argumentales completos o de las miniseries enteras de Marvel que se publican en España se reeditan en tomos para el consumo de aquellos lectores que no hayan podido hacerse con el material original o que prefieran leerlo en ese formato. No obstante, hubo una época en la que dichas reediciones eran sacadas a la venta en condiciones muy similares, aunque no idénticas, a las de los volúmenes originales, algo que ya sucedía en los tiempos de Vértice, tal y como se explica con mayor detalla en los siguientes párrafos de este artículo.
Corría el año 1973 y la editorial no podía estar más satisfecha con los resultados obtenidos por haber tomado la decisión de comprar los derechos de publicación de los cómics de Marvel en 1969. De este modo, cabeceras como Los Cuatro Fantásticos, Los Vengadores o Spiderman gozaban de tan buena salud, al haber alcanzado ya los cuarenta números o estar a punto de conseguirlo, que todo parecía garantizar que aún contarían con largos periodos de longevidad.
Por supuesto, no todas las cabeceras contaba con la misma suerte que las ya citadas en el párrafo anterior. De hecho, había algunas colecciones que sí habían cerrado de manera prematura. Sin embargo, el problema no era la falta de ventas sino la ausencia de material nuevo que publicar. Un claro ejemplo de esto lo tenemos en la cabecera de Patrulla – X, que en Estados Unidos había sido cancelada en 1969. Debido a ello, Vértice solo logró aguantar con material inédito hasta el numero 32 de la colección, en el que, al igual que en el ejemplar anterior, se publicaron unas historias complementarias que ahondaban en los orígenes de los principales personajes de la cabecera, una iniciativa que contó con el voto favorable de los lectores de aquella época. De esta manera, los seguidores de Marvel lograban subsanar todas la carencias que tuvieran con respecto a las primeras andanzas editoriales de sus personajes favoritos.
Además de la escasez de material nuevo, la necesidad de atraer a lectores nuevos, que no podían acceder a las primeras y descatalogadas aventuras de estos héroes, llevó a Vértice a tomar una determinación: la de reeditar estas historias tan icónicas.
Las dos cabeceras en las que la editorial decidió centrar el proyecto no fueron otras que las de Spiderman y Patrulla – X, aunque hay que reconocer que también se intentó llevar a cabo con otras colecciones, como la del Capitán América y la de Dan Defensor. No obstante, en el caso de estas dos últimas, su reedición solo llegó hasta el cuarto ejemplar. Por su parte, Spiderman consiguió alcanzar hasta el número 23 de sus aventuras originales, mientras que La Patrulla – X volvió a ser publicada en su totalidad, ya que el éxito de los mutantes era mayor en España que en los propios Estados Unidos. Queda constatado que las idas y venidas de los Cíclope y el resto de los alumnos del profesor Charles Xavier y las del asombroso hombre araña eran tan codiciadas por los seguidores de Marvel que era casi imposible encontrar cómics de su edición original. No es de extrañar, por tanto, que Vértice se decantara por estas dos cabeceras a la hora de embarcarse en el proyecto.
Siendo fieles a la verdad, hay que reconocer que las publicaciones originales de Marvel en España contaban con algunos defectos que posteriores reediciones subsanaron, como un mayor respeto por el formato original de la página americana. Sin embargo, el hecho de que estos volúmenes fueran los primeros cómics de la Casa de las Ideas publicados en nuestro país era motivo suficiente para que se convirtieran en codiciados objetos de coleccionismo.
Aunque la idea original era que las segundas ediciones fueran idénticas a sus predecesoras, esto no fue exactamente así, tal y como pasamos a detallar a continuación. Tanto las contraportadas como la primera página eran radicalmente distintas, lo cual, a priori, no parece un detalle tan grave. No obstante, las cosas fueron a peor, ya que el material era de peor calidad, con unas portadas que apenas estaban satinadas y con un volumen menor que el la edición original. Además, en algunas ocasiones, la imagen de la cubierta aparecía retocada. Tampoco podemos dejar de mencionar lo poco cuidadoso que fue el proceso de revisión de los créditos, ya que todas las portadas de las segundas ediciones le fueron adjudicadas a Rafael López Espí, pese a que Enric Torres había sido el autor de las primeras.
Por supuesto, pese a todos sus defectos, estas nuevas publicaciones acabaron siendo la única solución aceptable para aquellos nuevos lectores que no tenían otra forma de conocer las primeras aventuras de sus héroes favoritos, pero no contaban con el mismo valor dentro del factor del coleccionismo que ya hemos mencionado en párrafos anteriores. Aún así, en la mayoría de los casos, estas segundas ediciones de Vértice habían aumentado en cinco pesetas el precio original, como se demuestra en la imagen que corona este párrafo. Esta era la situación que vivió Marvel en España a primeros de la década de los setenta.