Entre las cosas buenas que se pueden decir de Vértice destaca el hecho de que sabían aprovechar todo aquel material jugoso que Marvel sacara a la luz al otro lado del charco, como es el caso de los magacines, pese a que la continuidad que habían mantenido algunos de ellos en el continente americano hubiera sido un desastre. Claros ejemplos de esta mala gestión los tenemos en publicaciones como The Spectacular Spider-Man Magazine, que no pasó de los dos números, publicados en los meses de julio y septiembre de 1968, o Savage Tales (1971 – 1975), colección de aventuras protagonizadas por Conan o por Ka-Zar, compuesta por once ejemplares más un especial, que vio pasar más de dos años entre su momento de arranque y la salida a la luz de su segundo número. Pese a todo, este tipo de publicaciones causaron el suficiente interés en Vértice como para que, en 1974, naciera la cabecera Relatos salvajes, cuyo primer volumen se extendió hasta 1980, con un total de 84 números regulares y uno extra. El primer ejemplar de esta colección se puso a la venta con la portada que puedes ver en la imagen que corona este artículo.
El contenido que dicha publicación ofrecía, en un principio, provenía de tres magacines americanos de Marvel: Monster of the Movies (1974 – 1975), Planet of the Apes (1974 – 1977) y Unknown Worlds of Science Fiction (1975). La intención de Vértice era sacar a la luz una cabecera similar a Escalofrío (1973 – 1979), pero basada en historias de ciencia ficción, en lugar de terror. El interés de los lectores de aquella época por la supuesta existencia de vida extraterrestre sumado al referente cultural que se había formado en torno a la saga Planeta de los Simios, cuyo argumento escondía una reflexión sobre el miedo a la carrera armamentística nuclear, era lo que Vértice necesitaba para mantener una segura cantidad de seguidores de la revista.
Mientas que Monsters of the Movies, que contó con el privilegio de inaugurar el primer número de Relatos salvajes, dejó su título en inglés, los otros dos contenidos del magacín fueron traducidos al español. De ese modo, Planet of the Apes quedó rebautizado como El planeta de los monos, mientras que Unknown Worlds of Science Fiction fue conocido en nuestro país como Mundos desconocidos.
Sin embargo, Vértice no se olvidó de Savage Tales, ya que, a principios de 1975, publicó parte de sus aventuras en dos números especiales, correspondientes al 6 y al 7, del segundo volumen de Conan, el bárbaro. Se trataba de un contenido con mucho potencial, ya que incluía, al completo, la famosa historia del cimmerio conocida como Clavos Rojos, aunque en nuestro país fue inicialmente traducida como Uñas Rojas.
Sin lugar a dudas, continuar publicando historias de este bárbaro parecía resultarle rentable a Vértice, dado el éxito obtenido hasta la fecha. Esto obligaba a la editorial a recurrir a material de la cabecera americana The Savage Sword of Conan (1874 – 1975) para tener contentos a los aficionados. Sin embargo, un inesperado giro de rumbo en Relatos salvajes vino a trastocar las cosas.
La segunda parte de El planeta de los monos, que estaba prevista para ser publicada en el tercer número del magacín y contaba con una portada ya maquetada (y recuperada para el segundo volumen de la cabecera, tal y como se puedes ver a la izquierda de este párrafo), se quedó sin publicar. En su lugar, lo que dicho ejemplar de Relatos salvajes ofreció a los lectores fue el primer número americano de Mundos desconocidos. El motivo de dicha alteración no era otro que el de poder sacar, en el quinto número de Relatos salvajes, material de la ya mencionada The Savage Sword of Conan, ya que a la cabecera clásica del cimmerio no le beneficiaba contar con interrupciones abruptas de otra colección, por más que estuviera protagonizada por el mismo personaje y se tratase de contenido de calidad.
Así, The Savage Sword of Conan pasó a formar parte habitual de Relatos salvajes. Y no cabe duda de que se trató de una inclusión de lo más valida, sobre todo si tenemos en cuenta que las aventuras del cimmerio resultaban mucho más acordes con el título de la cabecera que otros de sus contenidos, como el caso de Mundos desconocidos.
Aunque Conan acabó por dominar la colección Relatos salvajes, hubo otros personajes que también dejaron su huella a lo largo de la andadura editorial del magacín, como Sherlock Holmes, Man God, Blade o Starlord. De hecho, este último fue el encargado de llevar el peso del número 50 de la cabecera, como se puede ver en la imagen que hay a la derecha de este párrafo.
Sin lugar a dudas, Relatos salvajes se convirtió en una cabecera histórica de la andadura de Marvel en nuestro país. Además, algunas de las aventuras contadas en sus páginas nunca han vuelto a ser editadas en España. Por lo tanto, aquel lector que tenga la suerte de poseer aquellos ejemplares de Relatos salvajes con aventuras de aparición exclusiva en nuestro país debería saber que su colección de cómics es mucho más valiosa de lo que pudiera imaginarse en un principio.