Los seguidores habituales de los cómics Marvel tenemos bastante claro que, cuando somos testigos de la muerte de un personaje importante, la víctima acabará regresando a la vida antes o después, a menos que su fallecimiento responda a un motivo que perdería toda su esencia si asistiésemos a una resurrección. Es por esto que dichos acontecimientos, por muy trágicos que nos lo muestre el dibujante de turno, causa un impacto mucho menor en los lectores, que solo piensan en cuánto tardará el personaje en regresar al mundo de los vivos. No obstante, estos cómics, en concreto, siempre cuentan con un gran respaldo por parte de los aficionados, hasta el punto de llegar a agotarse su tirada inicial, como pasó cuando asistimos al asesinato del Capitán América.
El fallecimiento del héroe de las barras y las estrellas tuvo lugar en el número 25 del quinto volumen de Captain America (2007), por obra de Ed Brubaker y Steven Epting, cuya portada queda reproducida a la izquierda de este párrafo. Era una noticia que ya se sabía desde hacía tiempo y, como de costumbre, los aficionados no creían que se fuera a tratar de algo permanente, pero ninguna de esas razones fueron impedimento alguno para que se convirtiera en uno de los cómics más codiciados por los lectores de Marvel de aquella época. Sin embargo, lo que no todo el mundo sabe es que no se trataba de una idea demasiado innovadora, ya que el Capitán América también estuvo a punto de morir en 1984, tal y como se detalla en los siguientes párrafos.
En diciembre del año anteriormente citado, salió a la venta Captain America nº 300, con guiones de J. M. DeMatteis y dibujos de Paul Neary, cuya portada puede verse a la derecha de este párrafo, en el que estaba previsto que asistieramos a la muerte de Cráneo Rojo. La intención era que este trágico desenlace causara la caída de Steve Rogers en una crisis de conciencia, que le llevaría a abandonar la violencia y dedicarse a luchar por la paz mundial. Dicha decisión le costaría que mucha gente le diera la espalda y lo tacharan de antiamericano y de traidor.
Mientras que conocidos personajes como el Doctor Muerte y Namor se encontrarían a favor de esta decisión, Jack Monroe, identidad civil de Nómada, se contaría entre la lista de los detractores, hasta llegar al punto de, apostado en tejado, dispararlo mortalmente con un rifle mientras Steve Rogers daba una conferencia ante el escaso público que aún le prestaba algo de atención.
DeMatteis tenía pensado hasta quién heredaría el traje del héroe asesinado, una responsabilidad que recaería en Cuervo Negro, un superhéroe navajo que ya había hecho acto de aparición en Captain America nº 292 (1984). Otra buena opción para sustituir a Steve Rogers, también tenida en cuenta por el guionista, habría sido Halcón, pero DeMatteis cambió de idea al considerar que un descendiente de los pobladores originales del país, era la persona idónea para ser el nuevo Capitán América.
No obstante, aunque Mark Gruenwald, que era el responsable editorial de dicha cabecera, dio el visto bueno a la historia, Jim Shooter se mostró en completo desacuerdo. El mayor motivo fue el hecho de que nadie le hubiera informado a tiempo de dichos planes. Por ello, en cuanto lo supo, ordenó que se reescribiera el guion completo del citado número 300, ya que consideraba que ese argumento suponía una manipulación arbitraria del personaje y una traición a su espíritu.
El cómic en cuestión, que inicialmente había sido ideado como un especial de 48 páginas, fue recortado hasta las 32 habituales, al final de las cuales Steve Rogers ya no se planteaba dejar de ser el Capitán América.
Totalmente indignado, DeMatteis quiso abandonar la colección y que su nombre no figurara en los títulos de crédito, aunque Mark Gruenwald acabó por llegar a un acuerdo con él, en el que se estipulaba que el guionista aparecería como responsable del argumento, mientras que los diálogos le serían adjudicados a un tal Michael Ellis, nombre perteneciente a uno de los Monty Phyton.
No obstante, DeMatteis no abandonó Marvel, ya que tenía varios proyectos en marcha, entre los que destacaba la colección Moonshadow, título pensado para formar parte de la línea Epic. Algún tiempo después, el propio guionista reconoció que quizás su idea había sido demasiado radical para aquella época. Por lo visto, cuando Ed Brubaker decidió matar al Capitán América en 2007, como ya hemos mencionado anteriormente, la mentalidad ya había cambiado bastante.
De cualquier modo, no cabe la menor duda de que se hubiera tratado de una idea interesante de desarrollar, aunque nunca sabremos cómo habría decidido concluirla el guionista. Lo que queda claro es que, si esa historia del Capitán América hubiera visto la luz, los seguidores del personaje no hubieran tardado en lanzar sus apuestas acerca de cuándo tendría lugar el regreso a la vida de Steve Rogers.