A principios de 1974, Vértice sorprendería a sus lectores con el cambio más radical que se hubiera visto hasta la fecha en la publicación de sus cómics. Dado que las colecciones de terror, tales como Escalofrío (1973 – 1980) o Fantom (1972 – 1974), estaban funcionando en el formato de revista, no había ninguna razón para suponer que el resto de cabeceras no fuera a triunfar si era publicado en las mismas condiciones.
La verdad es que la Sección de Publicaciones Infantiles y Juveniles del Ministerio de Información y Turismo también fue bastante decisiva a la hora de que se llevase a cabo este cambio de formato, ya que su normativa dictaba que las publicaciones para adultos tuvieran algún distintivo que las diferenciara del resto. Además, esto también suponía una ventaja para Vértice, que ya no se vería obligada a retocar los dibujos para encajar las historias en un formato de una o dos viñetas por página. Pese a ello, muchos lectores quedaron bastante desencantados con este cambio.
La transformación del tomo a la revista hizo que Vértice tomara la determinación de volver a comenzar la numeración de sus cabeceras, lo que llevó a considerar todo lo anteriorarmente publicado como el primer volumen, mientras que la aparición de la grapa constituía el principio del segundo, tal y como se informaba en la logoforma de cada colección.
Aparte del cambio de formato, se podían apreciar otras notables diferencias en los nuevos números de Marvel publicados por Vértice, como es el caso de la portada, ya que, para los primeros ejemplares de cada colección, Rafael López Espí decidió elaborar ilustraciones especiales. Por otro lado, el contenido, aparte de contar con las dos aventuras del personaje o grupo protagonista, también incluía historias cortas provenientes de diferentes colecciones Marvel, algo que concordaba bastante con el hecho de que el formato se asemejara al utilizado en los magacines.
No obstante, con el cambio también llegaron algunos errores anecdóticos, como es el caso de la colección Ka-Zar, cuya portada del número 1 puedes ver a la izquierda de este párrafo, que fue la primera en adoptar el nuevo formato. El primer volumen solo había durado ocho números, el último de los cuales contenía las historias Ka–Zar: Lord of the Hidden #1 y #2 de la edición americana, por los que la tercera y la cuarta parte de esta aventura fueron mostradas en el nuevo formato. Sin embargo, en la primera página cometieron el error de referenciarlo como el noveno ejemplar, en lugar del número 1 que indicaba la portada, lo que mostraba una clara falta de concordancia en el arranque del segundo volumen.
Errores de otra índole sucedieron con las colecciones de Namor (que pasó a ser subtitulada como Príncipe del Mar) y Capitán Marvel, ya que, en ambos casos, nadie se percató del poco material nuevo del que se disponía, lo que supuso su cierre en el nº 2 del segundo volumen, mientras que títulos como El Hombre de Hierro, La Masa, Sargento Furia, Superhéroes (centrada en el Motorista Fantasma), Conan, Dan Defensor o Los 4 Fantásticos no tuvieron ningún problema en la transición. Para el mes de septiembre, que marcaba el inicio de la temporada editorial, Vértice ya había remodelado su manera de publicar material de Marvel.
Desgraciadamente, hay constancia de que en aquella época aparecieron ciertas publicaciones dedicadas a criticar de manera nada constructiva el material americano suministrado por Vértice, entre las que podemos destacar el caso de Boletín Informativo nº 56 (1974), a cargo de Antonio Martín, que anunciaba la publicación de Ka-Zar en el nuevo formato, en la que se declaraba lo siguiente:
El cambio de formato ha aportado únicamente un mayor respeto al montaje original de las planchas, que ahora permite comprobar la agilidad narrativa gráfica de sus realizadores. Todo lo demás permanece invariable: malas traducciones, gran abundancia de faltas de sintaxis y ortografía, que no ayudan en nada a la ya difícil comprensión de estas absurdas historietas. La lienalidad y apología de la violencia y el odio en el “comportamiento” de estos personajes solo parecen tener justificación dentro del contexto de la compleja mitología de Marvel’s Group, cuyos restantes componentes entran y salen a placer por una y otra serie.
Por fortuna, existían otras publicaciones como la de Zeppelin nº 12 (1974) en la que los articulistas Reinhold Reitberger y Wolfgang Fuchs, pese a cometer algún pequeño error, hacían una crítica mucho mas constructiva que la que hemos reproducido en el párrafo anterior.
Por supuesto, en aquella época, personajes como Spiderman, Capitán América, Los Cuatro Fantásticos o Thor contaban con una importante legión de seguidores. Pero no solo de superhéroes en mallas ajustadas vivía el fan de Marvel, ya que los lectores también se sentían atraídos por otro tipo de historias como las aventuras de Conan, bárbaro creado por el escritor Robert E. Howard que, pese a pertenecer a una época completamente distinta a la del resto de los personajes, también había sabido hacerse un hueco en los corazones de los seguidores de Marvel. Así, después de 18 números publicados en tomo de la colección Conan, the Barbarian, apareció el primer cómic en grapa el cimmerio, esta vez con la cabecera traducida completamente al español, justo en una de las mejores etapas de Roy Thomas y John Buscema.
Sin embargo, ya hemos comentado el descontento que el cambio de formato generó en algunos lectores, un hecho que no le pasó desapercibido a Vértice. A esta circunstancia hay que sumarle el hecho de la escasa frecuencia con la que Vértice solía ponerse en contacto con sus lectores, que no iba más allá de algunos eslóganes promocionales y el Club Marvel, por lo que, en un principio, los seguidores de la editorial no podían estar seguros de si el cambio de formato iba a ser algo temporal o definitivo. Además, la reciente subida de precio de los cómics no estaba dentro del poder adquisitivo de cualquier lector de aquella época, por lo que muchos no podían acceder a esos nuevos cómics.
Para que los lectores más desilusionados siguieran comprando el producto, Vértice optó por diferentes medidas, como la de regalar adhesivos de personajes Marvel, mostrados en la imagen inferior, que el lector podía adquirir recortando los cupones que algunas contraportadas llevaban en su parte inferior, además de abonar una cierta cantidad de dinero que variaba en función del tamaño en que se deseara recibir dichas pegatinas.
Además, para aclarar cualquier tipo de duda, los primeros números del nuevo formato adoptado por Vértice contenían el siguiente texto informativo:
LECTOR AMIGO: Deseamos informarle de nuestros planes editoriales inmediatos en cuanto a la producción de “comics” Marvel en nuestro país se refiere.
Hemos decidido cambiar el formato de nuestras ediciones, cuyo ejemplar en su mano es la prueba palpable de lo que vamos a decirle.
Este nuevo formato es el que priva actualmente en toda Europa y América. Estudiando el mismo, no hemos dudado en adoptarlo para nuestras series.
Obviamente, tiene unas ventajas ostensibles que permite dar a nuestros habituales lectores una calidad artística óptima.
Este nuevo formato nos permite publicar íntegramente las ilustraciones tal y como son producidas en su país de origen, U.S.A., sin manipulaciones que iban en detrimento de su calidad. Calidad que usted, lector, puede comprobar plenamente. Y su manejo es más dúctil y cómodo.
No ignoramos que nuestras series son coleccionables y coleccionadas, y por esta razón iremos reimprimiendo los números atrasados, que serán exacta réplica de la versión original y en el mismo nuevo formato.
Solicitamos su colaboración y confiamos en que nos la preste.
Escribanos por favor sus puntos de vista. Sus críticas en todos los aspectos serán constructivas, pues no tenemos otra pretensión que la de complacer a los lectores, a quienes nos debemos. Muchas gracias.
Aparte de la curiosa camaradería con la que Vértice trataba a unos lectores con los que el contacto anterior había sido casi nulo, tras la lectura del comunicado cabe destacar que en la editorial eran plenamente conscientes de que la publicación de los cómics Marvel en los tomos de la primera edición no presentaban una calidad óptima, pero habían tardado mucho en hacer algo al respecto. Por otro lado, la información de que el material sería una réplica exacta de la versión original era incorrecta, ya que Vértice seguía publicando en blanco y negro, mientras que la edición americana ya lo hacía a color. Tampoco cabe ignorar el hecho de que, sabiendo que los lectores coleccionaban sus cómics, los animaran a recortar las partes inferiores de las contraportadas para conseguir las pegatinas ofertadas. Además, resultaba un poco ingenuo esperar que los seguidores empezaran a mandar cartas a la editorial, sobre todo si nunca habían hecho algo parecido antes. De la frase final del comunicado lo mejor es no decir nada. Por tanto, no es de extrañar la escasa repercusión obtenida al respecto.
No obstante, pese a todo, la intención estaba ahí y Vértice comenzaba a implantar las bases de lo que, en los años venideros, llegaría a ser Marvel en España