En las listas de historias más influyentes de los cómics de superhéroes la saga de Fénix Oscura suele encontrarse entre los 10 primeros puestos. La trama que Chris Claremont y John Byrne desarrollaron en las páginas de Uncanny X-Men de enero a octubre de 1980 se ha intentado trasladar a la pantalla grande en dos ocasiones con escasa aceptación por parte de los aficionados, que echaron en falta la epicidad que desprendían las viñetas de los cómics Marvel.
El caso es que la saga de Fénix Oscura tal y como la conocemos no es más que el afortunado resultado de una negativa. Originalmente los legendarios guionista y dibujante tenían planeado un final diferente al publicado pero Jim Shooter, el editor en jefe de Marvel Comics por aquel entonces, pensó que había que cambiarlo. Según ha revelado Claremont en una entrevista publicada en el libro Comics Creators on X-Men de Tom DeFalco, su intención era realizar una historia en tres actos, siendo la saga de Fénix Oscura el central, que acabaría en el número 150 de la colección.
La saga de Fénix era la primera parte, con Jean Grey entrando en un escenario cósmico y convirtiéndose en una especie de “análogo de Thor”. Desafortunadamente el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente, como se demuestra en el segundo capítulo – la saga de Fénix Oscura. Claremont pretendía que esta parte terminara con la pérdida de poder de Jean Grey como castigo por sus crímenes como Fénix Oscura, y volviendo a la Tierra para el tercer acto, que se construiría durante el año siguiente, con Jean Grey lidiando con su culpa por lo que había hecho. “Lo veía como la aceptación del hecho de que ella había matado a 5 000 millones de seres vivos”, explica el guionista, “que había cometido un crimen que nunca podrá reparar, y sin embargo seguía con vida”. Parece que su intención era llevar a Jean al borde del suicidio, pero al final ella optaría por rechazar ese camino, creyendo que tenía que encontrar una manera de arreglar las cosas.
“El objetivo final de todo esto que nos lleva al número 150, sería que Magneto, al enterarse de esto, entraría, secuestrándola y ofreciéndole de nuevo el poder, bajo la falsa suposición de que podría controlarla. Y los X-Men vendrían a rescatarla. Estarían luchando contra Magneto en una zona del asteroide M y ella estaría sola en una habitación con el Fénix, es decir, el poder, que volvería, forzada a tomar la decisión – ¿podría volver a ser un dios con todo el poder de un dios, consciente de que en el proceso podría destruir seres vivos y planetas, sistemas planetarios, cualquier cosa, con tal de sobrevivir? ¿O reniego de ello, y sigo siendo esta especie de, lo que para ella es, la sombra de un ser?”
Lógicamente, el proceso de realización de una historia así se suele preparar con tiempo y debe contar con el beneplácito de los editores. La cuestión es que cuando Jim Shooter leyó que Jean iba a destruir un sistema planetario completo pidió que le dejaran ver las páginas del siguiente número, el Uncanny X-Men #137. El editor hablaba sobre ello en La muerte de Fénix: La historia jamás contada.
“Estaba muy descontento con ello. En ese momento pasaron muchas cosas, no está todo claro en mi memoria, pero recuerdo que me reuní con Chris [Claremont] y le pedí que cambiara la historia. Hablamos de varios posibles cambios que se podrían hacer – porque sentí que tenía que haber algunas consecuencias para sus acciones. Sentí que la forma en que fue originalmente diseñado el final de la historia, no había suficientes consecuencias para lo que había sucedido – no era un final. Me pareció que la historia era como si… en cierto modo, perdía fuerza. Terminaba con ella volviendo con los X-Men, aparentemente sin preocuparse mucho por lo que había hecho, lo que me parecía fuera de lugar para ellos”.
Finalmente llegaron a un consenso en el que Jean Grey debía morir, lo que para Claremont acabaría siendo un triunfo de la humanidad sobre la tentación del poder infinito. “La muerte de Jean nos dio credibilidad”, recuerda Claremont en Comics Creators on X-Men. “Habíamos hecho algo que separaba a los X-Men significativamente de todos los demás títulos. Claro que Gwen Stacy murió en Spider-Man, pero eso no era como matar a Sue Storm o Ben Grimm. Nosotros matamos a la mitad de la segunda relación romántica más antigua del universo Marvel. Matamos a un personaje de una franquicia importante y dijimos que sería de verdad”.
Hay que recalcar que, por aquel entonces, las resurrecciones no eran tan comunes como hoy en día, por lo que el impacto del fallecimiento de uno de los personajes principales de los X-Men fue enorme. Y Jean Grey permaneció muerta hasta enero de 1986, cuando los Vengadores y los 4 Fantásticos la encontraron en animación suspendida.
Fuente: ScreenRant.