El afamado novelista galés Roald Dahl cuenta en su haber con un gran número de libros, de diversa temática, aunque es conocido, sobre todo, por su literatura infantil, tal y como ha demostrado en conocidas obras como Charlie y la fábrica de chocolate (1964), cuya versión cinematográfica fue criticada en un artículo anterior, o Matilda (1988), que también contó con una adaptación fílmica, tal y como se demuestra en los siguientes párrafos.
Bajo la dirección de Danny DeVito, esta película tiene una duración de 98 minutos y está protagonizada por Mara Wilson (como Matilda Wormwood), Embeth Davidtz (en el papel de la señorita Jennifer Honey), el propio Danny DeVito (que interpreta a Harry Wormwood), Rhea Perlman (que encarna a Zinnia Wormwood), Pam Ferris (que se mete en la piel de Agatha Trunchbull), Kiami Davael (que hace de Lavender) y Brian Levinson (que se convierte en Michael Wormwood). También cabe destacar la actuación de Sara Magdalin (como la versión de Matilda de cuatro años de edad).
La película nos pone en situación con la siguiente introducción:
Todo el mundo nace, pero no todo el mundo nace igual. Hay quien nace para carnicero o panadero o cerero. Algunos solamente servirían para hacer ensalada de tapioca. Pero, de una manera u otra, cada ser humano es único, Para bien o para mal. La mayoría de padres creen que sus hijos son las criaturas más bonitas que adornan el planeta. Otros reaccionan de forma menos emocional. Harry y Zinnia Wormwood vivían en un barrio muy agradable y en una casa muy agradable. Pero ellos no eran personas muy agradables. Los Wormwood estaban tan inmersos en su estúpida vida que apenas se daban cuenta de que tenían una hija. Y, si le hubieran prestado un poco de atención, habrían advertido que era una niña bastante extraordinaria. La llamaron Matilda.
La pequeña Matilda Wormwood es una niña muy inteligente, pero completamente incomprendida y maltratada por sus padres y su hermano mayor. Y las cosas no van mucho mejor en el colegio, ya que la tiránica Ágatha Trunchbull, la directora del centro, trata a los niños con excesiva dureza. Sin embargo, cuando Matilda descubre que posee la capacidad de mover los objetos con la mente, toma la determinación de hacer que las cosas cambien.
Como toda película dirigida especialmente para el público infantil, esta historia tiene un final feliz, el cual se puede resumir con las siguientes frases de su desenlace:
Matilda descubrió, con sorpresa, que la vida puede ser divertida. Y decidió disfrutarla todo lo posible. Después de todo, era una niña muy lista. Pero lo más bonito de esta historia es que tanto Matilda como la señorita Honey consiguieron lo que siempre desearon: una familia que les quisiera. Y Matilda nunca tuvo que volver a usar sus poderes. Bueno, casi nunca.
El mayor inconveniente que se le puede buscar a esta película es su falta de credibilidad en algunos personajes. Aunque, por desgracia, en la realidad sí existen algunos padres que hacen de menos a sus hijos, el papel de Agatha Trunchbull es una caricatura demasiada exagerada de la severidad impartida en algunos centros estudiantiles, lo que debería haber conllevado que la directora llevase años en la cárcel, debido al maltrato físico hacia los alumnos. Por otra parte, muchos largometrajes destinados a los niños suelen contra con unas resoluciones finales bastante ingenuas y Matilda no es una excepción.
Por supuesto, existen diversas diferencias entre el libro de Roald Dahl y la película, como suele suceder con todas las adaptaciones, entre las que podemos destacar que la novela sucede en Inglaterra mientras que el filme está ambientado en Estados Unidos. Tampoco conviene dejar de mencionar que la apariencia física de familia de la protagonista es completamente diferente en el libro, además de que su hermano mayor no la desprecia, cosa que, como ya hemos mencionado, sí ocurre en la película.
Hay que reconocer que, a nivel de premios, al filme no le fue nada mal, ya que se alzó con el YoungStar Award, para Mara Wilson, por la mejor actuación de una joven actriz en una película de comedia. Además Danny DeVito se llevó el Cinekid Lion Audience Award y el Oulu International Children’s Film Festival Starboy Award, en la categoría de mejor director. Otros premios a los que optó la película, aunque no logró conseguirlos, fueron el Satellite Awards, de nuevo para Danny DeVito, por mejor interpretación de un actor en un papel secundario en una película: comedia o musical, además de los Young Artist Award a la mejor actuación en un largometraje de la joven actriz principal, otra vez para Mara Wilson, y de actriz de reparto, para Kira Spencer Hesse.
Sin lugar a dudas, Matilda es una película que los niños disfrutarán y que también resulta adecuada para aquellos adultos que vayan con la mente abierta y sepan aceptar los momentos de ingenuidad que se hallan concentrados a lo largo del filme.
¿Habrá alguna vez una segunda parte de Matilda? Danny DeVito se ha mostrado interesado en rodar una secuela que nos muestre a una versión adulta de la protagonista, pero solo si Mara Wilson, que actualmente se encuentra retirada del mundo del cine, accede a participar en ella.