Hasta ahí todo bien. El problema es que, desde el mes de mayo del año anterior, Marvel estaba publicando las Secret Wars originales, con Jim Shooter como guionista y Michael Zeck como dibujante, gracias a las cuales tenía un acuerdo con Mattel para sacar al mercado una serie de muñecos basados en algunos personajes de la colección, incluido Spiderman. Para Hasbro, que era la compañía encargada de los juguetes de los Transformers, aquello generaba un conflicto de intereses, cuya resolución fue que el hombre araña vistiera su traje negro en la aventura vivida con Optimus Prime y sus compañeros, ya que el muñeco de las Secret Wars lucía el uniforme rojiazul clásico. Lo curioso del caso es que Mattel también acabó sacando una figurita de Spiderman ataviado con el traje negro, dato del que no se informó a Hasbro durante las negociaciones. Ignoramos si la compañía juguetera llegó a darse cuenta de que le habían tomado el pelo. No obstante, como todos sabemos, en la actualidad, es fácil encontrar a la venta packs de muñecos en los que franquicias y editoriales se mezclan sin ton ni son.
Sin movernos del mes de enero de 1985, nos encontramos con el segundo número de la colección Questprobe, a cargo de Al Milgrom, en la que Spiderman vivía una desenfadada aventura mientras se hacía un lío al tratar de distinguir al Exterminador Jefe del villano Mysterio, ya que ambos portaban un casco similar. Dado que no nos extenderemos más en este caso, porque ya lo hicimos en su momento, si quieres saber algo más al respecto de esta peculiar colección, haz click en este enlace.
Y llegamos al final de nuestro repaso de la relevancia de Spiderman en enero de 1985 con el número 62 del primer volumen de Rom. La mayor peculiaridad de este comic, con Bill Mantlo a cargo de los guiones, radicaba en que su dibujante no era otro que Steve Ditko, que había regresado a Marvel con la condición de no volver a encargarse de Spiderman ni del Doctor Extraño, los únicos superhéroes de la editorial en cuyo debut artístico había estado implicado. Por tanto, ¿cómo era posible que el rostro del hombre araña apareciera en dos viñetas, pertenecientes a sendas páginas consecutivas de dicha colección?
La solución a este enigma es bastante sencilla. Los entintadores Ian Akin y Brian Garvey habían sido los encargados de añadir a Spiderman, ataviado con su traje negro, en dichas viñetas, sin informar a Steve Ditko de ello, tal y como se puede comprobar en la imagen que hay bajo este párrafo, por lo que es de imaginar que el dibujante se llevaría una desagradable sorpresa cuando el cómic apareció publicado.