Las novelas gráficas de Les Aventures de Tintin et Milou, traducidas al español como Las aventuras de Tintín, son una creación del autor belga Georges Remi, más conocido por el seudónimo Hergé, cuyo éxito se extendió durante 24 álbumes, realizados entre 1930 y 1976. Por desgracia, el escritor murió antes de concluir el que habría sido el número 25 de la colección, aunque los bocetos del autor para dicho ejemplar fueron publicados con posterioridad. La fama del personaje dentro del mundo del cómic le llevó a dar el salto al campo audiovisual, donde destacan sus películas de animación, como es el caso de Tintín: El secreto del unicornio (2011), última incursión, hasta la fecha, de este personaje en el mundo del celuloide. Sin embargo, aunque con mucha menor fama, las aventuras del protagonista de este artículo también han sido interpretadas por actores reales, como sucede en Tintín y el misterio del Toisón de Oro (1961) o en Tintín y las naranjas azules (1964). El segundo de estos títulos es, precisamente, el largometraje que analiza este artículo.
Bajo la dirección de Philippe Condroyer, esta película, de 105 minutos de duración, esta protagonizada por Jean-Pîerre Talbot (como Tintín), Jean Bouise (en el papel de capitán Haddock), Félix Fernández (que interpreta al profesor Tornasol), Jenny Orléans (que encarna a Blanca Castafiore), Ángel Álvarez (que se mete en la piel del profesor Zalamea), Max Elloy (que hace de Néstor), Franky François y André Marié (que se convierten en Dupond y Dupont, más conocidos en España como Hernández y Fernández), Pedro Mari Sánchez (que se transforma en Pablito), Salvador Beguería (como el Francesito) y Pierre Desgraupes (que se interpreta a sí mismo).
Tintín, el capitán Haddock, el profesor Tornasol y el perro Milú se embarcan en una nueva misión que los hace viajar a la española ciudad de Valencia en busca de una naranja azul que les ha sido robada y que había sido enviada por el profesor Zalamea a su colega de profesión Tornasol. El caso cada vez se irá complicando más, sobre todo después de que los dos científicos sean secuestrados, de modo que Tintín va a necesitar la ayuda de sus amigos habituales y de nuevos aliados para lograr esclarecer todo el asunto.
El primer dato del filme que llama la atención del espectador es el hecho de que tanto los créditos iniciales y finales como los ocasionales letreros que aparecen a lo largo de Tintín y las naranjas azules están realizados con estética de cómic, ya sea a base de bocadillos de texto o de los habituales recuadros informativos que suelen aparecer en algunas viñetas de los tebeos.
Para ser justos, hay que reconocer que los personajes habituales de las aventuras de Tintín están muy conseguidos, tanto en su aspecto físico como en la personalidad de cada uno. No obstante, aunque esto puede ser considerado como una ventaja, en realidad se trata de un arma de doble filo, ya que aquello que queda bien en cómic y en dibujos animados no acostumbra a funcionar igual en películas de actores reales, lo que suele culminar en que los personajes parezcan caricaturas de sí mismos.
Un dato curioso es el hecho de que Tintín solo viste el jersey azul al inicio y al final de la película, mientas que, en el resto del metraje, lo sustituye por una camisa amarilla, tal y como se muestra en la imagen que hay bajo este párrafo. No es que el personaje luzca siempre la misma ropa en los cómics, pero no deja de sorprender que el jersey azul, que es el que más lo caracteriza, aparezca mucho menos tiempo en escena.
Ya que la mayor parte de la trama de Tintín y las naranjas azules sucede en España, es lógico que se hagan alusiones a personajes ilustres de nuestro país, como es el caso del Cid Campeador. No obstante, la imagen principal del artículo demuestra que tampoco se privan de hacer referencias a los vestidos de sevillanas y al mundo del toreo, ya que no cabe duda de que esa parece ser la única imagen que tienen de nosotros más allá de nuestras fronteras.
Algo que llama la atención, a lo largo de Tintín y las naranjas azules es el hecho de que algunas frases son pronunciadas en español, motivo por el que aparecen escritas en francés en la parte inferior de la imagen. Por supuesto, en nuestro país se pierde dicho efecto, ya que toda la película está traducida al castellano.
En resumidas cuentas, pese a contar con los defectos mencionados en los párrafos anteriores, Tintín y las naranjas azules es una película que te hará pasar un rato entretenido, sin mayores pretensiones. Auque no cabe duda de que está principalmente dirigida a los niños, la verdad es que también resulta recomendable, al menos a modo de experiencia, para todos aquellos que sean seguidores de los cómics de Tintín.