Bueno, pues hoy os quiero hablar de ‘Refugio’, el cómic de José Fonollosa. Reconozco que llevo unos días dando vueltas a la reseña. No sabía muy bien cómo enfocar el asunto. ¿Hablo de mi propia experiencia? ¿Lo que significó en su momento ser adoptante? ¿Las emociones que se entremezclan cuando atraviesas las puertas de la protectora con esa mágica sensación al saber que estás a punto de cambiar tu vida? Quizá fuese demasiado personal. Al fin y al cabo, aquí estamos para hablar de tebeos.
UNA SUCESIÓN DE PERROS
No sé quién dijo eso de que la vida es una sucesión de perros. En mi caso, tengo cientos de recuerdos asociados a la presencia de un peludo. Algunos, realmente intensos, de esos que hacen mucho por la persona en la que te conviertes con los años. Pocas cosas más puras, sinceras e incondicionales hay como el amor que puedes compartir con un animal, en esa clase de situaciones en las que parece que las cosas ocurren por casualidad, o accidente, cuando dejas entrar a un compi de cuatro patas en tu vida.
Detrás de esas historias, hay personas. Abnegadas, empáticas, esforzadas, empeñadas en dar a los abandonados y perdidos la mejor vida posible mientras llega su final feliz. Personas que deciden donar tiempo y cariño en labores, muchas veces, poco agradecidas, invisibles. No lo hacen por los aplausos ni las palmaditas en la espalda. Lo hacen por convicción, motivados por el más honesto ejemplo de humanidad.
José Fonollosa decidió, por las más peregrinas razones (que él mismo explica en las páginas de ‘Refugio’) colaborar con una protectora de animales. Y, como es dibujante, no podía dejar de contar esta historia pequeña y real, pero igualmente emocionante. Abre las puertas de ese aspecto de su vida, las experiencias que comparte con otros compañeros, socios, adoptantes y voluntarios, una pequeña gran familia movida por su amor hacia estos entrañables peludos. Abre las puertas de ‘Refugio’
‘Refugio’ es muchas cosas. Sí, ya, es un cómic. Empecemos por ahí. Fonollosa utiliza este medio que tanto nos gusta con enorme inteligencia y sensibilidad. A estas alturas, decir que conoce el oficio es de perogrullo. ‘Refugio‘ parece algo sencillo y de andar por casa, fácil de leer, simpático en lo visual, uno de esos tebeos que cumple con eficacia lo de de mezclar letras con dibujitos.
Qué injusto sería para este cómic y para su autor quedarnos con esa impresión.
La historia que nos cuenta Fonollosa es un reflejo de lo cotidiano, retrato casi costumbrista de un momento preciso, atrapado en el tiempo con absoluta conciencia por parte de un autor lleno de intención. Y eso, queridos lectores, es muy complicado. Capta los matices, las pequeñas cosas que construyen estas horas en el refugio con pasmosa habilidad. Consigue que formemos parte de esa rutina, gracias a la ternura con la que traslada su voluntariado a las viñetas.
DENTRO DE ‘REFUGIO’
Aunque hay un hilo conductor, no hay una historia lineal en ‘Refugio’. Fonollosa explica sus vivencias, sus recuerdos y emociones, desde sus primeros y dubitativos pasos en su periodo de aprendizaje como voluntario. Explica con simpatía en qué consiste su labor, y las complicaciones de sacar adelante una organización en la que los medios de todo tipo escasean. No consiste en contar un hecho A que conduce irremediablemente a B, como podemos encontrar en una narración de ficción al uso. Pero es que lo que encontramos en ‘Refugio’ está muy lejos de ser ficción, claro.
En las páginas de este cómic hay vocación didáctica, sin necesidad de mensajes manidos o eslóganes. Hay tanta sinceridad en la forma con la que Fonollosa nos invita a este paseo de unas horas entre ladridos y lametones que todo eso se antoja innecesario. Por supuesto que el autor incide en ciertos aspectos reivindicativos, pero la fuerza de la obra está en dar voz a los que no la tienen, a los que cuentan sus historias con la mirada. Con licencias, por supuesto, y con el humor como infalible arma para llegar al corazón del lector.
Si algo tiene Fonollosa que caracteriza su estilo, aparte de una agilidad que dota de gran dinamismo a su trabajo, es la destreza para usar el chiste adecuado en el momento oportuno. Otra cosa que parece muy sencilla, pero que es de las cosas más complicadas de hacer bien a la hora de contar una historia. Puede quedar excesivo, inapropiado incluso, o fuera de tono.
En ‘Refugio’ tendremos sensaciones muy cálidas mientras se dibuja una sonrisa en la boca. El cariño que se desprende en cada viñeta es especialmente reconfortante, incluso cuando se trata algún episodio poco agradable. Y es que el trabajo de los voluntarios es, en ocasiones (bastantes), insípido y frustrante. Fonollosa no se regocija en momentos así, los introduce siempre con el mismo respeto con el que trata todos los aspectos del día a día de la protectora, sin arrojarse a dramas innecesarios.
A nivel visual, ‘Refugio’ es una gozada. Ejemplo de sencillez aplicada a que la narración fluya sin perder ni un ápice de belleza. Los simpáticos diseños de los animales, auténticos protagonistas del volumen, os van a encantar, y la astucia de Fonollosa para jugar con colores ,junto al dinamismo de las viñetas, sumerge en una experiencia lectora amable, directa y sensorial. Sentiréis el calor del verano, los olores del campo y del propio refugio, el inevitable ruido de un lugar con decenas de animales… directo a las emociones.
POR LOS QUE NO TIENEN VOZ
Si alguna vez habéis formado parte del equipo de una protectora, ‘Refugio’ es un regalo para todos vosotros. Si no, también, porque os descubrirá de manera incontestable la poco reconocida labor de estas personas y la realidad de los animales que se encuentran bajo su cuidado, sin nada que esconder.
Shuri, mi actual compi peluda, llegó a mi vida hace casi un año, una cachorra rescatada de ser un juguete roto por una protectora muy parecida a la que Fonollosa retrata en ‘Refugio’. Antes fue Mora, salvada tras años de maltrato y abandono atada a una cadena, y que pasó muy poco tiempo con nosotros, el suficiente para saber que existía el amor de una familia y el calor de una cama calentita. No tengo palabras suficientes para agradecer a las personas que pusieron a ambas en mi camino.
Pero da igual, porque Fonollosa lo hace por mí de manera contundente y hermosa, por todos los que hemos tenido la suerte de compartir tiempo y espacio con nuestros peludos. ‘Refugio’ es ese gracias enorme que se merecen. Un gracias extensible al propio autor.
Porque ‘Refugio’ divierte. Enseña. Y emociona. Que no es poco.
‘Refugio’ llega a las librerías gracias a Grafito editorial. Un volumen bastante sencillo, fiel al espíritu de la propia obra. A todo color, os esperan en su interior 96 páginas de puro mimo por el producto, ya que sencillez no está reñida con calidad. Lo podrás encontrar al precio recomendado de 16 euros. También existe la opción de compra con un donativo especial para SPAX, la asociación que inspira el trabajo de Fonollosa en este libro.