Hoy os traemos un estreno algo peculiar, una película que se estrena el próximo 14 de mayo pero que en realidad fue rodada en 2009 y estrenada en 2010: Valhalla Rising, que ahora llega a nosotros remasterizada y restaurada.
Poco antes de convertirse en el director de moda que todos conocemos sobretodo gracias a Drive (2011), el danés Nicolas Winding Refn coescribió y filmó esta película sobre un misterioso guerrero vikingo de fuerza sobrenatural.
Un enigmático guerrero que ha permanecido esclavizado durante años, logra escapar después de matar a su amo y todo su clan. Tras enrolarse en un barco cristiano, emprenden un viaje a Tierra Santa que los llevará a un lugar desconocido, donde reinan el dolor y la sangre.
Antes de nada, he de advertiros de que ésta no es una película de acción, pese a lo que podéis ver en el tráiler o en las imágenes que acompañan a esta crítica.
El hombre y la naturaleza enfrentados
La película comienza con un texto que nos prepara para lo que vamos a ver: En el año 1000 d.C., sólo existía el hombre y la naturaleza, y llegaron unos hombres que portaban cruces y expulsaron a los paganos a los confines de la tierra.
Así comienza una crónica sangrienta en la que un guerrero mudo y tuerto (Mads Mikkelsen) se encuentra con vikingos tardíos, fanáticos religiosos y una naturaleza inclemente que llega incluso a ser otro personaje más, sobre todo gracias al excelente el trabajo del director de fotografía Morten Søborg, quien nos muestra un mundo hostil y sombríamente expresivo que recuerda mucho a las pinturas negras de Goya y que, como en el pintor, el ambiente es un reflejo del estado anímico del protagonista, o al contrario, no se sabe.
Valhalla Rising es un preciosista poema en imágenes que nos muestra a un protagonista con un cierto aire fantasmal por su introversión y silencio (recordemos que es mudo) y que tiene feroces estallidos de violencia, siempre como autodefensa y cuya personalidad violenta y sin piedad se funde con la naturaleza que les rodea, pareciendo que uno es el producto del otro.
Aunque el territorio por el que viajan es inhóspito, pero no violento per se, será esa especie de “tranquilidad tensa” la que será rota abruptamente cada vez que “Un ojo” tenga que defenderse, con un poder que parece incontenible, mediante violentos actos de decapitación o destripamiento.
Sin decir absolutamente nada, y prácticamente sin hace un solo gesto, “Un ojo” provoca paranoia en sus acompañantes, con lo que el director nos muestra varias cosas: los miedos de los seres humanos, sus reacciones ante lo desconocido, la locura a la que llegan los fanáticos… Y, pese a la estoicidad del protagonista, serán los propios miedos de los demás los que desencadenen su propia autodestrucción con “Un Ojo” como herramienta.
Valhalla Rising no es para todos
Como decía al principio, esta no es en absoluto una película de acción pese a sus contadas escenas violentas (pocas y breves, pero muy intensas). Por eso muchos acudirán al cine sin saber a lo que se enfrentan: un elegante ejercicio de narración poética visual tanto en sus momentos pausados como en sus momentos violentos. Porque Valhalla Rising nos transmite mucho más silencio (no paz) que acción, con una trama que apenas consiste en un boceto y que no es si no una excusa para las imágenes, hábilmente acompañadas de una inquietante y desasosegante banda sonora.
Y es que Winding Refn entiende el cine como una forma de arte y que el arte necesita ser explorado. Además, como ha explicado varias veces, este director ve el arte como un acto de violencia. La única diferencia entre los dos es que en la vida real la violencia destruye, mientras que el arte inspira. Si recordamos su cine, veremos el gusto de este director por el caos psicológico (la trilogía “Pusher”) o por los retratos trastornados (Bronson, 2018).
Y de eso se trata esta película: da igual quién es “Un ojo”, el personaje sin nombre interpretado por el carismático Mads Mikkelsen, da igual de dónde viene o por qué es cómo es. De hecho, incluso da igual si tiene nombre o no, como vemos. Lo importante de la historia es lo que ocurre y, antes que nada, cómo ocurre, cómo se plasma ante nuestros ojos.
Valhalla Rising es un ejercicio plástico y narrativo donde se juega con las imágenes y el montaje para crear una sensación en el espectador. Su objetivo no es contar una historia al modo tradicional, ni mucho menos. Nos encontramos con una trama, como decimos, apenas esbozada, que avanza lentamente y que incluso a veces se detiene cuando la imagen, la escenografía, llena todos los sentidos del espectador.
Y esa es su mayor virtud y su mayor defecto, y por eso afirmo que esta película no es para todos: Valhalla Rising nos transmite de una forma magistral la sensación de estar con los protagonistas en ese ambiente hostil y extraño, duro y cruel, pero no encontramos una historia lo suficientemente completa como para que nos podamos identificar con ella, llegando al enigmático final, de muy libre interpretación, que subraya esa tristeza que, como espectadores, hemos estado viviendo durante los 190 minutos que dura la película, pero que no llegamos a entender plenamente.
Y tal vez eso sea lo que se busca: da igual quién es “Un ojo”, da igual de dónde viene o por qué es cómo es, y tal vez dé igual lo que cuenta Valhalla, lo importante no es entenderla, sino sentirla.
Valhalla Rising está dirigida por Nicolas Winding Refn y protagonizada por Mads Mikkelsen, Maarten Stevenson, Gordon Brown, Andrew Flanagan, Gary Lewis, Gary McCormack, Alexander Morton, Jamie Sieves, Ewan Stewart y Matthew Zajac.
Valhalla Rising se estrena en España el 14 de mayo de 2021.