Algunas versiones modernas valen más la pena que las películas de ciencia ficción clásicas en las que se basaron
Nuevas versiones de películas de ciencia
La historia del séptimo arte está llena de películas que vuelven a contar lo mismo que otros cineastas ya nos contaron antes. Tenemos la sensación de que, durante las últimas décadas, los remakes y segundas partes (o terceras, o quintas, o…) parecen haber llenado las carteleras. Quizá sea cierto eso de que Hollywood apenas tiene ideas originales, o puede que los estudios prefieran apostar por algo seguro. Esto sucede de forma aún más llamativa en ciertos géneros, y con la ciencia ficción parece ser aún peor.
En el caso de las películas de ciencia ficción es más comprensible que los directores quieran reformular una historia anterior. Tienen a su alcance herramientas inimaginables por sus predecesores y las técnicas de narrativa cinematográfica han cambiado, haciendo que muchos largometrajes antiguos hayan quedado como piezas de museo (o, mejor dicho, filmoteca). Hay clásicos con más de 50 años que mantienen su calidad, pero esto no siempre es así.
La recientemente estrenada Dune, de Denis Villeneuve, no es el primer remake de una película de ciencia ficción que supera a una versión anterior. Por eso hoy hemos querido traeros cinco nuevas versiones que mejoran a sus predecesoras.
Os dejamos los mejores remakes de películas de ciencia ficción.
La invasión de los ultracuerpos (1978)
La versión de 1956 de La invasión de los ladrones de cuerpos, basada en la novela del autor Jack Finney, es un clásico de la historia. Cuenta una historia de invasión alienígena más sutil de lo que el público de los años 50 estaba acostumbrado, es una historia de conspiración y paranoia. La humanidad está siendo sustituida por esporas procedentes del espacio, que se convierten en duplicados que no se distinguen de las personas originales, aparte del hecho de que carecen de emociones. Es una metáfora política llamativa, aunque poco sutil, que denuncia el supuesto avance del comunismo y la paranoia de la izquierda por el auge del macartismo.
El remake de los años 70 sigue un camino similar, aunque podemos ver el espeluznante proceso de fabricación de las vainas con todo lujo de detalles. Como muchas películas de su época, La invasión de los ultracuerpos es oscuramente nihilista. La original termina con una nota optimista, en la que el héroe, interpretado por Kevin McCarthy, convence a los demás de la amenaza alienígena. En el remake aparece el mismo personaje, aunque con un destino más oscuro. Los malos ganaban en muchas ocasiones durante los años 70.
Body Snatchers (Secuestradores de cuerpos) fue revisada en 1993 por el director Abel Ferrera, que hizo una película de menor escala pero sorprendentemente buena, y una vez más con menores resultados en Invasión, de 2007, con Nicole Kidman y Daniel Craig.
La cosa (1982)
La cosa, un remake de la película de 1951 La cosa de otro mundo, basada en la novela clásica de John W. Campbell, es una obra maestra. La película original es una aventura de ciencia ficción bastante competente, pero cambia radicalmente la naturaleza del antagonista del material original, y es una película inferior por ello. En la versión de 1951, el protagonista es una forma de vida vegetativa que se alimenta de sangre -un personaje lo llama “superzanahoria”- y se reduce básicamente a una película de monstruos genéricos con un hombre disfrazado.
Por el contrario, el remake de John Carpenter retoma la trama ajustada y los diálogos chispeantes del original y reintroduce al enemigo descongelado de la novela. Al hacerlo, Carpenter añade un nivel de paranoia y tensión que al original le cuesta mantener. Si a esto le añadimos un trabajo de efectos especiales prácticos ejemplar, la versión de Carpenter de la historia es la mejor con diferencia. Se acerca más al material original, y sigue siendo una película que se mantiene hoy en día (pero mejor no hablamos de la precuela).
La mosca (1986)
La versión original de 1958 de La mosca siempre se elevó por encima de las demás películas de científicos locos de la misma época, gracias a Vincent Price y a un final realmente escalofriante que muestra a la otra víctima del accidente del teletransportador de la película: una pequeña mosca con cabeza humana que suplica por su vida mientras lucha por liberarse de la tela de una araña.
David Cronenberg parte de la misma premisa -una mosca rebelde en una cápsula teletransportadora que causa problemas- y le da el giro de terror corporal en el que destaca el maestro del terror. En el remake de 1986, en lugar de dividir al sujeto en dos entidades distintas, el condenado científico Seth Brundle comienza a metamorfosearse, fusionando su ADN con el de la díscola mosca doméstica.
No solo un gran remake, sino una de las mejores películas de ciencia ficción y terror de los años 80, La mosca es una de las películas más convencionales de la cargada cartera de Cronenberg. Es difícil pensar en alguien mejor que Jeff Goldblum para el papel: aporta el nivel justo de excentricidad a la película, pero sigue siendo suficientemente simpático. El original es una gran película de monstruos de serie B. El remake es una película de terror inteligente y sofisticada con el suficiente “asco” para mantener contentos a los amantes del gore.
La guerra de los mundos (2005)
Seguimos esperando pacientemente una adaptación cinematográfica decente del material de la novela de 1898 de H.G. Wells ambientada en la época victoriana. La BBC estrenó una mediocre y poco acertada adaptación televisiva del libro en tres capítulos allá por 2019, pero nadie parece haber conseguido hacerlo bien todavía.
Sin embargo, algunas películas se acercan. George Pal estrenó la primera película de La guerra de los mundos en 1953, dándole una ambientación contemporánea y trasladándola a América. Los temas son los mismos que los de la novela, pero los propios alienígenas son una decepción: en lugar de los característicos trípodes de la novela, pilotan naves espaciales. Por ello, La guerra de los mundos parece otra película genérica de “la Tierra contra los platillos volantes” de los años 50.
Por el contrario, la actualización de Steven Spielberg de 2005 mantiene la perspectiva temporal contemporánea y el escenario estadounidense, pero recupera los trípodes, enormes y altísimos, con siluetas ominosas y aterradoras. Desde la brutal y abrumadora primera oleada de ataque hasta el abrupto final, en el que los planes de guerra de los marcianos se desmoronan como consecuencia directa de su mentalidad antivacunas (si has evitado los spoilers durante más de un siglo y te hemos arruinado el final, te pedimos disculpas), Spielberg nos muestra toda la guerra.
Tom Cruise, a pesar de su estatus de estrella, interpreta a un hombre común convincente. No es perfecta -Cruise y su hijo parecen poseer una suerte increíble o el don de la inmortalidad-, pero nos servirá hasta que llegue la adaptación victoriana definitiva.
Soy leyenda (2007)
La novela de 1954 Soy leyenda ya había sido adaptada dos veces a la gran pantalla, una como El último hombre en la Tierra, con Vincent Price, y otra como El último hombre vivo, con Charlton Heston. Las tres películas comparten una historia común: la del último superviviente en la Tierra después de que una plaga haya convertido al resto de la humanidad en criaturas bestiales. Las dos películas originales, aunque están bien, son defectuosas. El habitualmente fiable Price realizó una interpretación pobre en la primera, y la segunda se ve debilitada por unos antagonistas poco poderosos.
En la versión de Will Smith no existe ese peligro. Aquí, los Buscadores de la Oscuridad son engendros vampíricos que evitan la luz del sol, pero que están armados con sentidos, velocidad, fuerza y resistencia sobrenaturales. Cazan en manada y son realmente aterradores, aunque un poco sobrecargados de CGI.
La película de Will Smith no está exenta de defectos. La premisa del libro es que el héroe se da cuenta de que ha sido el verdadero villano durante todo el tiempo; el final de la película de 2007 elimina este aspecto por completo (aunque la versión doméstica contiene una conclusión alternativa). Aun así, Soy leyenda presenta una Tierra muerta convincente y contiene una excelente interpretación de Will Smith.