Marvel Titan, una cabecera destinada a no prosperar
El principal cometido de una empresa que se dedica a vender cómics es el de entretener a los lectores. No obstante, si además consigues que sea didáctico, se presenta como una idea bastante prometedora. Con esa mentalidad, la Casa de la Ideas intentó sacar a la luz la colección Marvel Titán, la cual, al igual que proyectos como el ochentero Questprobe, del que ya hablamos en su momento, resultó ser uno de los mayores errores del mundo del noveno arte, tal y como puedes comprobar si continuas leyendo los siguientes párrafos.
Todo empezó en 1992, cuando el investigador británico Michael Hollingshead, cuya imagen corona el artículo, autor del libro The Man Who Turned On The World (1973), en el que relataba que había conocido a celebridades sesenteras como John Lennon, George Harrison, Paul McCartney, Keith Richards, Roman Polanski, William Burroughs, Timothy Leary o Allen Ginsberg, y presumía de haber iniciado a muchos de ellos en el mundo de las drogas, propuso sacar a la luz Marvel Titán, la cabecera que pretendía servir para acercar a los lectores al mundo de la ciencia.
El agente literario de Michael Hollingshead se puso en contacto con Lynn Graeme, que por aquel entonces era la responsable del magazine Bizarre Adventures (1981 – 1983) para proponerle la idea del lanzamiento de Marvel Titán. La mujer no tardó en concertar una entrevista a la que el joven dibujante Steve Bissette, cuya foto puede verse bajo este párrafo, también estaba invitado.
Según el artista gráfico, el encanto personal, el sentido del humor y el acento británico de Michael Hollingshead calaron hondo en la compañía, que parecía estar completamente de acuerdo en llevar el proyecto de Marvel Titan a buen puerto. A modo de aval, el escritor mostró copias de los artículos que la revista Omni le había publicado, además de cartas y documentos que ratificaban que había sido representante de personas de renombre como Carl Sagan, Robert Jastrow o John C. Lilly.
La idea era que Michael Hollingshead le facilitara a Marvel la base sobre la que los cómics tenían que desarrollarse, dejando el resto del trabajo en manos de la editorial. Una vez acabado el trabajo, se le enviaría al escritor británico, para que lo revisara. En la compañía estaban tan seguros del éxito de Marvel Titan que decidieron invertir una gran suma de dinero en el proyecto.
El director editorial Jim Shooter quería primeras espadas para la cabecera, a fin de promocionar el producto como algo atractivo. Finalmente, cuando Steve Bissette declaró que se encargaría de dibujar los dos primeros números de Marvel Titan, fue el propio Jim Shooter el que decidió confeccionar los guiones.
Hasta ahí todo parecía correcto, por lo que cabe preguntarse qué pudo pasar para que el proyecto Marvel Titan se convirtiese un gran fiasco. Todo empezó cuando Michael Hollingshead instó a Steve Bissette para que llevara unas ilustraciones promocionales a la revista Omni, para que se hicieran eco de la aparición de la nueva cabecera en su sección de actualidad. Sin embargo, una vez se presentó allí, el artista descubrió que estaban muy descontentos con Michael Hollingshead, ya que, cuando trabajó para ellos, logró que le pagaran adelantos por artículos que nunca llegó a entregar. Cabe preguntarse si el abuso de las drogas que el escritor consumía fueron responsables de que cometiera el lamentable error que lo puso al descubierto.
Steve Bissette no tuvo más remedio que comunicarle las nuevas a Jim Shooter, aunque, para entonces, ya se había encargado de completar los lápices y las tintas del primer número de Marvel Titan, que se iba a titular El huevo cósmico. En él se sintetizarían los conceptos sobre los orígenes del universo y la evolución de la vida en la Tierra que el escritor Robert Jastrow había planteado en su libro Hasta que muera el Sol (1979). Para colmo, los textos caóticos presentados por Michael Hollignshead habían obligado a someter al cómic a diversas modificaciones hasta que quedó al gusto de Jim Shooter.
Para complicar aún más las cosas, Robert Jastrow se enteró de lo sucedido, de modo que su abogado contactó con la Casa de las Ideas para dejarles claro que los demandarían si seguían haciendo uso indebido del trabajo de su cliente. La editorial no tuvo más remedio que rehacer el primer número de Marvel Titan, eliminando todo lo que pudiera hacer alusión a los escritos de Robert Jastrow, si no querían meterse en problemas. No obstante, mientras se encontraban inmersos en dicha tarea, Jim Shooter descubrió que muchos de los datos proporcionados por Michael Hollingshead no eran correctos.
El problema era que en Marvel no podía deshacerse del tipo que tantos problemas les había causado, ya que el agente del investigador británico, tenía pillada a la editorial con un contrato blindado. No es de extrañar que Jim Shooter se sintiera furioso al darse cuenta de que la única forma de librarse de Michael Hollingshead era abonarle la indemnización correspondiente.
Aunque Steve Bissette tenía abocetado y parcialmente dibujado el segundo número de Marvel Titan, de modo que todo parecía indicar que la cabecera seguiría adelante, Jim Shooter, que ya estaba cansado de tantos obstáculos, tomó la decisión de cancelar la colección.
Lo más curioso de todo es que Steve Bissette tuviera fe en el proyecto Marvel Titan, ya que tuvo dos ocasiones, como mínimo, para descubrir cómo era el verdadero Michael Hollingshead, puesto que, se presentó completamente borracho a una reunión que ambos tenían con Jim Shooter y, en una ocasión en que los dos acudieron a cobrar unos cheques de Marvel, el investigador británico estuvo a punto de ser detenido por irritar a un empleado del banco con sus salidas de tono. En ambos casos, Steve Bissette tuvo que hacer lo posible por impedir que el agua llegase al río.
La historia no tuvo un final feliz para Michael Hollingshead, pese a que estafar a Marvel lo ayudó con algunos de sus problemas financieros. En verano de 1984, falleció debido a que sus problemas de úlcera se habían agravado, algo que no es de extrañar, debido al abuso de toda clase de sustancias, como ya hemos comentado con anterioridad. Queda la duda de si fue un accidente o un suicidio, aunque parece ser que la segunda hipótesis es la considerada como más plausible.
Mejor le fue a Steve Bissette, pero no precisamente por trabajar en Marvel. En esta editorial ya había sufrido otros chascos, puesto que Lynn Graeme había rechazado algunas ideas que él había propuesto, aunque pareciera inicialmente interesada. La colección Marvel Titan fue la gota que colmó el vaso y, aunque la editorial, trató de compensarle con otros proyectos, Steve Bissette pensó que habría pastos mas verdes en DC y estaba en lo cierto. The Saga of Swamp Thing, escrita por Alan Moore, acababa de quedarse sin dibujante por lo que la llegada de este artista le vino a la editorial como anillo al dedo, como se muestra en la imagen que acompaña a este párrafo.