Norma editorial publica Stray Dogs, una de las grandes sorpresas del año
No sé si tenéis un peludo en casa, pero si es así, ya sabéis lo que significa el amor incondicional y la fidelidad. También, claro está porque los lectores de esta web son gente fenomenal, sois conscientes de las responsabilidad que conlleva compartir hogar con vuestro colega de cuatro patas. Establecer una comunicación sana con vuestros perros es, a veces, bastante complicado; requiere paciencia y mucho tacto. Es curioso como en Stray Dogs, la obra de la que hoy os hablo, sus autores han sido capaces de transformar la psique del animal en una pieza fundamental de la narración con increíbles resultados, que convierten la lectura de esta obra en angustioso viaje a través de la memoria.
AVENTURAS PELUDAS
No es fácil la empresa que acomete el guionista Tony Fleecs en Stray Dogs. Normalmente, en este tipo de historias el autor de turno va por el camino fácil de dotar a los animales de características humanas. Fleecs se arriesga con un punto intermedio, en el que se humaniza en ciertos aspectos a los perros protagonistas, pero al mismo tiempo se mantienen la forma con la que se comunican con el mundo, el universo sensorial que manejan en contraposición al del humano.
Como decía al principio, esto no es algo anecdótico, puesto que todo el desarrollo de la siniestra aventura de Sophie, la encantadora perrita protagonista, y su pandilla canina, tiene que ver con la memoria olfativa, con la forma en la que los animales generan sus recuerdos, y de cómo esta naturaleza deviene en una trampa para ellos.
Stray Dogs es un cómic en apariencia sencillo, cimentado sobre la serie negra. Digo en apariencia porque una vez nos sumergimos en la turbia experiencia que propone, seremos conscientes de la cantidad de capas y matices que hacen de la obra un inesperado logro, tanto a nivel conceptual como en el atractivo apartado gráfico.
ESTO HUELE A PELIGRO
La historia gira en torno a Sophie. Acaba de llegar a una casa nueva, donde otros perros la reciben con curiosidad. Pero la asustadiza perrita no ve las cosas nada claras. Aunque es incapaz de recordar, sabe que no debería estar allí, y algo instintivo le dice que cosas terribles han sucedido. ¿Quién es este nuevo dueño? ¿De dónde han salido tantos perros? Y la pregunta más importante… ¿Dónde está su humana?
Empieza entonces la carrera de Sophie para recomponer las piezas del rompecabezas y convencer a sus incrédulos compañeros de que el amo no es lo que parece. Momentos de tensión se suceden sin respiro, atrapados como lectores en las desventuras caninas gracias al fabuloso trabajo de ambientación que propone Fleecs.
El sentimiento claustrofóbico que impregna Stray Dogs se hace con el peso de la narración de forma sutil, con pequeños detalles y el inteligente tratamiento de la información, que hace que el lector tenga muy claro lo que pasa y se sienta todavía más frustrado al ser un simple observador del peligro afrontado por Sophie.
No es tanto un juego de descubrir al criminal, si no todo un ejercicio de supervivencia en el que cualquier paso en falso significa el final del viaje. Tenemos un villano tan neblinoso, cruel y alejado de cualquier emoción que, a pesar de no tener el retrato completo, podemos construir la monstruosa psique del despiadado asesino a base de sugerencias y de la propia consistencia del relato.
Por todo esto, inesperadamente, nos encontramos con un relato de puro gótico urbano, que, para más extrañeza, entra en enormes contradicciones con su representación gráfica. El sórdido descenso a los infiernos perrunos contrasta con el colorido universo visual que consiguen el dúo formado por Trish Forstner al dibujo y Brad Simpson al color.
La combinación de ambos talentos dota a Stray Dogs de increíble identidad visual, cercana en aspecto a la animación tradicional. Pero no es solo el simpático trazo y la capacidad para los detalles de la aportación artística, es que además imprimen ritmo endiablado a la obra, comprimen toneladas de información en cada viñeta para los ojos del lector, y trasladan emociones de forma muy orgánica es las conseguidas expresiones de los protagonistas.
CUANDO LAS PIEZAS ENCAJAN
Stray Dogs es de esos cómics en los que todas las piezas encajan a la perfección, aunque a priori sean como agua y aceite. El luminoso entorno gráfico choca con el terrible enfoque de Fleecs como escritor, aunque, claro está, hay mucha intención en la imposible mezcla de estilos.
Ese aspecto que evoca a nuestras infancias en el diseño de los personajes es toda una bomba de relojería emocional a la hora de empatizar con la pandilla de peludos, así que cuando empiezan a ocurrir cosas horribles, necesitamos ir a la página siguiente y comprobar que todos siguen de una pieza.
Stray Dogs es adictivo, atrapa como el mejor de los thrillers y encima descubren al gran público a un puñado de creadores de los que conocía muy poco, y de los que estoy deseando ver más material. Narrado de forma inteligente, a ritmo cinematográfico infernal y con toneladas de humanidad para redondear el conjunto, Stray Dogs de esas sorpresas tremendamente agradables que nos sacan de la rutina lectora.
Te provocará escalofríos por la espalda, y al mismo tiempo tendrás momentos de mucha ternura por el camino. Como si el clásico 101 dálmatas lo dirigiera David Fincher.
Stray Dogs llega a las librerías gracias a Norma editorial, en un volumen único que recoge la miniserie, con curiosos extras que completan la experiencia, como una divertida colección de ilustraciones basadas en grandes clásicos del terror. En su interior os esperan 240 páginas a todo color, que seguro estarán muy arriba en vuestro top del año. El precio recomendado de venta es de 27 euros.
Autores de Stray Dogs
Tony Fleecs
Aunque no es muy conocido en España, tiene una consolidada carrera en el mundo del cómic independiente. También ha aportado en franquicias tan conocidas como TMNT o Transformers, y, sobre todo, en la versión en viñetas de Mi pequeño pony.
Trish Forstner
Esta fenomenal artista, de la que nos declaramos desde ya fervientes admiradores, es una recién llegada al mundo del cómic. Se ha dado a conocer en la serie Mi pequeño pony, pero lleva toda la vida creando un universo propio de personajes entrañables que se inspira de forma visible en la animación tradicional.