La protagonista de She-Hulk: Abogada Hulka reconoce que el poder de Jennifer Walters para hablar con el espectador o el guionista le llamó la atención
She-Hulk: Abogada Hulka se estrenó en un momento interesante para el Universo Cinematográfico Marvel. En este momento, tenemos unos cuantos proyectos (sobre todo series de televisión) que desafían la idea de lo que debe ser una historia del UCM. Desde Ms. Marvel y su tono slice-of-life, similar al de Disney Channel, o Caballero Luna y su enfoque más psicológico, o incluso el delicioso horror de Sam Raimi de Doctor Strange en el Multiverso de la Locura. Ahora, She-Hulk aporta un elemento diferente al UCM: el metahumor autorreferencial.
El primer episodio de la serie hizo un gran trabajo al presentar la historia como algo familiar -una persona adquiere superpoderes por accidente y se entrena para controlarlos- y al mismo tiempo la envuelve con algo distinto a través de su humor. El estreno se burla de la idea de un mundo lleno de héroes y de lo molesto que sería obtener poderes cuando eres un adulto con una vida y una carrera.
Desde las referencias a otras partes del UCM hasta las preguntas sobre la vida privada del Capitán América, la serie es la historia de superhéroes más metaconceptual que hemos visto desde Deadpool. Esta es la salsa secreta de la serie, tomando una premisa ya absurda de una Hulk con un trabajo cotidiano, y añadiendo un elemento que rompe la cuarta pared para aumentar la comedia.
En declaraciones a Variety, la protagonista, Tatiana Maslany, ha dicho que la ruptura de la cuarta pared fue bastante abrumadora al principio.
“Al principio fue intimidante, porque lo he visto hacer tantas veces tan bien por actores increíblemente hábiles”, dijo Maslany, refiriéndose a Phoebe Waller-Bridge en Fleabag o la película Ferris Bueller. De hecho, como las rupturas de la cuarta pared no son muy comunes, cada vez que una película o serie de televisión las presenta de forma relevante, deja una marca que es difícil de olvidar. El punto de comparación más obvio con She-Hulk es Deadpool por esta misma razón, aunque las historias no podrían ser más diferentes.
“Lo que me hizo sentir que lo que estábamos haciendo era especial y diferente fue que She-Hulk siempre ha sido metaconceptual. Los cómics eran increíblemente metaconceptuales”, continuó Maslany, añadiendo:
“Siempre está hablando con el público o con el guionista. Y hay algo en su conciencia que se mantiene desde su forma de Jen hasta la de She-Hulk, donde tiene esta hiperconciencia -es parte de su superpoder- que ahora también forma parte de su conexión con el público. Es consciente del sistema en el que se mueve. Es consciente de toda la mecánica del mismo, y se involucra en ella”.
De hecho, el metacomentario es uno de los ingredientes clave de una buena historia de She-Hulk, al menos desde los tiempos de la Sensational She-Hulk de John Byrne de finales de los 80. Al igual que Deadpool, o el Animal Man de Grant Morrison, Jennifer Walters es plenamente consciente de que es un personaje en un cómic, e incluso ha escapado de los confines del formato en la página a lo largo de los años, llegando a discutir con el guionista del cómic o el editor.