Muy buenas y bienvenidos a todos, ya seáis hombres, elfos o enanos. Pasad a la Biblioteca de Grandes Smials y acomodaros. Este humilde hobbit Tuk os servirá té y pastelitos mientras desgranamos el cuarto capítulo de El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder, porque hay muchas cosas de qué hablar y debatir.
Ante todo quiero advertir a todos ustedes que a partir de ahora hablaremos sin recato y con total libertad (creo que algunas razas de la Tierra Media utilizan el bárbaro término spoiler).
Comenzamos a lo grande: con la caída de Númenor. O, al menos, con un sueño premonitorio de Míriel (que nos recuerda a los sueños de Faramir en la trilogía de Maese Jackson sobre la ola que se cierne sobre ellos, ya que quedan años aún para que veamos esta catástrofe, pues la Caída de Númenor ocurrirá en el año 3319 de la Segunda Edad.
Las hojas del árbol blanco, Nimloth, van perdiendo sus pétalos blancos… y este mal presagio no es solo un sueño. Este árbol, también conocido como Nimloth el Hermoso, es un vástago de Celeborn, el Árbol Blanco, retoño a su vez de Galathilion, el árbol que Yavanna hizo para los Eldar y que fue plantado en Tirion y que proviene a su vez de Telperion, el mayor de Los Dos Árboles de Valinor. Un esqueje de Nimloth sobrevivirá a la Caída de Númenor y se convertirá en el Árbol Blanco de Gondor. Es decir, este árbol de pétalos blancos es muy importante para la trama por todo lo que simboliza y lo que nos va indicando.
Pero, como decía la sabia y hobbit Mafalda, “lo urgente quita tiempo a lo importante”. En las calles de Númenor hay un gran malestar por la llegada de UNA elfa, y una corriente nacionalista teme que los elfos desembarquen en masa en la isla y les roben sus trabajos. Los elfos tienen mucha más resistencia física, viven muchos más años que los numenoreanos y, además, son mejores artesanos, herreros, constructores… Pero de ahí a temer una invasión de “trabajadores elfos”…
Pharazon demuestra ser un gran político y sofoca los disturbios con promesas… ¡y bebidas para todos! (un buen truco hobbit). Mientras, Galadriel (en el plano opuesto de la diplomacia) atosiga a Míriel y es castigada por su falta de tacto y encarcelada con Hallbrand, quien la vuelve a intentar enseñar a ser más amable para conseguir lo que busca.
Tras demostrar su habilidad como luchadora (tiene siglos de experiencia), Galadriel logra escapar y, tras ver a un agotado y anciano Tar-Palantir (de quien hablamos en vuestra visita anterior), tiene una clarificadora charla con Míriel, quien le enseña un Palantir (Maese Sergio os ofrece aquí todo lo que querías saber sobre estas joyas “que ven desde lejos”, fabricadas por los Noldor).
De nuevo asistimos a la premonición de la Caída de Númenor pero Míriel afirma que la llegada de Galadriel es el inicio de esa destrucción. Así que lo mejor es que Galadriel se vaya (bien escoltada para que no vuelva a saltar del barco), lo que la elfa acepta (ya empieza a ser algo más diplomática) pero… vuelven a caer los pétalos blancos. Y esta vez no es un sueño.
Como este hobbit os ha indicado, las señales que el árbol Nimloth envía no son vanales. Míriel y Elendil comprenden que hacer que Galadriel se vaya no es buena idea y la reina decide acompañarla, junto a una expedición formada por voluntarios. Entre ellos estará Isildur, que ha sido expulsado de la Guardia del Mar (junto con sus amigos Valandil y Ontamo).
De hombres, elfos y orcos
Como todos ustedes recordarán, en la visita que tuvieron a bien hacerme la semana pasada, el relato terminaba con la enigmática aparición del líder de los orcos que tenían prisionero a Arondil. El ser llamado Adar.
Ahora sabemos que Adar es un elfo, pero un elfo que “se ha pasado al lado oscuro”, si ustedes me entienden. Cuentan los antiguos escritos que los orcos fueron creados por Melkor a principios de la Primera Edad, corrompiendo a elfos que había capturado, y eso es lo que parece que es Adar.
Sin embargo, vemos unos curiosos gestos de ternura hacia un orco moribundo, con caricias incluso. El caso es que Adar responde a las preguntas de Arondir con respuestas enigmáticas y afirmándole que él vive engañado. Adar libera a Arondir para que vaya con los humanos refugiados y les conmine a unirse a él… o morir.
En cuanto a estos hombres, tienen sus propios problemas: la comida escasea y no podrán aguantar en su refugio más que unos pocos días. Theo, valiente o loco, desobedece a su madre y convence a un amigo para salir del refugio e ir a un poblado cercano para recoger comida abandonada. Mala idea, por supuesto.
Y es mala idea porque los orcos aun merodean por allí, recordemos, buscando la espada maligna (más bien empuñadura) que Theo encontró y que lleva consigo. Como era de suponer, los orcos le descubren y Theo debe luchar y escapar. Cuando está a punto de ser atrapado, aparece Arondir y le rescata (al mismo tiempo que aparece la madre del chico, igual de incauta que él al salir del refugio).
Arondir, Bronwyn y Theo consiguen llegar a la Atalaya, sin embargo, los orcos han visto la espada y se lo comunican a Adar. Por cierto, un Humano llamado Waldreg también lo sabe y se lo deja claro a Theo. Waldreg es un antiguo servidor de Sauron y afirma que el meteorito que vimos es Sauron ¿será cierto o el Extranjero es una fuerza del Bien?
Elfos, enanos… ¡y Mithril!
Pues sí, volvemos nuestros ojos a Khazad-Dûm y Eregion. Celebrimbor tiene la ayuda del pueblo de los Enanos y su Forja está empezando a ser construida a buen paso. Sin embargo, desconfía de Durin porque, en palabras del propio Celebrimbor, el príncipe enano le está evitando y sugiere a Elrond que le visite para averiguar qué esconde.
Elrond, solícito, va a ver a su amigo pero no lo encuentra allí. Disa le pone varias excusas y eso hace sospechar más al elfo. Elrond no consigue que Disa le diga nada pero espera pacientemente y consigue escuchar (gracias a su fino oído élfico) una conversación en la distancia entre su matrimonio amigo: están realizando trabajos ocultos en la vieja mina.
Allá va Elrond, casi a escondidas, cuando es descubierto por un enfurecido y casi paranoico Durin. El caso es que (como ya aventurábamos en nuestro primer encuentro) los Enanos han descubierto un nuevo mineral “más ligero que la seda, más duro que el hierro (…) más valioso que el oro”: Mithril (creo que por aquí tengo aun el chaleco que le regaló Frodo a mi antepasado Pippin).
Por fin vemos a Disa cantando, en una escena conmovedora y que espero que podamos volver a ver, ofreciendo una oración a las rocas para que liberen a los enanos vivos. Excavar en la Vieja Mina es peligroso y corren peligro las vidas de los que bajan allí, así que el rey prohíbe volver a excavar, abandonando la veta de Mithril, algo con lo que Durin no está en absoluto de acuerdo.
Elrond le tranquiliza hablándole de su padre, Eärendil, el marinero. Una historia que merece la pena conocer, por cierto… pero que contaremos en otra ocasión. El caso es que el amable y comprensivo padre de Durin le está instruyendo en el arte de ser Rey, conocer a sus amigos y a sus enemigos, por lo que Durin irá a Lindon para conocer lo que están construyendo los elfos.
Los Anillos de Poder: Rumores y pensamientos
Llegamos al ecuador de esta primera temporada y tenemos algunas revelaciones importantes: la espada, el Mithril…
Es obvio que la empuñadora de la espada maligna será una de las tramas principales. Y es que da para muchas teorías de por dónde irá la historia.
Por un lado, y si queremos rizar el rizo (si uds. Me permiten el símil), la “reforma” de la espada de Sauron podría ser un paralelismo maligno de la de Narsil ¿no creen ustedes?
Por otro lado tenemos las teorías sobre Sauron, inevitablemente unidas a esta espada. El primero que nos viene a la mente es Halbrand, claro, que lo primero que quiere hacer es “forjar cosas” y que tiene un “lado oscuro”.
Por supuesto, todo podrían ser pistas falsas muy evidentes: es un muy buen forjador (al menos eso dice él), manipula a la gente con facilidad… Sin embargo, cuando le acorralan y les ruega “por favor no lo hagáis”, su reacción es muy humana, poco propia de un ser maligno superpoderoso.
Y digo que puede que los maeses escribas de la serie nos quieran confundir y, tal vez, Hallbrand sea en realidad el Rey de las Montañas, al que muchos de ustedes conocerán como El Rey de los Muertos del Sagrario. El Rey de las Montañas había servido a Sauron en los Años Oscuros. Al ser fundado el Reino de Gondor, en el año 3320 de la Segunda Edad, juraron lealtad a Isildur en la Piedra de Erech. No obstante, cuando fueron convocados para ello, el Rey y los que fueron conocidos después como los Hombres Muertos del Sagrario rompieron su promesa. Y entonces la maldición de Isildur cayó sobre ellos: no descansarían hasta que cumplieran con la palabra dada, hecho que ocurrió cuando Aragorn les conminó a cumplirla.
En cuanto al Mithril… aunque lo sospechábamos desde el principio, ya queda claro que el arco de Durin será liberar al Balrog por querer excavar demasiado. Seguramente también sea la causa de la destrucción de parte de Moria. Y muy posiblemente veamos la construcción de la Puerta de los Elfos o Puerta del Oeste de Khazad-Dûm, hecha con la ayuda de Celebrimbor.
Y hay escondidos detalles tras los personajes, en relieves o tapices, como cuando Galadriel y Miriel están en la torre, donde podemos observar en un tapiz la escena de Luthien despojando a la corona de Morgoth del Silmarill.
Y es que estamos ante una serie de relatos con escenarios increíbles, buena ambientación, con personajes ya conocidos (algunos presentados de otra manera) y otros completamente nuevos.
Si queremos ser fieles al principal escriba, maese Tolkien, siempre tendremos sus escritos. Sigo teniendo problemas con algunas diferencias que encuentro en estos modernos pasajes frente a los canónicos, pero también son disfrutables y disponemos de guiños como las referencias a Eärendil o a Armenelos que nos abren puertas al gran mundo que existe y que podemos descubrir en los libros.
Veremos como continúa esta historia y desde la Biblioteca de Grandes Smials seguiremos revisionando estos antiguos escritos, para descubrir poco a poco todo lo que nos están contando. Para ello les espero a todos ustedes, con café y pastelitos, la próxima semana (y les prometo que será la mitad de tiempo de lo que la mitad de ustedes esperan).