Me pongo a vuestro servicio para narraros las aventuras que iremos descubriendo en la serie llamada El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder
Bienvenidos. Entrad en mi humilde agujero hobbit. Soy Ferdinand Tuk, señor de los Grandes Smials y amigo de los Hombres de Minas Tirith, gracias a mi antepasado Peregrin Tuk, Pippin. Por ello, nuestra familia es bien vista en la Ciudad Blanca y, gracias a ello, tenemos el privilegio de poder acceder a su extensa biblioteca, de la que una mínima parte guardamos en La Comarca, en los Grandes Smiales.
Como custodio de multitud de manuscritos de todas las épocas, me pongo a vuestro servicio para narraros las aventuras y desventuras que iremos descubriendo en la serie llamada El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder, de la que iré registrando los hechos acontecidos en aqueste símil de Palantir al que llamáis pantalla.
El Señor de los Anillos: Los Anillos del Poder
Con este título tan largo, se nos presenta la serie más cara de la historia, ambientada en la Segunda Edad, miles de años antes de los eventos que conocemos del Libro Rojo de la Frontera, que vosotros conoceréis como El Hobbit y El Señor de los Anillos.
En esta nueva serie veremos la forja de los muchos anillos y el ascenso de Sauron (como se resumía en el prólogo de La Compañía del Anillo de 2001). En muchos sentidos, será un regreso a un universo fantástico conocido y amada por muchos de nosotros, aunque no es exactamente el mismo. Existen varias diferencias ya que, como digo, esto ocurre mucho tiempo antes: los elfos no viven escondidos en Rivendell o en el Bosque Negro y Moria no es una enorme mina abandonada sino un majestuoso reino excavado en la piedra, por ejemplo.
Adaptaciones y traslaciones. El eterno debate
En estos tiempos uno de los vicios que existen es el del sobre análisis. Las obras (libros, películas, series) no han sido creadas con el fin de que registremos el efecto que nos producen tras muchísimos revisionados, por lo que no es justo examinarlas tan minuciosamente.
Y luego está el tema de adaptar, con todo lo que ello conlleva. Qué es adaptable y cómo se puede hacer, que daría para un debate por sí mismo. Hay que tener todo eso en cuenta, y más hablando de Tolkien, de su prosa y concretamente cómo suceden esos acontecimientos en la Segunda Edad.
De esta serie se han dicho muchas cosas negativas. Algunas son ciertas, otras en absoluto. Se ha dado por sentado hechos y caracteres que son erróneos, acusándolas de no canónicas o afirmando que nunca las escribió Tolkien. Pero muchas de esas “diferencias” sí que están en la obra de maese Tolkien (al que nunca se le caigan los pelos de los pies).
Si solo tenemos en cuenta la visión de las películas de Jackson o de El Silmarillion, dejando de lado todo lo que escribió Tolkien a lo largo de su vida, con sus diferentes variaciones y correcciones; pues es fácil caer en esos errores.
Obviamente los creadores de esta serie tendrán que modificar el canon en ciertos aspectos, porque es un medio distinto y porque no disponen de todo el material. Sin embargo, deben trabajar dentro de un marco inamovible y no lo han hecho. Si bien algunos de esos cambios son más o menos entendibles, hay otros (como el concepto del regreso a Valinor) que son totalmente innecesario e indefendibles. Dicho esto, vamos a ello con lo que creo que vuestro pueblo lo llama “recap”.
Primeras impresiones de Los Anillos de Poder
Lo cierto es que la serie luce espectacular, como ninguna serie ha lucido jamás a nivel de producción, y eso no es una opinión, es un hecho. Esto crea en mí una gran expectación por todo lo que está por venir.
En estos dos primeros capítulos han conseguido introducir un gran número de conceptos y personajes de manera que no resulte abrumador, muy bien mostrado todo. Si eres aficionado al trabajo del escriba Tolkien verás muchas señales de su trabajo, aunque como meros destellos.
Pero no todo es espectáculo visual. Si bien la serie me ha gustado, no me ha encantado. Eso sí, tan solo han sido dos capítulos de unas 50 horas que tendremos al final, así que tendremos paciencia.
Lo que no está bien en Los Anillos de Poder
La maldad de los niños en Valinor. Si Valinor, el reino de los Valar en Aman, es la Tierra de la Luz, donde todo es Bien y no existe el Mal… no encaja en absoluto que esos niños sean tan mezquinos. Si me apuran ustedes, incluso no encajaría que alguien (como Finrod) lleve una daga…
Por otro lado, como ya he apuntado en un pergamino anterior, han cambiado totalmente (y de mala manera) el concepto de Valinor. No es un premio o un exilio (como se le ofrece a Galadriel y sus soldados), sino que debería ser una elección muy meditada ya que aunque es el lugar de origen de los elfos y todos desean volver allí algún día, una vez tomen la decisión (personal, repito, no como premio) no podrán volver a la Tierra Media.
Y, además, Gil-Galad es el Alto Rey de los Elfos, pero Galadriel, en aquella época, es una de las más sabias de su raza, y tía de Gil-Galad que, a pesar de ser rey, no osaría “enviar” a Galadriel a las Tierras Imperecederas. Ella es mucho mayor que él (y que Celebrimbor…), ya que “nació en la Edad de los Árboles”, y esto es importante para Tolkien porque la edad implicaba sabiduría, uno de los dones más preciados en la cosmogonía de este autor. Además, está completamente sumisa ante el Alto rey elfo. No es la Galadriel independiente y sabia que vemos en los escritos de Tolkien.
En cuanto a sabiduría… no es muy inteligente tirarse del barco en medio del mar. Es una elfa, no un vampiro, por lo que morir puede morir (por inanición o por hipotermia, por ejemplo). Esto se podría haber evitado de mil maneras diferentes y muy sencillas de escribir.
Los Pelosos, mis antepasados, que en su primera aparición son tratados como conejos (bueno, aquí Tolkien sí que ha tenido algo que ver). Cronológicamente no se sabe nada de ellos en la Segunda Edad, sino más bien bastante entrada la Tercera. No obstante, este es uno de esos detalles que puedo entender en bien del curso de la narración
Celebrimbor y los enanos. No hacía falta que Elrond los pusiese en contacto. Los reinos de Khazad-Dûm y de Eregion eran vecinos y estaban (al principio) bien avenidos. Celebrimbor era un elfo noldor que respetaba a los enanos porque compartían la pasión por construir objetos. Incluso les ayudará a hacer las puertas de Moria por las que entrará La Compañía del Anillo en el reino enano, ya en la Tercera Edad.
Pero es que además, los dos reinos eran vecinos pero no tanto ¡Van andando y sin escolta! Es una visita oficial, por lo que el Señor de Ost-in-Edhil y el Heraldo del Alto rey de los Elfos Noldor, deberían haber acudido con al menos un pequeño destacamento y, por supuesto, no a pie, que la distancia entre ambos territorios no es en absoluto baladí.
Y, desde luego, a los diálogos les falta ese trasfondo poético que Tolkien dio a su trabajo. Eso sí lo hemos echado de menos.
Lo que sí está bien en Los Anillos de Poder
La conversación entre Durin y Elrond, sobre los veinte años recoge, en cambio, ese espíritu de Tolkien. No solo nos declara la gran amistad que existe entre estos dos personajes, sino que además se nos explica de forma magistral cómo el paso del tiempo es diferente para los seres mortales y los inmortales.
Por otro lado, y sin olvidar lo apuntado anteriormente, esta interpretación de Galadriel me parece bastante fiel a ciertos escritos de Maese Tolkien, aunque no fiel a la cronología. En algunas antiguas crónicas se la describe como atlética, casi como una amazona. Incluso estuvo bastante tiempo buscando huellas de Sauron porque, efectivamente, pensaba que no había sido vencido totalmente… pero esta búsqueda la realizó miles de años después, al final de esta Segunda Edad.
Y es que la gente común tiene muy idealizados a los elfos: les parecen muy angelicales y todopoderosos en El Señor De Los Anillos, pero todos los que conozcan el Silmarilion y otras obras del escriba Tolkien comprobará que pueden ser egoístas y mezquinos, al menos una parte de ellos, como en todas las razas.
En cuanto a la llegada a Valinor, con esa ceremonia del desarme, me ha parecido una muy buena manera de reflejar la prohibición, reforzada tras la matanza entre hermanos, de que nadie podía poner el pie en Aman portando armas o con ánimo violento.
Khazad-Dûm. Aunque soy un hobbit más amigo de los Hombres de Gondor (por mis conexiones con Minas Tirith) y con los elfos (ellos me dieron el sobre nombre de Faëgilnor), el reino de los enanos me ha encantado en todos los aspectos: la imponente apariencia, la costumbre de romper piedra, el cariño y respeto que tienen a la roca y a la montaña (cantar a la piedra), la amistad entre Elrond y Durin (el árbol, los 20 años que han pasado), la relación entre Durin y Disa… Y la música, un tema impresionante, con percusiones que aluden a los martillazos contra la roca y que tienen ecos del Conan de Poledouris.
También he agradecido los (sin embargo inevitables y esperados) momentos hablados en élfico. Además de algunas de la canciones que suenan a lo largo de los dos episodios, tenemos a Finrod gritando en la batalla del prólogo: Valaron kalanen! Firuvantë! (Por la luz de los Valar! ¡Morirán!) o Elrond escribiendo el discurso: I palannúmen… I alfirimë nóri…. Na metta avantë (Más allá del Oeste… Los pueblos inmortales… Finalmente se fueron)
La desconfianza entre elfos y humanos también es algo lógico, aunque no sea canónico según las viejas crónicas a las que he podido acceder en los viejos legajos de Minas Tirith: los humanos (en general) sucumbieron al mal y se pusieron de su lado. Los únicos que no lo hicieron (tras la Batalla de la Cólera) fueron los que los elfos llamarían, a partir de entonces, Edain (en la lengua de los elfos, Hombres) y que fueron recompensados con la isla de Númenor.
Es decir, los hombres que vivían en la Tierra Media o habían pactado con Morgoth o no quisieron entrometerse en este enfrentamiento. Los elfos dan por hecho que la oscuridad vive en el interior de estos hombres (no en los de los Edain) y por eso les vigilan. El tiempo demostrará que se equivocaban.
Y los Hombres ven a los elfos como “carceleros” que no dejan de vigilarlos por hechos acontecidos cientos de años antes, por pecados que cometieron sus antepasados y no ellos mismos, por lo que les resulta injusto e indignante.
Lo que no sé aún si me gusta o no
Mapas, muchos mapas a modo de transiciones y a la vez para que nos situemos en la gran Tierra Media de esta época. Como Hobbit no me quejaré de ver mapas, pero tal vez no hicieran falta tantos.
Galadriel como una jovencita confusa y ninguneada, cuando debería ser la noldor más venerada y respetada en esa edad. Aunque no debemos olvidar que no es la Galadriel del final de la Tercera Edad que ya conocemos, no deja de resultarme muy difícil de asumir.
Lindon, el reino élfico, tiene una galería de los elfos caídos en batalla, tallados en árboles… existe una siniestra similitud entre estas tallas y el orco encontrado por Galadriel en Forodwaith, fundido en la roca.
“Cuentan los anales que en el mismo momento que Galadriel renunció a Valinor, el Alto Rey de los Elfos, Gil-Galad, supo con certeza que el Mal había despertado. Y fue en ese mismo momento cuando llegó el Extranjero a Rhovanion, al Este del Anduin, caído del cielo entre fuego como si fuera un meteorito”.
El caso es que el Extranjero cayó en las tierras de mis antepasados, los Pelosos, los seres más humildes de toda la Tierra Media. Pero… El Extranjero caído del cielo ¿viene de parte del Bien o es un siervo del Mal? ¿Tiene algo que ver su llegada con la aparición de las primeras señales del Mal? ¿Es solo casualidad o es Eru quien le ha enviado? ¿y solo ha sido un “meteorito” que se vio en toda la Tierra Media o fueron cinco diferentes?
Yo también he pensado en Gandalf, por supuesto. Primero por lo que dice Nori, que “siente que es importante y que tiene que significar algo que haya caído ahí”. Por otro lado, parece que las dos palabras que dice este Extranjero son “Manna” y “úrë” o algo similar. De ser así podría quere decir algo como “bueno, sagrado” (manna) y “fuego, calor” (úrë).
“Yo soy servidor del fuego secreto, administrador de la llama de Anor” es lo que Gandalf grita ante el Balrog, indicando que él es un enviado de los Valar y cumple la voluntad de Ilúvatar. El fuego secreto y la llama de Anor son el alma de Ilúvatar, el don de la creación. Lo que Melkor (Morgoth) ansiaba y buscaba.
Y, por último, uno de los símbolos que escribe es la runa con la inicial de Gandalf (aunque invertida) que es como firmaba… en la tercera edad, porque si bien en los escritos canónicos este istari no llegó a la Tierra Media hasta la Tercera Edad, desde luego en esta Segunda Edad aún no se le conocía como Gandalf sino como Mithrandir o como Olórin.
Pero también debemos tener en cuenta que puede que los escribas responsables de esta serie solo estén jugando con nosotros. De hecho afirmaron que hay tramas que se inician en la primera temporada y no se cierran hasta la quinta…
Se cuenta que Galadriel fue rescatada en el mar por unos náufragos de la raza de los hombres (o al menos lo simulaban ser) perseguidos por un dragón marino (si es que existen tales criaturas, ya que ningún hobbit ha visto alguno). Al final solo quedan con vida la elfa y el humano llamado Hallbrand. Mi olfato de hobbit me dice que éste no es quien dice ser.
Por otro lado, ¿quién rescata a Galadriel y Halbrand? Numenoreanos, desde luego: la música es el tema de Númenor. Por fin veremos las costas de la Isla-Reina
Escritura protohobbit. ¿De dónde han sacado mis ancestros esas profecías y/o calendarios astronómicos tan precisos, sobre todo siendo nómadas? Acaso los Pelosos cultivaban una religión o “ciencia” proto-hobbit que hemos olvidado al convertirnos en sedentarios?
La relación elfo-humana que pretenden forjar entre Arondir y Bronwyn me ha parecido demasiado forzada para el primer capítulo (pero tampoco me disgusta del todo). Lo cierto es que ambos personajes me han gustado (sobre todo Arondir) y tendremos que esperar para ver si esta relación está bien construida o no.
Por último ¿qué le enseña Durin III a su hijo, el príncipe Durin? ¿Mithril? Desde luego este metal precioso de color plateado y gran resistencia (en la Biblioteca de los Grandes Smials se conserva cuidadosamente la cota que portaron Bilbo y Frodo), vale diez veces su peso en oro y era muy codiciada por todas las razas. Tal vez por eso el Rey de Khazad-Dûm sea tan cauto con su (suponemos) reciente descubrimiento. De ser este metal lo que guardan los enanos, volveremos a hablar de ello, ya que es una de los motivos de la Caída de Khazad-Dûm.
Y hasta aquí mi crónica de estas dos primeras entregas de El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder. La próxima semana volveré a abriros la puerta a los Grandes Smials y a su extensa biblioteca para narraros todos los detalles de la próxima aventura de nuestros compañeros. El viaje solo acaba de empezar y, como dijo Bilbo: “El camino sigue y sigue…”