Solo la mitad de los miembros originales de la Sociedad de la Justicia de América (JSA) eran propiedad de DC Comics
La Sociedad de la Justicia de América (JSA por sus siglas en inglés) apareció por primera vez en el número 3 de All Star Comics, publicado en 1940. Aunque los personajes que aparecían eventualmente se convirtieron en propiedad de DC Comics, en ese momento eran personajes de tres compañías distintas.
Originalmente creada por el escritor Gardner Fox junto con el editor Sheldon Mayer, la Sociedad de la Justicia de América es acreditada como el primer equipo oficial de superhéroes. Los miembros fundadores fueron Flash, Hawkman, el primer Linterna Verde (Alan Scott), Átomo, Doctor Destino, Hourman, El Espectro y el Sandman original (que no debe confundirse con la versión del personaje de Neil Gaiman). Desde entonces, la Sociedad de la Justicia de América ha tenido un elenco rotativo de personajes y se ha vuelto más importante en la historia de DC Comics.
Sin embargo, lo que ahora se considera un elemento básico del Universo DC no siempre fue así. En ese momento, solo la mitad de los miembros de la Sociedad de la Justicia eran propiedad de la editorial de DC Comics.
Esos personajes eran Doctor Destino, Hourman, El Espectro y Sandman. Los otros pertenecían a dos empresas separadas. Linterna Verde y Átomo eran propiedad de All American Publications, mientras que Flash y Hawkman eran de Flash Comics, que era propiedad de National Allied Publications. La Sociedad de la Justicia solo podría existir como un cruce entre estas tres empresas.
Que tres editoriales se pongan de acuerdo para prestar a personajes de su propiedad para formar un grupo como la Sociedad de la Justicia de América y que este se mantenga en el tiempo es un pensamiento imposible a día de hoy. También hay que decir que, en aquel entonces, los cómics como medio no eran tan prestigiosos como lo son ahora. Los cómics se consideraban una lectura infantil. Ahora son vistos como una forma legítima de literatura. Además, actualmente se asigna un peso tan grande a la propiedad intelectual de los personajes y los derechos que los acompañan que es aún más difícil ver un cruce de esta magnitud.
