¿Aemond, Rhaenyra o Aegon II Targaryen? Analizamos a los 3 candidatos para sentarse en el trono de hierro
“Para gustos, los colores” es una expresión del idioma español que proviene del adagio latino “gustibus non disputadum” que subrayaba la inutilidad de pelearse sobre las preferencias de cada uno. Pero como nos gusta más un salseo que la propia She-Hulk, aquí estamos dilucidando quién es el mejor aspirante a sentarse en el trono de Hierro.
Como todos tenemos una opinión, hagamos un análisis y cada uno de vosotras o vosotros hagáis vuestra propia reflexión y tengáis vuestro favorito. Las alternativas no es que sean muchas, pero trataremos sobre los Targaryen. Reduciéndose la cantidad de aspirantes a solamente tres: Aemond, Rhaenyra o Aegon II.
‘La casa del dragón’ arde de ambición y poder.
En el vasto universo de ‘Juego de Tronos’, obra del incombustible George R. R Martin, y en esta su continuación, ‘La Casa del Dragón’, se dice que el Trono de Hierro fue fabricado por Aegon I Targaryen soldando todas las espadas de los enemigos caídos en combate.
El trono es peligroso, feo, incómodo y seguramente frío de narices. Además, parece estar maldito. Todo aquel monarca que se sienta en él desarrolla una locura incomprensible. Entonces… ¿Quién carajo querría sentarse en él? Ante esta tremenda duda, la respuesta puede ser mucho más sencilla de lo que creemos. El poder. El inmenso que conlleva ser quien rige Los Siete Reinos. Codiciado y deseado hasta la locura, los pretendientes siempre ignoran el precio a pagar.
Los sacrificios, la soledad del monarca y los peligros que conlleva regentar tal cargo parecen ser ignorados. Todo un regalo envenenado. Aun así, las disputas por el trono de Hierro es el eje fundamental en el que giran las historias del Universo de Juego de tronos. Debe embargarse quien posa su culo en el trono de un aura de invencibilidad y divinidad. No hay otra explicación posible para poder desear sentarse en un trono que en realidad es una tortura.
El trono de Hierro es un sitial de tortura personal, feo e incómodo que ambicionan muchos
Si existe una posible maldición con el trono de hierro, ¿cómo es posible que una familia que es conocida por su fe en las supersticiones, maldiciones y leyendas ignore a propósito la misma maldición del trono?
Una de las leyendas más arraigadas es que la que rodea a Maegor Targaryen, ya que fue encontrado muerto en el trono. Y aunque hay varias teorías sobre quién pudo hacerlo, la leyenda cuenta que fue el mismo trono quien lo mato. Si nos acercamos más al presente, en la precuela de ‘Juego de tronos’, podemos ver como a Viserys Targaryen el haberse sentado en él, le ha marcado a fuego el alma y ha sufrido por su culpa hasta el último día de su vida. El trono no perdona a nadie, pero no es óbice para que muchos lo codicien.
El dragón Drogon fue el más inteligente de todos cuando decidió fundir el trono al final de ‘Juego de tronos’. Ha causado más derramamiento de sangre que paz en los años que se mantuvo en pie.
Pero eso no se hará realidad hasta dentro de 100 años, y en la historia actual, Rhaenyra, Aegon II y Aemond están luchando por acariciar el poder y manejar los siete reinos sentados en un trono que es una maldición. Aun así… ¿Quién de los tres es más digno, cruel o ambicioso para conseguirlo? Y, es más, ¿cuál es vuestro preferido?
Aegon II el cobarde
Aegon es aparentemente incapaz de sentarse en el trono. O quizás tras el último subidón de ego puede que se vea con más capacidades de gobernar. Pero el hecho de que un pueblo sumiso y obligado te aclame entre olor de multitudes no es razón suficiente para que seas digno o capaz de gobernar los siete reinos.
Es un cobarde, un pervertido y un violador, y ese tipo de personas no merecen tal poder. Incluso si ese no fuera el caso, este mindundi no desea gobernar, simplemente dejarse llevar por una vida de excesos y gandulería.
Aegon reconoce delante de su hermano que no tiene la inclinación o la capacidad para gobernar, pero esto está fomentado por su inseguridad debido a la falta de fe que la gente ha tenido en él y no por su propia conciencia.
Aegon II nunca prestó atención las lecciones de la vida. Nunca se tomó nada en serio y se dejó llevar por una vida de excesos y libertinaje. No tiene ni un ápice de conciencia de sí mismo y solamente desea que lo mimen. ¿Hace falta un tipo de esta calaña como rey de Los Siete reinos?
Aemond el entregado
Aemond es el hijo de Vierys I Targaryen y su segunda esposa, Alicent Hightower. Conocido por ser un caballero y un guerrero destacado, es todo un experto en el manejo de la espada y fue uno de los mejores caballeros de su época. Es claramente la mejor opción, ya que se preocupa por el legado de su familia. Se preocupa por el apellido familiar y por lo que conlleva ser rey. Aemond tiene confianza y valor, cualidades que debe poseer un monarca.
Lo demostró por primera vez cuando decidió reclamar al dragón Vhagar para sí mismo, siendo un niño de 10 años. No tenía miedo. En cambio, vio algo que quería y fue a por ello con determinación y valentía.
También es cierto que a medida que avanza en su madurez ha desarrollado un alma vengativa, reaccionaria y déspota. En un principio Aemond tenía un cierta aura a su tío Daemon, e incluso despertó la posibilidad en los seguidores de la serie que podríamos estar ante un digno sucesor. Nada que ver.
La empatía no forma parte de las cualidades de Aemond. Su modus operandi es utilizar la fuerza y la amenaza para conseguir sus objetivos. Su palabra es la espada y no conoce el perdón ni la bondad. Demasiado ego concentrado, enjaulado como un tigre. Su fuerza es su determinación, pero su impulsividad su condena.
Los Siete Reinos no necesitan un monarca que cause miedo y desprenda frialdad. No sería un buen rey.
Rhaenyra la empoderada
La tercera y última candidata al Trono de hierro es la princesa Rhaenyra Targaryen. Partamos de la base de que es evidente que en fondo no quiere la corona, ella preferiría poder vivir sin el peso de tener que gobernar. Ser libre, tomas sus propias decisiones y ser dueña de su destino. Brillar entra la oscuridad del patriarcado.
La hija de Viserys, y legítima heredera al trono, no quiere compartir el mismo destino de su madre. Pero la cruda realidad es muy distinta. Los acontecimientos le han empujado en otra dirección.
Al contrario que Aemond, ella si conoce la bondad. En más de alguna ocasión a lo largo de la serie lo ha demostrado. Un ejemplo perfecto es el episodio tercero, cuando decide dejar ir al ciervo y le perdona la vida. El trono requiere de un monarca que use la palabra y no haga de los derramamientos de sangre su forma de negociar. Ella cumple perfectamente esta condición.
Pero, además, en caso de que ella reinara, podría intentar trasformar a los Siete Reinos en algo diametralmente opuesto, pasar de un destructivo y opresor patriarcado en un liberador matriarcado. Aunque en un principio, y por falta de madurez, es cierto que no supo lidiar con las distintas familias para encontrar el apoyo necesario para reafirmar su posición como heredera legitima, ni fue lo suficientemente lista y astuta para ver la conspiración de los Hightower.
Cuando Rahenyra entienda que uno de los propósitos de su existencia es elevar el legado de su padre y no permitir que nadie le usurpe ese derecho, será una candidata perfecta para ostentar el poder sentarse en el Trono de hierro. Ser algo más que la regente de Rocadragón y ser algo más que madre. Ser la reina que este mundo necesita.
Su posición es la más débil, no por ser mujer, que también, ya que el machismo es el pan de cada día en los Siete Reinos, sino porque ella es la que debe atacar para recuperar lo que considera suyo y los otros, especialmente el pamplinas de Aegon II, solo tienen que defenderlo. ¿Lo conseguirá? ‘Danza de dragones’ nos lo mostrará.
Fuente Digital Mafia Talkies