El 11-S supuso un antes y un después en la sociedad estadounidense, afectando a todas las esferas del país norteamericano, hecho que también se reflejó en las aventuras de los personajes de DC y de Marvel
El atentado terrorista contra el World Trade Center y otras edificaciones en suelo continental estadounidense, en la mañana del día 11 de septiembre de 2001 (11-S), afectó al clásico way of life americano y, a su vez, alteró la narrativa de los cómics de superhéroes.
En la década de los años ochenta del siglo XX el cómic se hizo mayor de edad y fue aceptado como uno más dentro del mundo literario, aunque los excesos de los años noventa, como la saga Tormento en Spiderman, enmarañasen los grandes logros obtenidos por Moore, Miller y otros autores.
De este modo, a comienzos del siglo XXI los nuevos cómics como Ultimates: Superhumano, después del 11-S, mostraría una nueva visión del mundo de los superhéroes. Tanto los personajes de Marvel, como los de DC, sufrirían aliteraciones en su concepción e idealismo.
Nuevas amenazas
Así, en el citado Superhumano, Nick Furia aparece conversando con Bruce Banner en un rascacielos, desde donde se observa Manhattan como epicentro de la zona cero, comentando que el delito se ha convertido en super delito; y el terrorismo, por su parte, en super terrorismo.
Otro personaje de Marvel como El Castigador, cuyo origen sería reinterpretado en los siguientes años de acuerdo con los nuevos sucesos de la realidad, en The Punisher #37, también usó el 11-S, horrorizado por la masacre en Nueva York, como justificación de sus acciones.
A mediados de la primera década del siglo, tras el 11-S, en la saga Civil War de Marvel (disponible en Marvel Must Have), el gobierno de los Estados Unidos determina que los superhéroes son armas de destrucción masiva y deben estar registrados para poder actuar legalmente. Algunos de los héroes no dudan en registrarse ante las autoridades, pero otros, como el Capitán América, se niegan a hacerlo comenzando la lucha entre las dos facciones.
En el cruce de Marvel titulado originalmente Siege (Asedio en castellano), también disponible en los Marvel Must Have de Panini Comics, la acción gira en torno a Iron Patriot, es decir Norman Osborn, y su liderazgo de una fuerza pacificadora nacional, en una imagen que evoca a los EE. UU. como un estado policial en pro de la seguridad nacional.
Seguridad nacional y libertades individuales
Este cruce, del final de la época de Bendis, quien hilvanó también Reinado Oscuro, es una crítica al Patriot Act estadounidense y sus políticas de seguridad. De hecho, en el cómic de Asedio, aunque la trama se resuelve despojando a Osborn del poder, apenas se cuestiona la necesidad de una fuerza policial ultrasecreta, poco regulada y sin supervisión legal.
Es más, durante el desarrollo de la historia, Los Vengadores torturan a Loki para obtener información, según la confesión de Stature (Cassie Long) que lo presenció. Se trata de una crítica directa a los ahogamientos simulados de los servicios secretos norteamericanos con los presuntos terroristas en Irak o Afganistán.
El héroe del prototipo ideal de los EE. UU. el Capitán América, ha de poner en orden la aparente contradicción de las ideas del país. Así en Captain America: New Deal, el héroe se cuestionó la participación estadounidense en las guerras tras los atentados del 11-S, mostrando su defensa al ideal norteamericano.
Por otra parte, en Captain America: The Chosen, el héroe se enfrenta a villanos afganos, representados con turbantes, siempre enfadados y enfrascados en misiones suicidas, sin apenas profundizar en ellos ni en sus motivaciones, contradiciendo el mensaje de su ideal de respeto a los valores supremos del way of life.
En Justicia de DC el mensaje es claramente conservador. Los villanos encabezados por Lex Luthor, junto con Hiedra Venenosa, El Acertijo y Black Manta, desafían a la Liga de la Justicia, esgrimiendo que luchan contra los héroes porque no han sido capaces de prevenir los problemas sociales, curando al enfermo y alimentando al hambriento, perpetuando el ciclo de pobreza y sufrimiento.
En esa historia los villanos tratarán de establecer algunos avances en esos aspectos, lo que sería una visión de justicia social, en contraposición a la individualidad propuesta por los héroes, polarizando a la sociedad.
Los héroes estiman que la enfermedad, la pobreza y otros problemas hacen que los individuos perduren y se fortalezcan. Aquí prevalece la idea de que cada individuo ha de protegerse por sí mismo, dejando el altruismo en un segundo plano.
Nuevo rostro del enemigo
El personaje de Black Adam, pese a los estereotipos existentes, no es representado en esa época como un musulmán gobernante de Kahndaq, sino que sus poderes proceden de los dioses del antiguo Egipto, por lo que son de la época pre-islámica.
Junto con Black Adam, en el universo DC existe el país ficticio de Qurac, situado en el Golfo Pérsico al sur de Irak. Según las épocas es representado como un país estereotipo de las monarquías de petrodólares o simplemente como un país terrorista, ninguneado por todo el universo DC. Incluso, el Joker fue su embajador ante el gobierno de los EE. UU.
Volviendo a La Casa de las Ideas, la nueva concepción del bien y el mal, tuvo una visión más integradora en la colección de la Patrulla X, donde hay un perfil más inclusivo, puesto que la alumna Soraya Qadir (Dust), de origen afgano, estudia en el Instituto Xavier.
Este personaje de Marvel tiene el poder de convertirse en arena, permitiendo a la heroína llegar inadvertida o formar tormentas de arena como táctica de distracción. En X-Men: Messiah Complex, el velo de la heroína es motivo de disputa con su compañera de cuarto, de origen japonés, quien cree que el velo es una muestra de sumisión y vergüenza.
En respuesta, Soraya afirma que es una característica de modestia y un signo de su cultura, mientras dice que ella no juzga cómo se viste, por lo que tampoco debería hacerlo en sentido contrario.