Reseña de Adolf

El dios del manga en su apogeo

Cuando hablamos de los cómics que cambiaron el mundo del noveno arte a mediados de la década de los años ochenta, se mencionan títulos como Watchmen, El Regreso del Caballero Oscuro o Maus, pero si nos fijamos en oriente hay un manga que destaca especialmente en esos años, y es la última gran obra del maestro Osamu Tezuka.

El llamado dios del manga, que comenzó con historias de corte más infantil o juvenil, fue evolucionando a medida que los años pasaban y su carrera avanzaba hasta llegar aquí, pasando por títulos cada vez más adultos cuya complejidad y pretensiones iban en aumento hasta colocarle en un lugar privilegiado dentro de su oficio del que nadie le ha podido bajar.

Esta historia es, de alguna manera, el colofón final de todo en lo que este mangaka había estado trabajando en las décadas previas a su publicación. El fruto de su dedicación a este medio se puede apreciar aquí como una suma de experiencias y recursos perfeccionados con el tiempo que dan como resultado algo inigualable.

Historia de tres hombres y un nombre

Esta es la historia de tres hombres unidos por un mismo nombre cuyas historias van a transcurrir en paralelo durante más de tres décadas en las que veremos en ascenso y la caída del nazismo en la Segunda Guerra Mundial. Tenemos por una parte a uno apellidado Hitler, el celebre dictador alemán, por otra a Kaufmann, mitad alemán y mitad japonés, y por último a Kamil, un japonés judío de origen alemán.

Sin embargo es con el reportero japonés Sohei Toge con quien comienza la historia mientras este cubre las olimpiadas de 1936 en Alemania. Toge acaba perseguido por los nazis cuando en él cae el secreto mejor guardado del país, una teoría con la que siempre se ha especulado en el mundo real y que nunca ha terminado de confirmarse o desmentirse: Hitler tenía antepasados judíos. Esta información, que para cualquier persona mínimamente racional sería totalmente intrascendente, amenaza con acabar con la implantación del Tercer Reich antes del comienzo de su expansión europea.

Y mientras los orígenes del führer amenazan la seguridad nacional seguiremos de cerca al otro lado del mundo la historia de los jóvenes Kaufmann y Kamil, que acabarán por capricho del destino vinculados a los famosos documentos de la ascendencia judía de Hitler. Entre ellos existe una de estas amistades legendarias que con el paso de los años se acabará envenenando por causas políticas como tantas veces hemos visto antes en historias bélicas épicas de este tipo…

A lo largo de los años vamos a ver cómo se desarrollan estos dos personajes (Hitler, el tercero en discordia, no deja de ser una figura caricaturesca más que otra cosa en esta obra) y cómo la relación entre ambos va evolucionando a medida que las tragedias personales marcan su vida. En definitiva, Tezuka usa a Kaufmann y a Kamil para contar una historia mucho más grande que ellos, la de todo un conflicto internacional que marcó el siglo XX, pero el hacerlo de esta forma con éxito es buena muestra de su grandeza.

Pero es que además estos protagonistas estarán respaldados por un plantel de secundarios que, teniendo cada uno una importancia limitada en la trama, vivirán pequeñas historias que enriquecen enormemente el conjunto. Y es esto lo que acaba por conformar la obra como una gran épica bélica (a pesar de que etiquetarla en el género bélico únicamente sería hacerle un flaco favor) que acaba por ser un referente obvio en lo concerniente a ficciones de la Segunda Guerra Mundial.

En lo referente al aspecto gráfico, Tezuka brilla aquí como nunca lo había hecho antes. Esa mezcla de narración manga clásica con el expresionismo y el cartoon convierte esta historia en una sucesión de momentos que fluye con naturalidad de la tragedia a la comedia, de la acción más pura al thriller más vanguardista y de la cruda realidad a lo onírico y fantasioso. Sus personajes viven, sufren, lloran, ríen y luchan por pura fuerza estilística, mostrando emociones que se salen de las páginas.

Una edición a la altura de la obra

En cuanto a la edición, esta es una con la que ningún lector podrá tener queja alguna. El enorme tamaño de página unido a la gran calidad del material empleado y a la publicación en sentido de lectura oriental (parece una obviedad hoy en día, pero no siempre ha sido así, y muchos lectores de cierta edad recordarán cuando los nazis saludaban con su mano izquierda), por no hablar de las correcciones de traducción sobre ediciones anteriores, hacen de esta la edición definitiva de una obra que no debería faltar en la estantería de ningún lector que se precie.