Hoy traemos un anime con una sencilla y tierna historia de amistad y de crecimiento personal, aderezada con toques de tecnología, incluida la inteligencia artificial, Canta con una chispa de armonía, dirigida y escrita por Yasuhiro Yoshiura
Ai no Utagoe o Kikasete en japonés o Sing a Bit of Harmony, título en inglés (que juega mejor con el doble significado de “bit”), cuenta la historia de la misteriosa Shion, una nueva alumna de la escuela secundaria Keibu, extrovertida y algo extraña porque es un androide, una inteligencia artificial.
Shion tiene un solo objetivo: hacer feliz a Satomi. El porqué y el cómo lo iremos viendo poco a poco, descubriendo el verdadero origen de Shion.
Canta con una chispa de armonía es una historia muy blanca, muy inocente, en la que se nos muestra la importancia de la amistad y el ser fiel a uno mismo, afrontando nuestros propios miedos.
Yoshiura, conocido por Eve no jikan, Kimi no Iru Machi y, sobre todo, por Patema y el mundo inverso, nos trae un futuro cercano en el que la inteligencia artificial no tiene ningún aspecto negativo, siendo una herramienta muy útil e imprescindible para el ser humano.
Inteligencia artificial y sentimientos humanos en armonía
Música, sentimientos y tecnología; Yoshiura juega con estos tres elementos para, de una forma sencilla, casi naíf, mostrarnos la relación de los seres humanos con la tecnología, con la que tenemos actualmente y con lo que desearíamos tener. Eso sí, desde un punto de vista excesivamente positivo, sin tener en cuenta ninguno de los posibles riesgos que existen al aumentar nuestra dependencia de la tecnología.
Es una versión muy sentimental de la dialéctica entre seres humanos e inteligencia articial, Yoshiura lo que busca es resaltar los vínculos entre los humanos y la tecnología desde un punto de vista muy amigable: para él, si las máquinas fueran sensibles, nos amarían tanto como nosotros los amamos.
Lo que Yoshiura pretende hacernos recordar, en resumen, es que estamos perdiendo nuestra humanidad y no por la tecnología, sino por no ser sinceros con la gente que tenemos a nuestro alrededor. Será Shion, la única que no es humana, quien enseñe humanidad al grupo de estudiantes protagonistas.
A pesar del humor intrínseco al integrar un elemento extraño en una sociedad no preparada para ello, es muy realista: las exhaltaciones de Shion son tomadas por el resto de los alumnos como algo extraño, reaccionando de modo muy creíble.
Dejando de lado esta inocencia, el resto es admirable: la animación, la narrativa visual, la magnífica mezcla de animación tradicional y animación por ordenador… incluso los personajes, que comienzan siendo unos arquetipos, van evolucionando ante nuestros ojos a la vez que muestran un enorme bagaje, todos y cada uno de ellos.
El mensaje final es precioso: “para ser feliz, solo tienes que hacer felices a los que te rodean”. ¿Demasiado blanco? Puede, pero también es totalmente cierto.
Canta con una chispa de armonía es una buena película que no quiere ir mucho más allá de lo que promete, una película que podemos disfrutar juntos toda la familia y que, a pesar de no ser uno de los grandes éxitos de la temporada, no te arrepentirás de haberla visto.