El one-shot del Titán Loco nos trae memorias de Thanos que nos revelan datos interesantes sobre Marvel. ¿Te hubieras imaginado la última revelación?
Thanos: Death notes es un tomo que se divide en cuatro cortas partes y en el que han participado Gronbekk, Cantwell, Straczynski y Starks respecto al guion; Di Vito, Foreman, Shaw, Lim y Ho respecto a la tinta, y Curiel, Rosenberg, White y Silva respecto al color.
Este especial nos habla de vivencias que escribió Thanos en un diario y que Thor halla en Titán, tras ver la tumba de Sui-San. Thor se topa con la Muerte en ese lugar y le pregunta si Thanos está muerto. Entra en una habitación y se encuentra con archivos del sujeto en cuestión. En el final de la primera parte de la historia, Muerto por rumor, Thor ordena a Huginn Muginn, su cuervo acompañante y parlanchín, que lea lo que encuentra.
En la primera parte de la lectura del cuervo, Todo lo que es, se revela que Iron Man estuvo una vez diecinueve horas delante de un robot de Thanos, creado por el homónimo, intentando comprenderlo, pero el asunto terminó por desmadrarse cuando quiso destruirlo. El robot resultó tener una IA que permitía transmitir el mensaje para el vengador de hierro.
El Thanos bot le explicó que en el futuro, todos los héroes habían sido sometidos a la voluntad de villano púrpura y que había llegado a controlar el tiempo, lo cual plantea serias dudas de como Immortus pudo permitir eso.
En la segunda lectura, Amor y muerte y mucho entre medias, Thanos conversa con la Muerte sobre aquella mujer, Carella, que, en sus tiempos de juventud, no lo juzgó por su aspecto y, en cambio, se enamoró de él y dio su vida para salvar la de su amado.
La Muerte le permitió un último reencuentro con ella para convencerle de que Thanos debe ser aquel monstruo que todos creían que era para tener éxito en la tarea de cumplir los deseos de la Muerte de destruir planetas y estrellas.
En la última lectura, El bar al final del camino, el Titán Loco se planta en el planeta Docatia para buscar a su hija, pero el planeta quiere aniquilarlo por haber intentado asesinar el Eterno a la mitad de su población. Con ello se inicia una pelea que termina con el juzgado matando efectivamente a los miles de presentes y exigiendo saber al camarero del bar dónde está su hija, haciendo caso omiso a las confidencialidades de los clientes.
Al final, las lecturas terminan y Thor encuentra un cajón sobre la Gema Negra del Infinito, que está relacionada con su abuelo Bor y cuyo archivo se han llevado.
Es un cómic que se puede leer fácilmente, con historias algo breves, pero vale su precio. La representación del Thanos de hace décadas en los cómics, de la época de la Guerra del Infinito, es muy fiel, tanto por su aspecto como por su relación con la entidad Muerte.
Es conmovedor saber que Carella lo amó, a pesar de las habladurías en su planeta sobre su persona y que se sacrificó por él en un acto de indiscutible amor, y que la Muerte ahora recupera ese sentimiento para usarlo a su favor para sus planes. No obstante, diría que la parte de Docatia es un poco aburrido porque es una mera exhibición de su fuerza y su mortal moral que no aporta mucho a la trama en cuestión.
Resulta terrorífico, sin embargo, saber que Thanos no sólo matará a prácticamente todo el universo, sino que va a gobernar el tiempo y el espacio, sembrando una de las mil semillas que Marvel Comics ya tiene en su terreno para contar otra historia más sobre los viajes en el tiempo y, ya que estamos, el multiverso: ¿por qué no?. Es un tema que tal vez se esté sobreexplotando en la actualidad, pero no deja de ser atractivo para muchos.
Habrá que leer el número 29 de Thor para saber qué acontecerá a continuación, pero sin duda es un ejemplar digno de ocupar un sitio en la estantería, tanto por lo que revela del pasado del icónico Eterno morado como de las dudas que deja sin resolver.
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