Analizamos La Furia de Drácula, un clásico de que sigue funcionando en pleno boom de los juegos de mesa
Cuando hablamos de clásico moderno, resulta inevitable que (tratándose de juegos de mesa), no nos venga a la mente La Furia de Drácula. Y es que si hablamos de juegos de movimiento oculto (aquellos donde un grupo de jugadores deben averiguar la localización secreta de su rival) hay dos grandes del género por derecho propio: Sombras sobre Londres y este La Furia de Drácula. Podríamos hablar largo y tendido sobre ambos y analizar los motivos por los que al menos uno de los dos debe estar en cualquier ludoteca. Pero dado que La Furia de Drácula es, a mi entender, la mejor opción para tener en casa, vamos a centrarnos en esta “secuela” de la novela de Bram Stoker.
La premisa es sencilla: El Conde ha regresado y está extendiendo su influencia por toda Europa. Los cazadores que ya se enfrentaran a él en la novela tendrán que recorrer el viejo continente intentando dar con él y destruirlo.
Nos encontramos con un juego de mesa asimétrico donde uno de los jugadores representará a Drácula moviéndose en secreto por el tablero (usando un mazo de cartas de localización que irá colocando boca abajo en el “rastro de Drácula”) mientras el resto de jugadores (hasta 4 más) se repartirán los papeles de Mina Harker, Abraham Van Helsing, John Seward y Arthur Goldaming (cada uno con sus propias habilidades y desventajas) para ir explorando las diferentes ciudades europeas intentando dar con el vampiro y enfrentándose a aquellas amenazas que éste haya dejado a su paso.
Quizás una primera partida a La Furia de Drácula, con todos los jugadores novatos, puede llegar a resultar un poco frustrante ya que los primeros compases de la partida son confusos hasta dar con el rastro de Drácula. Pero a poco que los cazadores sepan expandirse bien por el tablero, acabarán dando con una pista de por donde pasó el Conde al menos hace algunos turnos, y ahí es donde la adrenalina se dispara.
Los engranajes cerebrales se ponen en marcha, intentando calcular qué distancia ha podido recorrer el vampiro en este tiempo desde la localización descubierta y el jugador que hace el papel de villano empieza a sudar para intentar romper el cerco que los investigadores van estrechando poco a poco. ¿Intentarás pasar por esa ciudad cercana arriesgándote a que los cazadores tengan un golpe de suerte y te descubran? ¿Te echarás a la mar en barco, pudiendo alargar la distancia que te separa de tus perseguidores, aún a riesgo de sufrir daño por no dormir en tierra?
La clave para disfrutar una sesión memorable de La Furia de Drácula, es contar con un buen Conde Drácula. Puede parecer un poco de Perogrullo, pero si el jugador que hace las veces de vampiro sabe dar al resto la cantidad de información justa para que estos sospechen dónde están, pero no lleguen a atraparle; los nervios, las risas y la emoción están asegurados. La Furia de Drácula es de esos juegos que se engrandecen a más los juegas. Eso sí, asegúrate de tener mínimo un par de horas para cada partida. Aunque hay un número fijo de turnos, la cosa puede alargarse con las especulaciones y los debates de los investigadores intentando decidir qué hacer.
Y hasta aquí, el análisis podría aplicarse tanto al juego que nos ocupa, como a el antes citado Sombras sobre Londres. Pero lo que hace a La Furia de Drácula es el girito. Tanto los investigadores como el vampiro cuentan no sólo cuentan con diferentes habilidades, sino también con objetos, eventos y trampas que dan todavía más variedad a la partida. ¿Has encontrado a Drácula? Enhorabuena, ahora te toca derrotarlo, y no será tarea fácil ni siquiera aunque te hayas preparado de forma adecuada. Y reza para que no consiga escapar de nuevo, aunque será muy difícil que perdáis el rastro una segunda vez.
La Furia de Drácula ha sido editado en España por Edge Entertaiment (ahora Edge Studio) pero al haber pasado la editorial a ser una compañía dedicada a los juegos de rol, desconocemos cual es el estado de la licencia actualmente (que de no haber caducado, se habrá movido a manos de Asmodee). Un vistazo rápido en nuestro buscador de confianza nos deja ver que a pesar del tiempo pasado desde su publicación (la tercera edición es de 2016) todavía se puede conseguir en diversas tiendas. Así que no no desaprovecharía la ocasión de intentar “hincarle el diente” antes de que “pase a mejor vida”.